URGE LA PAZ EN TIERRA SANTA, EL DIÁLOGO ES EL ÚNICO CAMINO POSIBLE: PALABRAS DEL PAPA AL UNIVERSAL PEACE COUNCIL (25/11/2024)

El Papa Francisco recibió en audiencia este 25 de noviembre, en la Sala del Consistorio, al Universal Peace Council (Consejo Universal de la Paz) que involucra a jóvenes de diferentes culturas y confesiones en la promoción de la paz en la zona de Oriente Medio. «No hay que desanimarse ante los fracasos, es necesario el perdón y la voluntad de desprenderse de prejuicios y heridas del pasado», dijo el Santo Padre en su discurso, cuyo texto publicamos a continuación, traducido del italiano:

Queridos amigos:

Me alegra tener la oportunidad de encontrarlos durante su visita a Roma y alabo su dedicación por la causa de la paz en Tierra Santa, tierra que durante los siglos ha sido testigo de mucha violencia y sufrimiento. Desgraciadamente nuestros días no son distintos, y desde hace más de un año las oscuras nubes del conflicto han vuelto a engullir una vez más a la región del mundo que ustedes llaman hogar. Es terrible, es terrible.

La situación actual así que la promoción de la paz sea cada vez más importante y me alegra ver que su delegación está compuesta por jóvenes que pertenecen a contextos y religiones distintas. Esto es un claro signo de que el deseo de la paz está arraigado en el corazón humano y es capaz de traer unidad a la diversidad. Sabemos todos, sin embargo, que su tarea no es fácil. Por eso quisiera proponer a su consideración tres breves puntos.

El primero es que necesitamos jóvenes para desarrollar este importante servicio, porque ellos poseen un tipo de idealismo, entusiasmo y esperanza, que nos recuerdan a todos que un mundo mejor es posible, que la paz es posible. En particular, los jóvenes pueden ayudar a los demás a descubrir los elementos cruciales que preparan el camino hacia la paz: el perdón y la disponibilidad a dejar atrás los prejuicios y heridas del pasado. Los jóvenes son creativos, pero es terrible cuando nos encontramos jóvenes ideologizados, en los que la ideología toma el lugar de los pensamientos y de la voluntad de hacer el bien. Siempre debemos recordar y aprender de la historia, un apego malsano a las heridas y prejuicios del pasado nunca puede llevar a una paz verdadera y duradera. De hecho, solamente perpetúa la espiral del conflicto y la división.

El segundo punto es comprometerse siempre al diálogo, porque éste es el instrumento principal a nuestra disposición. «Acercarse, expresarse, escucharse, mirarse, conocerse, tratar de comprenderse, buscar puntos de contacto, todo esto se resume en el verbo “dialogar”. El diálogo es el único camino para la paz, para encontrarnos» (Carta enc. Fratelli tutti, 198). Los jóvenes pueden ser grandes artesanos de paz a través del diálogo.

El tercer punto es nunca perder la esperanza. La esperanza no defrauda: no pierdan la esperanza. Es muy fácil desanimarse, cuando vemos los efectos devastadores de la guerra y el odio, para no hablar de la pobreza, del hambre, de la discriminación y de muchas otras realidades que amenazan la perspectiva de la paz. Estas realidades son fruto de la guerra. Esto puede inducirnos a pensar que nuestro esfuerzo por el diálogo sea en vano porque produce pocos resultados concretos. Quizá también serán criticados porque se concentran en la necesidad del diálogo, con el objetivo de hacer avanzar la causa de la paz. En esos momentos, recuerden que cualquier cosa que valga la pena hacer, nunca es fácil. Requiere sacrificio, requiere la voluntad de volver a comprometerse cada día, sobre todo cuando las cosas parecen no ir como quisiéramos. Mantengan viva la esperanza, queridos jóvenes, teniendo siempre presente que todos somos parte de una única familia humana. Todos somos hermanos y hermanas y los esfuerzos para promover la reconciliación, la armonía y la paz valdrán siempre la pena de nuestro tiempo y nuestros esfuerzos. Y, naturalmente, nunca pierdan el sentido del humor, ¡esa alegría sana! Eso es muy importante. No pierdan esa capacidad de alegría que ayuda a ver las cosas mejor.

Les agradezco por la visita y les aseguro mi oración por su compromiso en favor de la paz en Tierra Santa. Los bendigo a todos ustedes y les pido, por favor, recordarme en sus oraciones. Gracias.

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