OREN POR LOS QUE NO PUEDEN SER CURADOS: PALABRAS DEL PAPA A NIÑOS PACIENTES DE CLÍNICA ONCOLÓGICA DE POLONIA (10/01/2025)

El Papa Francisco definió como “signos de esperanza” a los niños pacientes de la Clínica de Oncología Pediátrica de Wroclaw (Polonia), a los que recibió por la mañana de este 10 de enero, en audiencia, en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, con ocasión de la peregrinación a Roma con motivo del Jubileo. “Ayúdenme a servir a la Iglesia, ofreciendo sus sufrimientos por las intenciones del Papa”, les pidió el Santo Padre y también pidió orar por los niños enfermos y heridos que se encuentran en lugares donde no hay medicinas ni hospitales. Compartimos a continuación, el texto de su mensaje, traducido del italiano:

Señor Cónsul, señora profesora, señoras y señores trabajadores de la salud, querido Padre, queridos padres de familia, muy queridos niños:

Les doy la bienvenida y estoy contento de que hayan logrado organizar esta peregrinación en este Año Jubilar, centrado en la esperanza. Es un año en el que Dios quiere concedernos gracias especiales.

Mientras venía a encontrarlos, sentía una alegría en el corazón porque tenemos la posibilidad de entregarnos esperanza y amor mutuamente, unos a otros. Y también hay otro motivo: ustedes, queridos niños y jóvenes, para mí son signos de esperanza. ¿Y por qué? Porque estoy seguro de que en ustedes está presente Jesús. ¡Y donde está Él, está la esperanza que no defrauda! Jesús tomó sobre sí nuestros sufrimientos, por amor, y entonces también nosotros, a través de su amor, podemos unirnos a Él cuando sufrimos.

Y esa es una prueba de amistad. Ustedes lo saben: cuando realmente somos amigos, la alegría del otro es también mi alegría, y el dolor del otro es también mi dolor. Una vez Jesús dijo a sus discípulos: «Ya no los llamo siervos, porque el siervo no sabe lo que hace su señor; sino que los he llamado amigos» (Jn 15, 15). También ustedes son amigos, ustedes son sus amigos, y pueden compartir con Él alegrías y dolores.

Y otra prueba de la amistad de Jesús hacia ustedes es el amor y la presencia constante de sus padres, y la sonrisa gentil y tierna de los médicos, del personal de enfermería, de los fisioterapistas, que los cuidan y trabajan para mejorar su salud, para que no pierdan sus sueños y esperanzas.

También yo los llamo amigos: ¡ustedes son amigos! Y quisiera pedirles que me ayuden a servir a la Iglesia. ¿Y cómo? Ofreciendo, alguna vez, sus oraciones, sus sufrimientos por las intenciones del Papa. ¡Les agradezco por eso!

Y también los invito a orar junto conmigo por esos niños – ¡son muchos por desgracia! – que no tienen la posibilidad de curarse: están enfermos, o heridos, y no hay medicinas, no hay hospital, no hay médicos ni enfermeras. ¡Acordémonos de ellos, estemos cerca de ellos!

Queridos niños, ¡gracias por haber venido, son valientes! Y así son testigos de esperanza para nosotros los adultos y para sus contemporáneos.

Y gracias a los que los han acompañado: el Cónsul Honorario de Luxemburgo en Polonia, la señora profesora, los organizadores de esta peregrinación, los médicos, los enfermeros y enfermeras, el sacerdote, y sobre todo ustedes, queridos padres de familia, peregrinos de esperanza junto a sus hijos.

Los encomiendo al Corazón de Jesús a través del Corazón Inmaculado de María. Los bendigo a todos y los llevo en mi oración. Y también ustedes, por favor, no se olviden de orar por mí. Gracias.

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