CATEQUESIS JUBILAR DEL PAPA: RENOVAR LA ADHESIÓN A CRISTO PARA VOLVER A COMENZAR LA VIDA (11/01/2025)

Este 11 de enero, el Santo Padre abrió una serie de encuentros que se desarrollarán los sábados cada 15 días y se incorporarán a las Audiencias Generales de los miércoles. Las siguientes tendrán lugar los días 1 y 15 de febrero, 1 y 15 de marzo, 5 de abril, 10 y 31 de mayo, 14 de junio, 6 y 27 de septiembre, 4 y 25 de octubre, 8 y 22 de noviembre, y 6 y 20 de diciembre. “Volver a empezar” fue la expresión clave repetida varias veces por el Papa Francisco en su catequesis durante esta primera Audiencia Jubilar con ocasión del Año Santo 2025 en el Aula Pablo VI, abarrotada de fieles de todo el mundo y cuyo texto completo compartimos a continuación: traducido del italiano:

Esperar es volver a comenzar – Juan el Bautista

¡Queridos hermanos y hermanas, buenos días!

Muchos de ustedes se encuentran aquí, en Roma, como “peregrinos de esperanza”. Iniciamos esta mañana las audiencias jubilares del sábado, que idealmente desean acoger y abrazar a todos aquellos que de todas partes del mundo vienen a buscar un nuevo comienzo. El Jubileo, de hecho, es un nuevo inicio, la posibilidad para todos de volver a partir desde Dios. Con el Jubileo se comienza una nueva vida, una nueva etapa.

En estos sábados quisiera resaltar, de vez en vez, algún aspecto de la esperanza. Es una virtud teologal. Y en latín virtus quiere decir “fuerza”. La esperanza es una fuerza que viene de Dios. La esperanza no es una costumbre o un rasgo del carácter –que se tiene o no se tiene – sino una fuerza que hay que pedir. Por eso nos hacemos peregrinos: venimos a pedir un don, para volver a comenzar en el camino de la vida.

Estamos por celebrar la fiesta del Bautismo de Jesús y esto nos hace pensar en aquel gran profeta de esperanza que fue Juan Bautista. Sobre él Jesús dijo algo maravilloso: que es el más grande entre los nacidos de mujer (cf. Lc 7, 28). Entendemos entonces por qué tanta gente acudía a él, con el deseo de un nuevo inicio, con el deseo de volver a comenzar. Y el Jubileo nos ayuda en esto. El Bautista aparecía verdaderamente grande, aparecía creíble en su personalidad. Como nosotros hoy atravesamos la Puerta Santa, así Juan proponía atravesar el rio Jordán, entrando en la Tierra Prometida como había ocurrido con Josué la primera vez, volver a comenzar, recibir la tierra desde el inicio, como la primera vez. Hermanas y hermanos, esta es la palabra: volver a comenzar. Metámonos esto en la cabeza y digamos todos juntos: “volver a comenzar”. Digámoslo juntos: ¡volver a comenzar! [Todos repiten: “Volver a comenzar”]; no escucho bien… [“Volver a comenzar”]; soy un poco sordo, no escucho bien… [“Volver a comenzar”]… Eso, no se olviden de esto: volver a comenzar.

Jesús, sin embargo, inmediatamente después de aquel gran halago, agrega algo que nos hace pensar: «Yo les digo: entre los nacidos de mujer no hay nadie más grande que Juan, pero el más pequeño en el Reino de Dios es más grande que él» (v. 28). La esperanza, hermanos y hermanas, se encuentra toda en este salto de calidad. No depende de nosotros, sino del Reino de Dios. He aquí la sorpresa: acoger el Reino de Dios nos lleva a un nuevo orden de grandeza. ¡De esto, nuestro mundo, todos nosotros tenemos necesidad! Y nosotros ¿qué cosa debemos hacer? [Todos: “Volver a comenzar”]; no entiendo bien [“Volver a comenzar”]. No olviden esto.

Cuando Jesús pronuncia aquellas palabras, el Bautista está en la cárcel, lleno de interrogantes. También nosotros llevamos en nuestro peregrinar muchas preguntas, porque son muchos los “Herodes” que todavía se oponen al Reino de Dios. Jesús, sin embargo, nos muestra el camino nuevo, el camino de las Bienaventuranzas, que son la ley sorprendente del Evangelio. Nos preguntamos entonces: ¿tengo dentro de mí un verdadero deseo de volver a comenzar? Piénselo, cada uno de ustedes: ¿dentro de mí, quiero volver a comenzar? ¿Quiero aprender de Jesús quién es verdaderamente grande? El más pequeño, en el Reino de Dios, es grande. Porque nosotros debemos… [Todos: “Volver a comenzar”].

De Juan Bautista, entonces, aprendamos a volver a creer. La esperanza para nuestra casa común – esta nuestra Tierra tan abusada y herida – y la esperanza para todos los seres humanos está en la diferencia de Dios. Su grandeza es diferente. Y nosotros volvemos a comenzar desde esta originalidad de Dios, que brilló en Jesús y que ahora nos compromete a servir, a amar fraternalmente, a reconocernos pequeños. Y a ver a los más pequeños, a escucharlos y a ser su voz. ¡He aquí el nuevo inicio, este es nuestro jubileo! Y entonces nosotros debemos… [Todos: “Volver a comenzar”] ¡Gracias!

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