ABRE LOS BRAZOS DE TU MISERICORDIA Y RECÍBELOS EN LA ASAMBLEA GLORIOSA DE LA SANTA JERUSALÉN: ORACIÓN DEL PAPA AL FINAL DE LA MISA EN EL CEMENTERIO LAURENTINO (02/11/2024)
En la visita al cementerio, lugar de descanso de nuestros hermanos y hermanas difuntos, renovamos la fe en Cristo, muerto, sepultado y resucitado para nuestra salvación. También los cuerpos mortales se despertarán en el último día y los que han dormido en el Señor serán asociados a Él en el triunfo sobre la muerte. Con esta certeza, elevamos al Padre nuestra oración unánime de sufragio y bendición.
Bendito seas, oh Dios, Padre de Nuestro Señor Jesucristo, que en tu gran misericordia nos has regenerado mediante la resurrección de Jesús de entre los muertos a una esperanza viva, para una herencia que no se corrompe ni se marchita (cf. 1 Pe 1, 3-4). Escucha la oración que te dirigimos por todos nuestros seres queridos que han dejado este mundo. Abre los brazos de tu misericordia y recíbelos en la asamblea gloriosa de la Santa Jerusalén.
Consuela a los que sufren el dolor de la despedida, con la certeza de que los muertos viven en ti y que incluso los cuerpos, confiados a la tierra, serán un día partícipes de la victoria pascual de tu Hijo. Tú, que en el camino de la Iglesia has puesto, como signo luminoso, a la Santísima Virgen María, por su intercesión sostiene nuestra fe, para que ningún obstáculo nos haga desviarnos del camino que lleva a ti, que eres la alegría sin fin. Por Cristo nuestro Señor. Amén.
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