EL ESPÍRITU SANTO ES EL PROTAGONISTA, DA VALENTÍA Y CONSTRUYE LA ARMONÍA: HOMILÍA DEL PAPA EN LA MISA DE VIGILIA DE PENTECOSTÉS EN VERONA (18/05/2024)

En un mundo en que el Espíritu Santo es un desconocido incluso para muchas comunidades cristianas, el Papa Francisco recordó su acción en la vida del cristiano. Lo escuchaban 32 mil personas, en su mayoría jóvenes y adolescentes, que desde la tarde de este 18 de mayo lo esperaban bajo el sol en el Estadio Bentegodi de Verona. Entre cantos, bailes y coros, se prepararon para participar en la celebración eucarística de la Vigilia de la Solemnidad de Pentecostés, como conclusión de la visita pastoral del Papa. Compartimos a continuación, el texto completo de su homilía, traducido del italiano:

Una vez, el apóstol Pablo fue a una comunidad cristiana y preguntó: “¿Han recibido el Espíritu Santo?”. ¿Y ellos qué respondieron? “¿Qué es el Espíritu Santo?” (cf. Hch 19,1-2). No sabían qué era el Espíritu Santo. Yo pienso que hoy, si yo pregunto en muchas comunidades cristianas qué es el Espíritu Santo, no sabrán cómo responder.

Una vez, en una Misa de niños – un día como este de Pentecostés, eran 200 más o menos – yo pregunté: “¿Quién es el Espíritu Santo?”, y los niños: “¡Yo, yo, yo!”, todos querían responder. Yo dije: “Tú”“¡Es el paralítico!”. Había escuchado que decían “Paráclito” y él dijo paralítico. Y muchas veces, si yo preguntara, no digo que la respuesta será “el paralítico”, pero no sabemos quién es el Espíritu Santo.

Hermanos y hermanas, el Espíritu Santo es el protagonista de nuestra vida. Es el que nos lleva adelante, el que nos ayuda a ir adelante, el que nos ayuda a desarrollar la vida cristiana. El Espíritu Santo está dentro de nosotros. Estén atentos: todos hemos recibido, con el Bautismo, el Espíritu Santo y también con la Confirmación, mucho más. ¿Pero yo escucho al Espíritu Santo que está dentro de mí? ¿Escucho al Espíritu Santo que mueve al corazón y me dice “Esto no lo hagas, esto sí”? ¿ O para mí no existe el Espíritu Santo?

Hoy celebramos la fiesta del día en la cual el Espíritu Santo vino. Pero piensen: los Apóstoles estaban todos encerrados en el cenáculo. Tenían miedo, las puertas cerradas… Vino el Espíritu Santo, les cambió el corazón y salieron a predicar con valentía. Valentía: el Espíritu Santo nos da la valentía de vivir la vida cristiana. Y por eso, con esta valentía cambia nuestra vida.

A veces nosotros vamos [a la Confesión] con los mismos pecados: “Pero Padre, quisiera cambiar de vida, no sé cómo hacerlo” – “¡Escucha al Espíritu! ¡Pide al Espíritu y será Él quien te cambie la vida! ¡Encomiéndate al Espíritu Santo!” – “ Pero Padre, yo tengo 90 años, ya no puedo cambiar…” – “¿Cuántos días de vida te quedan?” – “No sé” – “Con un solo día,  el Espíritu te puede cambiar la vida, te puede cambiar el corazón”.

El Espíritu antes que nada, es Aquél que nos cambia la vida. ¿Entendieron esto? Repitamos juntos. “El Espíritu nos cambia la vida” [Todos. “El Espíritu nos cambia la vida”]. Y esto es hermoso.

Segundo. Los Apóstoles que estaban con tanto miedo cuando recibieron al Espíritu Santo, salieron adelante con valentía a predicar el Evangelio. El Espíritu Santo nos da valentía para vivir cristianamente. A veces encontramos cristianos que son como el agua tibia: ni calientes ni fríos. Les hace falta la valentía. “Y, Padre, ¿dónde se puede hacer un curso para tener valentía?” – “No, pide al Espíritu. Encomiéndate al Espíritu”. El Espíritu nos da la valentía para vivir cristianamente. ¿Entendieron esto? Todos juntos: “El Espíritu nos da valentía”. [Todos. “El Espíritu nos da valentía”]. Muy bien. Y pidamos esto: que el Espíritu nos ayude a seguir adelante.

Y después, una cosa muy hermosa que hizo el Espíritu ese día de Pentecostés. Había gente de todas las naciones, de todas las lenguas, de todas las culturas, y el Espíritu, con esa gente, edifica la Iglesia. El Espíritu edifica la Iglesia. ¿Qué quiere decir? ¿Que nos hace a todos iguales? No, todos diferentes, pero con un solo corazón, con el amor que nos une. El Espíritu es Aquél que nos salva del peligro de hacernos a todos iguales. No. Todos somos redimidos, todos amados por el Padre, todos enseñados por Jesucristo. ¿Y el Espíritu qué hace? Hace esa cosa: el conjunto de todos. Hay una palabra que expresa bien esto: el Espíritu hace la armonía. La armonía de la Iglesia. Cada uno diferente al otro, pero en un clima de armonía. Juntos digamos: “El Espíritu hace con nosotros la armonía”. [Todos: "El Espíritu nos hace crear la armonía"].

Queridos hermanos y hermanas, este es el milagro de hoy: tomar hombres cobardes, temerosos y hacerlos valientes; tomar hombres y mujeres de todas las culturas y hacer una unidad de todos, hacer la Iglesia. Tomar a esta gente sin hacerlos iguales. ¿Qué hace el Espíritu? La armonía. Juntos: “El Espíritu crea la armonía”.

Ahora cada uno de nosotros piense en su propia vida. Todos necesitamos de la armonía. Todos necesitamos que el Espíritu nos dé armonía en nuestra alma, en la familia, en la ciudad, en el lugar de trabajo. Lo contrario de la armonía es la guerra, es luchar uno contra otro. Y cuando se hace la guerra, cuando se lucha uno contra otro, ¿esto lo hace el Espíritu, sí o no? [Todos: “¡No!”]. Más fuerte. [Todos: “¡No!”]. No, no. El Espíritu hace la armonía. Y con los Apóstoles, el día que vino, estaba la Virgen, la Virgen María. Pidámosle a Ella que nos dé la gracia de recibir al Espíritu Santo; que Ella, como Madre, nos enseñe a recibir al Espíritu Santo. Gracias.

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