LOS JÓVENES PUEDEN MEJORAR LAS RELACIONES ENTRE CATÓLICOS Y ORTODOXOS: PALABRAS DEL PAPA A LA APOSTOLIKÌ DIAKONIA DE LA IGLESIA DE GRECIA (16/05/2024)
Eminencia, queridos hermanos:
Christós anésti! [Todos responden: «Alithós anésti!»].
Es con gran alegría que les doy la bienvenida y les agradezco por estar aquí para conmemorar juntos los veinte años de colaboración entre la Apostolikì Diakonia de la Iglesia de Grecia y el Comité Católico para la Colaboración Cultural del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos. Saludo y agradezco profundamente a Su Eminencia el Metropolita Agathanghelos, director general de la Apostolikì Diakonia, que desde el principio ha sido inspirador y apoyo de esta colaboración. Aprovecho esta circunstancia para dirigir mi pensamiento, lleno de fraternal afecto, al arzobispo de Atenas y de toda Grecia, Su Beatitud Ieronymos, hombre de profunda fe y pastor sabio, a quien encontré en ocasión de mis viajes a Grecia y a quien estoy vivamente agradecido por el apoyo que aseguró y sigue asegurando a las actividades que la Apostolikì Diakonia y el Comité Católico para la Colaboración Cultural promueven de manera conjunta.
En estos veinte años, superando incluso períodos difíciles – como por ejemplo el de la crisis económica que impactó a Grecia y el de la pandemia –, la Apostolikì Diakonia y el Comité Católico para la Colaboración Cultural han trabajado juntos para promover proyectos de interés común en el plano cultural y educativo. Me alegro por su decisión de privilegiar la formación cultural, teológica y ecuménica de las nuevas generaciones. De hecho, precisamente los jóvenes, sostenidos por la esperanza que se fundamenta en la fe, pueden romper las cadenas hechos de resentimientos, incomprensiones y prejuicios, que por siglos han mantenido prisioneros a los católicos y los ortodoxos, impidiéndoles reconocerse como hermanos unidos en la diversidad, capaces de dar testimonio del amor de Cristo, especialmente en este mundo tan dividido y conflictivo.
Me dio mucho gusto enterarme que también el próximo verano recibirán, en el Colegio Teológico de Atenas, a un grupo de estudiantes católicos, que se iniciarán en el conocimiento de la lengua griega moderna y de la Iglesia ortodoxa. Les extiendo de corazón mis mejores deseos para que continúen esta provechosa colaboración.
Caminando juntos, trabajando juntos y orando juntos, nos preparamos para recibir de Dios el don de la unidad que, como fruto del Espíritu Santo, será comunión y armonía en las legítimas diversidades.
Debemos caminar juntos, orar juntos. El grande hermano Zizioulas una vez dijo: “Pero ¿cuándo será la fecha de la unidad? No lo sabemos. ¡Quizás el día del juicio final!”. Hizo una broma. Pero nosotros ahora debemos caminar juntos, orar juntos y trabajar juntos. ¡Era grande este Zizioulas, excelente!
Por intercesión de la Virgen María Madre de Dios, invoco sobre todos ustedes la bendición celestial. Y por favor, no se olviden de orar por mí.
Ahora como hermanos, todos juntos, podemos rezar la oración que el Señor nos enseñó. “Padre nuestro…”.
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