LA SINODALIDAD ES INSEPARABLE DEL ECUMENISMO: PALABRAS DEL PAPA A MIEMBROS DEL SÍNODO SIRO-MALANKAR (11/11/2024)
“Sinodalidad y misión”, fueron las dos perspectivas del dialogo ecuménico que resaltó el Papa Francisco en su discurso, al recibir en audiencia a los miembros del Santo Sínodo de la Iglesia Siro-Malankar Mar Thoma, la mañana de este 11 de noviembre, en el Palacio Apostólico del Vaticano. El Santo Padre les manifestó su alegría porque es la primera vez que el Santo Sínodo de esta Iglesia – una de las 24 iglesias sui iuris integrantes de la Iglesia católica – visita la Iglesia de Roma para intercambiar el abrazo de paz con su Obispo. Transcribimos a continuación, el texto de su discurso, traducido del italiano:
Su Gracia, queridos hermanos en Cristo:
Este es ciertamente un día de alegría en la larga historia de nuestras Iglesias, porque es la primera vez que el Santo Sínodo de la venerable Iglesia Siro-Malankar Mar Thoma visita la Iglesia de Roma para intercambiar el abrazo de paz con el Obispo. Agradecido por su presencia y por sus palabras de amistad, le extiendo a cada uno de ustedes la bienvenida y les pido transmitir mis mejores deseos de buena salud a su Metropolita, Su Beatitud Teodosius Mar Thoma; así como mis saludos se dirigen a todos los fieles: «Gracia a ustedes y paz de Dios, Padre Nuestro, y del Señor Jesucristo» (Rom 1, 7).
Su Iglesia, heredera tanto de la tradición siria de los cristianos de Santo Tomás como de la reforma, se define justamente como una “Iglesia puente” entre Oriente y Occidente. Como Su Gracia subrayó, la iglesia Mar Thoma tiene una vocación ecuménica y no es una casualidad que se haya comprometido rápidamente en el movimiento ecuménico, estableciendo muchos y diversos contactos bilaterales con cristianos de distintas tradiciones. Los primeros encuentros con la Iglesia de Roma se retomaron en el tiempo del Concilio Vaticano II, en el cual Su Gracia Philipose Mar Chrysostom, futuro Metropolita, participó como observador. Es el acercamiento de los pequeños pasos que se dan.
En estos últimos años la Providencia ha permitido que se desarrollaran nuevas relaciones entre nuestras Iglesias. Recuerdo en particular cuando en noviembre de 2022 tuve la alegría de recibirlo, querido Metropolita Barnabas. Estos contactos entre nosotros han dado inicio a un diálogo oficial: el primer encuentro se tuvo el pasado diciembre en Kerala y el próximo tendrá lugar en algunas semanas. Me alegro por el inicio de dicho diálogo, que encomiendo al Espíritu Santo y espero pueda apresurar el día en que podremos compartir la misma Eucaristía, realizando la profecía del Señor: «Vendrán de Oriente y Occidente y se sentarán a la mesa» (Mt 8, 11).
En este camino de diálogo, quisiera resaltar dos perspectivas: sinodalidad y misión. Con respecto a la sinodalidad, es significativo que hayan querido realizar esta visita como Santo Sínodo, porque su Iglesia es por tradición esencialmente sinodal. Como quizás saben, hace pocos días la Iglesia Católica terminó un Sínodo acerca de la sinodalidad, en el que participaron también Delegados fraternos de otras tradiciones cristianas que enriquecieron nuestras reflexiones. Una de las convicciones expresadas es que la sinodalidad es inseparable del ecumenismo, porque ambos aspectos se basan en el único Bautismo que hemos recibido, en el sensus fidei en el que todos los cristianos participan en virtud del mismo Bautismo. El Documento final de dicha Asamblea afirma que debemos no sólo «prestar más atención a las prácticas sinodales de nuestros hermanos ecuménicos, tanto en Oriente como en Occidente», sino también «imaginar prácticas sinodales ecuménicas, hasta formas de consulta y discernimiento sobre cuestiones de interés compartido y urgente» (n. 138). Su Iglesia, estoy seguro de ello, puede ayudarnos en este camino de sinodalidad ecuménica. Me viene a la mente lo que el gran Zizioulas decía sobre la unidad de los cristianos. Era un grande ese hombre, un hombre de Dios. Decía: “Yo sé bien la fecha del encuentro total, de la Unión total entre las Iglesias. ¿Cuál es la fecha? El día después del juicio final”. Así decía Zizioulas. Pero mientras tanto debemos caminar juntos, orar juntos y trabajar juntos. All together. All together.
Otra perspectiva es la de la misión. De hecho, sinodalidad y ecumenismo son inseparables también porque ambos tienen como objetivo un mejor testimonio de los cristianos. Sin embargo, la misión no es solamente el fin del camino ecuménico, también es su medio. Estoy convencido de que trabajar juntos para dar testimonio de Cristo Resucitado es el mejor modo para acercarnos. Por eso, como propuso nuestro reciente Sínodo, deseo que un día se puede celebrar un sínodo ecuménico sobre la evangelización (cf. ibid.), todos juntos. Y este sínodo será para garantizar, para orar, para reflexionar y comprometerse juntos para un mejor testimonio cristiano, «para que el mundo crea» (Jn 17, 21). También en este caso, estoy seguro de que la Iglesia Mar Thoma, que lleva en sí misma esta dimensión misionera, puede ofrecer mucho. Pero todos juntos, all together.
Queridos hermanos en Cristo, una vez más les agradezco por su visita. Me encomiendo a sus oraciones y les aseguro las mías. Y si les parece, podemos concluir recitando el Padre Nuestro.
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