ALIANZA ESCUELA-FAMILIA PARA PROMOVER LA EDUCACIÓN: MENSAJE DEL PAPA A PARTICIPANTES EN CONGRESO SOBRE EDUCACIÓN EN FRANCIA (31/05/2024)

Este 31 de mayo el Papa Francisco envió un mensaje a los participantes en el Congreso de la Asociación de Padres de Alumnos de la Enseñanza Libre (APEL), que se celebra en Valence (Francia) del 31 de mayo al 2 de junio. En su mensaje, el Santo Padre recuerda a los padres su papel fundamental como «protagonistas y primeros impulsores» de la educación de sus hijos, una tarea que requiere también «la ayuda de toda la sociedad, empezando por la escuela». Compartimos a continuación el texto del mensaje, traducido del francés:

Me alegra, queridos padres, poder saludarlos a todos ustedes, representantes de APEL, reunidos en Valence, en torno al Presidente y al Obispo que acompaña a su asociación. En estos días tienen la intención de trabajar, reflexionar e intercambiar acerca de su misión al servicio de la comunidad educativa, y me uno a ustedes en su reflexión, porque los jóvenes y las familias, presente y futuro de nuestras sociedades, están en el centro de mi atención. Las asociaciones de padres fueron alentadas en particular por el Concilio, que exhortó a los cristianos a ofrecer espontáneamente su ayuda para seguir y sostener toda la obra de la escuela (cf. Concilio Vaticano II, Gravissimus educationis, 6).

Queridos padres, ustedes son los protagonistas y los primeros artífices de la educación de sus hijos, pero esta tarea requiere la ayuda de toda la sociedad, empezando por la escuela. Una fuerte alianza entre la escuela y las familias permite la transmisión de conocimientos al mismo tiempo que la transmisión de valores humanos y espirituales. Esta alianza educativa es, por tanto, una oportunidad para promover la educación integral del hombre para asegurar la construcción de un mundo más humano y garantizar su dimensión espiritual. En definitiva, se trata de hacer descubrir a los jóvenes el plan de Dios para cada uno de ellos.

Por otro lado, la escuela-comunidad es un verdadero microcosmos abierto al futuro. En ella se encuentran aquellos que están directamente implicados en el proceso educativo, desde el personal directivo y administrativo hasta los profesores y padres de familia, siendo este último el eje central en torno al cual gira todo este pequeño mundo. De este modo, dan vida a una comunidad que, con diversidad de roles pero convergencia de fines, asume las características de una comunidad cristiana y humana cimentada por la caridad.

El camino a seguir en este ámbito, como en tantos otros, sigue siendo el de la alianza, el encuentro y la colaboración. Por lo tanto, su compromiso como padres de alumnos al servicio de nuestras comunidades educativas es esencial, y se los agradezco. Este es uno de los pilares del Pacto Educativo Global, que les invito a proponer con entusiasmo, incluso frente a opiniones divergentes, porque “las convicciones religiosas sobre el sentido sagrado de la vida humana nos permiten reconocer los valores fundamentales de la humanidad común, valores en nombre de los cuales podemos y debemos colaborar, construir y dialogar, perdonar y crecer, dejando que el conjunto de las diversas voces forme un canto noble y armonioso” (Carta Enc. Fratelli tutti, 283).

Finalmente, queridos padres, ¡no olviden la función pedagógica del tiempo! Saben por experiencia que la educación no termina con la escolarización: sus efectos se manifiestan a lo largo de toda la vida, haciendo posible la acogida de las alegrías y de las pruebas que la marcan. Como en la parábola del grano de mostaza (Mc 4, 26-29), el trabajo de padres y maestros, difícil porque es delicado, se desarrolla con las estaciones y está destinado a dar frutos inesperados en el futuro. Mientras tanto, los invito a “redimir el tiempo”, según la expresión de San Pablo (Ef 5, 16), y a afrontar con valentía los desafíos actuales.

Pienso, en particular, en el desafío que plantea la inteligencia artificial y en la forma en que está alterando, más allá de los métodos de aprendizaje, la forma en que pensamos por nosotros mismos. Para afrontar este desafío, que afecta no sólo a la ética, sino también a la formación de la inteligencia y del juicio de sus hijos, de todos los jóvenes, quiero asegurarles que la Iglesia está de su lado. Aquí hay todo un trabajo de discernimiento que les invito a hacer con toda la comunidad educativa y con la iluminación de la Iglesia, porque este tipo de desafíos no se pueden afrontar solos.

Que estas jornadas de reflexión dedicadas a la “Educación para la vida” los lleven a hacer de la escuela-comunidad una verdadera escuela de vida, permitiéndole a sus hijos afrontar un mundo difícil pero iluminado por la esperanza; una esperanza basada en las promesas de Cristo que no defrauda. Pido a la Virgen María, Madre y Maestra, que inspire sus iniciativas y su compromiso al servicio de sus escuelas: que ella los proteja, los mantenga firmes en Cristo y los haga siempre testigos de su amor. Los bendigo de todo corazón a ustedes y a sus familias, sin olvidar a las comunidades educativas en las que trabajan.

Desde San Juan de Letrán, 13 de mayo 2024

FRANCISCO

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