GRACIAS POR AYUDAR A LOS DÉBILES DURANTE GUERRAS Y CATÁSTROFES: PALABRAS DEL PAPA A MIEMBROS DE LA FUERZA DE TRANSPORTES Y MATERIALES (07/11/2024)
Sr. General, miembros de la Fuerza de Transportes y Materiales del Ejército italiano, queridos hermanos, queridas hermanas:
Me alegra encontrarme con ustedes con ocasión del 70º aniversario de la proclamación de San Cristóbal como su Patrono, que tuvo lugar el 4 de noviembre de 1954 por el Venerable Papa Pío XII. Yo también tengo devoción por San Cristóbal, siempre llevo la medalla de San Cristóbal para que me ayude a ir adelante.
Me alegra que un cuerpo militar haya pedido y obtenido el alto patronazgo de un santo mártir, que dio su vida para dar testimonio de Cristo. Esto significa, en primer lugar, reconocer que no hay profesión ni estado de vida que no necesite anclarse en los verdaderos valores y que no necesite la protección divina.
Es más, se podría afirmar que, cuanto más implica la propia profesión salvar vidas o perderlas, llevar apoyo, ayuda y protección, más se necesita mantener un código ético elevado y una inspiración que provenga de lo alto.
Tener un patrono y estar orgulloso de ello significa comprometerse, al servir a la patria, a obrar con un estilo que coloca en la cima la dignidad de toda persona humana, que es imagen del Creador: somos imágenes de Dios. Un estilo que se distinga por la defensa de los más débiles y de los que están en peligro, ya sea por guerras, o por catástrofes naturales o pandemias.
Honrar a su patrono significa también reconocer que la pericia, el sentido del deber, la abnegación de todos y de cada uno son ciertamente necesarios, pero que, además de todo ello, también es necesario implorar al Cielo ese suplemento de Gracia, indispensable para cumplir mejor las misiones que se emprenden. Significa, en síntesis, reconocer que no somos omnipotentes, que no todo está en nuestras manos y que necesitamos la bendición divina.
Me alegro por esta sensibilidad suya, por el hecho de que tienen la consciencia del valor y lo delicado de sus tareas, que no serían extraordinarias en sí mismas, pero que pueden volverse tales de improviso. Ustedes lo saben bien: se convierten en tales cuando son llamados a intervenir en operaciones de salvaguardia de la paz, o para hacer frente a las consecuencias de catástrofes naturales, realizando tareas de protección civil y las indispensables actividades logísticas.
De hecho, ustedes han prestado su servicio para apoyar a los ciudadanos y a las autoridades locales y territoriales en diversos momentos de emergencia como terremotos, inundaciones, pandemias. Ustedes han levantado campamentos, tiendas y hospitales de campaña, han transportado artículos de primera necesidad, materiales útiles para la reconstrucción y vacunas.
También han estado presentes fuera de las fronteras nacionales en el ámbito de misiones de paz, garantizando las actividades de abastecimiento, tanto para la logística militar como para el transporte y la distribución de diversos materiales y bienes con fines humanitarios.
La realización puntual, bien coordinada y constante de todas estas actividades tiene un nombre preciso: servicio. Éste implica ponerse a disposición del bien común, no escatimando energías ni fatigas, no retrocediendo ante los peligros para llevar a cabo la propia tarea, que a menudo tiene como resultado salvar vidas humanas y puede implicar el sacrificio de su propia seguridad. Servir, servir y servir nos da dignidad. ¿Cuál es tu dignidad? Soy servidor: ¡esa es la gran dignidad!
A este respecto, es significativo que muchos hombres y mujeres, al concluir su servicio activo, no se alejen de la Fuerza de Transporte y Materiales, sino que opten por formar parte de la Asociación Nacional de Conductores Italianos (Associazione Nazionale Autieri d'Italia - ANAI). En calidad de voluntarios, ofrecen su ayuda a la comunidad, dando testimonio de que la disposición para servir se ha convertido en ellos en un hábito natural, como una característica normal de su existencia, que no puede descartarse de un momento a otro, sino que en cambio debe calibrarse según la edad y la condición de cada uno, porque todos, a cualquier edad, pueden aportar su contribución, al continuar sirviendo.
Cristóbal significa «el que lleva a Cristo». Cuando se comprometen diariamente sin escatimar esfuerzos para la funcionalidad de sus departamentos; cuando van en ayuda de poblaciones puestas a prueba por desastres naturales o conflictos armados, ustedes, a veces sin saberlo, llevan en cierto sentido el estilo de Cristo, que vino a servir y no a ser servido (cf. Mt 10, 45): éste es Jesús, que pasó por esta tierra haciendo el bien y curando a todos (cf. Hch 10, 38).
Hermanas y hermanos, pidamos a su patrón San Cristóbal que los mantenga siempre en estos buenos propósitos. Y, a este respecto, hago mía una expresión de la “Preghiera dell’Autiere” (la Oración del Conductor) que dice así: «Dios Todopoderoso y eterno, protege y bendice el servicio que prestamos a los hermanos y danos la capacidad de utilizar nuestros medios también para ayudar y salvar a los necesitados».
Que María, la Madre de Dios, los proteja y los acompañe; que les consiga ser constructores y artesanos de paz. De corazón los bendigo a todos ustedes y bendigo a sus familias. Y les pido por favor que oren por mí. Gracias.
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