PROTEGER A LOS NIÑOS Y SUS SUEÑOS: MENSAJE DEL PAPA AL DIRECTOR GENERAL DE LA FAO CON OCASIÓN DEL ENCUENTRO PARA ELIMINAR EL TRABAJO INFANTIL (02/11/2021)

La Oficina de Prensa de la Santa Sede publicó este 2 de noviembre, el Mensaje del Papa Francisco, firmado por el Card. Secretario de Estado, Pietro Parolin, dirigido a los participantes en la sesión inaugural del Global Solutions Forum, el Encuentro Global de la FAO sobre la eliminación del trabajo infantil en la agricultura. Dirigido al Director General, Qu Dongyu, el mensaje pide medidas ante este flagelo, para proteger a los niños y sus sueños. A continuación, el texto del mensaje, traducido del italiano:

A Su Excelencia Qu Dongyu
Director General de la FAO

Excelencia:

Por encargo y en nombre del Santo Padre, quiero agradecer a la FAO por haber promovido, en colaboración con la Organización Internacional del Trabajo (OIT), este encuentro mundial de alto nivel que focaliza nuestra atención en un fenómeno cada vez más preocupante, dadas las estimaciones recientes de los organismos internacionales.

De hecho, aún más cuando se manifiesta como explotación, el trabajo infantil se convierte en un flagelo que hiere cruelmente la existencia digna y el desarrollo armónico de los más pequeños, limitando considerablemente sus oportunidades de futuro, ya que reduce y lastima su vida para satisfacer las necesidades productivas y lucrativas de los adultos.

Las connotaciones negativas de este drama se han agudizado por la pandemia, que ha empujado a un número creciente de menores a abandonar la escuela para caer, lamentablemente, en las garras de esta forma de esclavitud. Para muchos de estos pequeños hermanos nuestros, no ir a la escuela significa no sólo perder oportunidades que los harían capaces de afrontar los desafíos de la edad adulta, sino también enfermarse, es decir verse privados del derecho a la salud, a causa de las deplorables condiciones en las que deben desarrollar las tareas que vilmente se exigen de ellos.

Si nos detenemos en el sector agrícola, la emergencia es aún más alarmante: miles de niños y niñas se ven obligados a trabajar incansablemente, en condiciones agotadoras, precarias y degradantes, sufriendo maltratos, abusos y discriminación. Pero la situación alcanza el ápice de la desolación, cuando son los mismos padres los que se ven obligados a enviar a sus propios hijos a trabajar, porque sin su contribución activa no podrían mantener a la familia.

Señor Director General, que de este encuentro se alce potente un grito que exija de las instancias internacionales y nacionales competentes la defensa de la serenidad y felicidad de los niños. ¡La inversión más rentable que puede hacer la humanidad es la protección de la infancia! Proteger a los niños es respetar el momento de su crecimiento, dejando que estos frágiles brotes se beneficien de las condiciones adecuadas para su apertura y florecimiento. Proteger a los niños, además, implica la adopción de medidas incisivas para ayudar a las familias de los pequeños agricultores, de modo que no se vean obligados a enviar a sus propios hijos al campo para incrementar sus ingresos, que siendo tan bajos no les permiten mantener dignamente a la propia familia. Por último, proteger a los niños implica actuar de tal forma que se despejen ante ellos horizontes que los configuren corno ciudadanos libres, honrados y solidarios.

Qué importante sería que un oportuno y eficaz ordenamiento jurídico, tanto de alcance internacional como nacional, defendiera y protegiera a los niños y niñas de esta nociva mentalidad tecnocrática que se ha apoderado del presente. Para ello deben multiplicarse las personas y las asociaciones que, a todos los niveles, se esfuercen para que el afán de lucro desmedido que condena a niños y jóvenes al brutal yugo de la explotación laboral ceda su puesto a la lógica del cuidado. En tal sentido se requiere un trabajo de denuncia, de educación, de sensibilización, de convicción para que quienes no tienen escrúpulos de esclavizar a la infancia con cargas insoportables logren ver más lejos y más profundamente, venciendo el egoísmo y esta ansia de consumir compulsivamente que terminan por devorar el planeta, olvidando que sus recursos hay que preservarlos para las generaciones futuras.

Excelencia, si aspiramos a hacer que nuestra sociedad pueda gozar de aquella dignidad que la ennoblece, si queremos que el derecho triunfe sobre la arbitrariedad, debemos asegurar a nuestros niños y jóvenes un presente sin explotación laboral. Y esto solo será posible sólo si nos comprometemos de forma conjunta y perentoria en hacer que se custodien y cultiven sus sueños, en que jueguen, se preparen y aprendan. Entonces se abrirá el camino a un futuro luminoso para la familia humana. No me cabe duda de que a ello contribuirá el evento de hoy y el actual Año Internacional para la Eliminación del Trabajo Infantil.

Al renovar la voluntad de la Santa Sede y el compromiso de la Iglesia católica y sus instituciones para que la comunidad internacional no deje de combatir de manera firme, conjunta y decidida la plaga de la explotación laboral de los menores, invoco sobre usted, señor Director General, y sobre cuantos se esfuerzan por liberar a niños y jóvenes de toda adversidad, la bendición de Dios Omnipotente.

Vaticano, 2 de noviembre de 2021

Pietro Card. Parolin
Secretario de Estado

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