QUE EL TURISMO SE TRANSFORME EN UN COMPROMISO CONCRETO POR LA PAZ: MENSAJE PARA LA JORNADA MUNDIAL DEL TURISMO 2024 (28/05/2024)

La combinación de «Turismo y Paz», que da título a la 45ª Jornada Mundial del Turismo convocada por la ONU, no podía ser sino la mejor elección «en un período tan convulso como el nuestro» para ofrecer «a quienes viajen, un momento de reflexión y de compromiso personal». Así lo ha escrito el Dicasterio para la Evangelización en un Mensaje redactado para la ocasión y firmado por Mons. Rino Fisichella, Pro-prefecto de la Sección para las Cuestiones Fundamentales de la Evangelización en el Mundo, subrayando cómo la guerra, al no garantizar la seguridad de las personas, afecta negativamente al turismo y a las actividades relacionadas con él. Transcribimos a continuación el texto del Mensaje, traducido del italiano:

“Turismo y paz”

“Turismo y paz” (Tourism and Peace): es con este binomio que la Organización Mundial del Turismo de las Naciones Unidas pretende celebrar la tradicional Jornada Mundial el próximo 27 de septiembre. En un período tan convulso como el nuestro, no se podía pensar en una elección mejor que ofrecer, a cuantos emprenderán un viaje, un momento de reflexión y de compromiso personal. El intercambio cultural entre los pueblos, que encuentra en el turismo su forma privilegiada, se puede transformar también en un concreto compromiso por la paz.

Donde existen focos de guerra es evidente que el turismo sufre, porque disminuye cualquier forma necesaria de seguridad. La falta de turistas, sin embargo, crea una consecuente expresión de pobreza entre la población que ve cómo disminuye una forma de subsistencia necesaria para vivir con la debida dignidad. La guerra trae consigo una serie de consecuencias de las que a menudo, no se tiene plena consciencia y, sin embrago, éstas inciden directamente en la vida de las personas. Donde existe la violencia de la guerra todos están cuestionados, ninguno extá excluido.

El Dicasterio para la Evangelizacion, en lo que se refiere al turismo religioso, se siente interpelado en esta coyuntura y pretende ofrecer su contribución para que el mensaje de paz pueda alcanzar a cuantos trabajan en el sector turístico, de manera que a través de ellos se pueda construir una cadena de auténticos constructores de paz. Surge, ante todo, el gran ministerio pastoral realizado por muchos sacerdotes y laicos que dedican su vida para hacer activo y fecundo el turismo y las peregrinaciones. A todos ellos dirigimos un pensamiento de gratitud. Se comprenden las dificultades que derivan para este sectores por las restricciones debidas a la falta de seguridad y, a pesar de ello, son invitados a abrirse a nuevos recorridos, manteniendo viva la posibilidad de que se retome pronto el camino de las peregrinaciones en países que tradicionalmente custodian la riqueza de nuestra fe y nuestra historia.

El interés que mueve a millones de turistas puede conjugarse fácilmente con el compromiso por la hermandad, de manera que se constituya una red de “mensajeros de paz” que hable a todo el mundo para invocar el fin de todas las guerras y la reapertura de territorios llenos de historia, de cultura y de fe. Por otra parte, el camino de la belleza que caracteriza estos destinos no puede ni debe ser obscurecido por la destrucción y los escombros que sustituyen lo que la genialidad de las generaciones precedentes había construido como emblema de paz y la voluntad de compartir.

La belleza de los paisajes libera verdadera vida y deseo de existir. El turismo puede favorecer de manera determinante la recuperación de relaciones interpersonales de las que todos sentimos una profunda nostalgia.

En un período como el nuestro, marcado por una masiva presencia de la tecnología que limita las relaciones entre las personas, es bueno que se alimente y apoye un renovado compromiso por una cultura del encuentro, fuertemente apoyada por el Papa Francisco. Ésta necesita ser colocada nuevamente en el centro de nuestro compromiso pastoral en el turismo.

El encuentro, de hecho, es instrumento de diálogo y recíproco conocimiento; es fuente de respeto y reconocimiento de la dignidad de los demás; es premisa indispensable para construir vínculos duraderos. El turismo religioso no puede prescindir de esta perspectiva y está llamado a hacerse promotor creíble de estos vínculos. Que nunca falte el recuerdo y la oración por la paz en el mundo y al mismo tiempo, por la pacificación en las relaciones interpersonales. Uno y otro están profundamente unidos y constituyen la premisa para una paz duradera. Por otro lado, es una ilusión pensar que la guerra sea solamente un evento que afecta a algunas naciones. La paz inicia cuando en el corazón de cada uno se instala de manera estable la caridad que lleva al respeto por el otro y el sentido de fraternidad que une a todos. Ser constructores de paz no sólo es posible, sino que se requiere a cuantos emprenden un viaje.

El Papa Francisco en la Encíclica Fratelli tutti exhorta a vivir una “adecuada y auténtica apertura al mundo… con la capacidad de abrirse a quien está cerca, en una familia de naciones” (n. 151). Un verdadero programa que hay que incluir en el equipaje cuando se parte para vivir el merecido reposo o para encontrar momentos de descanso en los cuales contemplar la belleza de la creación.

Este año estará caracterizado por el inicio del Jubileo Ordinario 2025. El 24 de diciembre, de hecho, el Papa abrirá la Puerta Santa de la Basílica Papal de San Pedro en el Vaticano, permitiendo a millones de peregrinos llegar a la ciudad de Roma para vivir la experiencia de la indulgencia jubilar. En la Bula de Indicción, Spes non confundit, el Papa Francisco escribió: “Todos esperan. En corazón de toda persona está encerrada la esperanza como deseo y expectativa del bien, aún sin saber que traerá el mañana consigo” (n. 1). Es una expectativa que acompaña a cualquiera que emprende un viaje, porque la esperanza de vivir momentos de serenidad y alegría es un deseo que no se puede comprimir.

El turismo caracterizado por esta esperanza puede convertirse en un signo concreto y tangible también para la construcción de la paz. Sigue siendo el Papa Francisco quien se hace intérprete de ello cuando escribe: “Sin memoria de los dramas del pasado, la humanidad está sometida a una nueva y difícil prueba que mira a muchas poblaciones oprimidas por la brutalidad de la violencia. ¿Qué les falta aún a estos pueblos que no hayan sufrido ya? ¿Cómo es posible que su grito desesperado de ayuda no impulse a los responsables de las naciones a desear poner fin a demasiados conflictos regionales, conscientes de las consecuencias que pueden derivar de tal situación a nivel mundial? ¿Es demasiado soñar que callen las armas y dejen de traer destrucción y muerte? Que el Jubileo recuerde que quienes son «constructores de paz serán llamados hijos de Dios» (Mt 5, 9). La exigencia de la paz interpela a todos e impone la búsqueda de proyectos concretos” (Spes non confundit, 8).

Que el turismo y la paz unidos a la esperanza se conviertan, por tanto, en el mensaje convencido, en esta Jornada Mundial del Turismo 2024, para quienes son trabajadores en el turismo y para quienes emprenden viajes con sentimientos y deseo de serenidad y concordia.

+ Rino Fisichella
Pro-Prefecto

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