LA MEDICINA NO DEBE DESCUIDAR LA DIGNIDAD HUMANA POR INTERESES DE MERCADO: PALABRAS DEL PAPA A DELEGACIÓN DEL DEPARTAMENTO DE ODONTOLOGÍA DE LA UNIVERSIDAD DE NÁPOLES (29/11/2024)

El Papa Francisco recibió en audiencia este 29 de noviembre, en la Sala del Consistorio, a una delegación del Departamento de Odontología de la Universidad de Nápoles «Federico II», con motivo del 800 aniversario de la institución. El Santo Padre recordó que «el médico existe para curar del mal: ¡siempre debe curar!» y que «ninguna vida debe ser descartada». La persona debe ser tratada «en su totalidad, no sólo una parte», con «cercanía, compasión y ternura», señaló. Compartimos a continuación, el texto completo de su intervención, traducido del italiano:

Excelencia, Rector Magnífico, muy ilustres profesores, queridas hermanas, queridos hermanos, buenos días:

Me alegra saludarlos en ocasión de un aniversario que los honra y, precisamente por eso, compromete su responsabilidad: ochocientos años han transcurrido, de hecho, desde la Fundación de la Universidad de Nápoles. Esta institución aún lleva el nombre de Federico II, el emperador zuavo que erigió el primer studium generale en la ciudad partenopea, dando origen a una de las más antiguas universidades del mundo. ¡Los napolitanos son excelentes!

La ocasión que festejan los invita a ustedes los médicos, en particular, a hacer memoria de la ilustre tradición clínica de la que son herederos. Ésta se sintetiza muy bien en el lema que une la lección del griego Hipócrates con la autoridad del latino Scribonio: primum non nocere, secundum cavere, tertium sanare. Ante todo, no hagas daño, después cuida, finalmente cura. ¡Un buen programa siempre actual!

No dañes: podría parecer superflua esta llamada, en cambio obedece a un sano realismo: ante todo se trata de no agregar daños y sufrimientos a los que el paciente ya está viviendo.

Cuida: esta es la acción evangélica por excelencia, la del buen samaritano; pero hay que hacerla con el “estilo de Dios”. ¿Cuál es el estilo de Dios? Cercanía, compasión y ternura. No olviden esto: Dios es cercano, compasivo y tierno. El estilo de Dios siempre es este: cercanía, compasión y ternura. Además, se cura a la persona en su totalidad, no sólo una parte. Recuerdo cuando, en mis veinte, me quitaron parte del pulmón que estaba enfermo. Sí, me daban las medicinas, pero lo que me daba más fuerza era la mano de las enfermeras que, después de inyectarme, me tomaban de la mano. ¡Esta ternura humana hace mucho bien! Cuida.

Cura: en esto ustedes pueden asemejarse a Jesús, que curaba todo tipo de males y enfermedades entre la gente. Que puedan estar contentos por el bien hecho a los que sufren (cf. Catecismo de la Iglesia Católica, n. 1421).

Muy queridos todos, la sabiduría clásica encuentra hoy a una tecnología en rápido desarrollo, que nunca debe proceder sin deontología. De otra forma, se olvida la dignidad humana, ¡que es la misma para todos!, La medicina corre el riesgo de prestarse a los intereses del mercado y la ideología, en lugar de dedicarse al bien de la vida por nacer, de la vida que sufre, de la vida indigente. El médico existe para sanar del mal: ¡curen siempre! Ninguna vida debe ser descartada. Curen siempre. “Pero este no lo va a lograr…”. Acompáñalo hasta el final.

Los exhorto a cultivar una ciencia que esté siempre al servicio de la persona. Y les agradezco por la competencia y constancia de su trabajo: ¡después de ochocientos años, sigan enseñando!

Los bendigo de corazón. Y les pido, no se olviden de orar por mí, gracias.

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