OCTAVARIO DE ORACIÓN POR LA UNIDAD DE LOS CRISTIANOS 2025 - DÍA 5
UN VIAJE A TRAVÉS DEL CREDO DE NICEA – DÍA 5
El Espíritu Santo, dador de vida y alegría
Inicia este momento de oración leyendo los siguientes textos de la Sagrada Escritura:
Ezequiel 36, 24-28
Salmo 104, 24-25. 27-29. 33-34
Juan 3, 4-8
De la tradición griega
Este es mi Dios, el Señor de todas las cosas, el único que extendió los cielos y estableció la amplitud de cuanto hay en ellos, [...] el que fundó la tierra sobre las aguas y dio su Espíritu para alimentarla; cuyo soplo ilumina todo, quien, si retuviera su aliento, todo desfallecería. Por Él, oh, hombre, hablas. Su aliento te hace respirar, aunque no sepas cómo.
– Teófilo de Antioquía [Siglo II], Ad Autolycus, I,7
De la tradición siríaca
No es correcto decir que el Espíritu desaparece cuando pecamos y que retorna cuando nos convertimos [...]. ¿De qué sirve que Él me habite después de haber llegado a ser justo? Si en el momento de la caída no habita en mí, no me da una mano y no me levanta, ¿cómo sentiré su ayuda? ¿Qué médico, cuando ve a un enfermo que padece, lo deja y lo abandona, para ir a verlo cuando esté sano? ¿No es más útil que el médico esté con el paciente en el momento de su enfermedad?
– Filoxeno de Mabbug [c. 440-523], Sobre la morada del Espíritu Santo
De la tradición latina
«¡Cuánto más dará vuestro Padre celestial el Espíritu bueno a los que se lo piden!». Este es aquel Espíritu por el que se difunde la caridad en nuestros corazones para que, amando a Dios y al prójimo, cumplamos los mandamientos divinos. Este es aquel Espíritu en el que clamamos: ¡Abba, Pater!, y por lo mismo, Él nos hace pedir a quien deseamos recibir, Él nos hace buscar al que deseamos encontrar.
– Agustín de Hipona [354-430], Enarraciones sobre los Salmos. Salmo 118, 114, 2
Oración
Dios, Padre nuestro,
tú nos has revelado el maravilloso misterio de tu vida,
enviando a tu Hijo al mundo
y compartiendo con nosotros tu Espíritu de santidad y alegría.
Alegrémonos en el Espíritu,
que renueva la faz de la tierra y nos guía hacia la unidad.
Confesamos nuestra fe en ti,
el único Dios, tres veces santo
Padre, Hijo y Espíritu Santo.
Bendito eres, ahora y por los siglos de los siglos.
AMÉN.
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