EMPEZAR DE NUEVO DESDE UNA EDUCACIÓN INCLUSIVA Y DE CALIDAD: INTERVENCIÓN DEL CARD. PAROLIN EN LA SESIÓN GENERAL DE LA UNESCO (13/11/2021)
Señor Presidente de la Conferencia General, Señor Presidente del Consejo Ejecutivo, Señora Directora General, Excelencias, damas y caballeros:
Me complace extenderle, señor Presidente de la Conferencia General, los más cordiales saludos del Santo Padre y felicitarle por su elección en el liderazgo de esta sesión.
Deseo expresarle particular gratitud a usted, señora Directora General, por su encomiable compromiso con la paz a través de la educación, la cultura y la ciencia. Aquí deseo reafirmar la estima del Papa Francisco por la organización que usted encabeza y la cual, por 75 años, nunca ha dejado de creer y de trabajar para construir una cultura del encuentro entre los pueblos, en la convicción de que sólo con la paz existe la posibilidad de un futuro más próspero para todos.
En este tiempo, aún marcado tristemente por la pandemia, la posibilidad de volver a estar juntos en persona para enfrentar los retos de la humanidad constituye “una gran oportunidad para expresar nuestro innato sentido de fraternidad, de ser buenos samaritanos que cargan el dolor de los problemas de los demás”, [1] generando nuevos procesos y transformaciones.
1. Recomenzar desde una educación inclusiva y de calidad
Debemos empezar de nuevo por escuchar el grito de las nuevas generaciones. Esto “abrirá nuestros ojos tanto a la urgente necesidad y a la oportunidad de una renovada clase de educación que no esté tentada a mirar hacia otro lado y siga favoreciendo graves injusticias sociales, violaciones de derechos, terribles formas de pobreza y el desperdicio de vidas humanas”. [2]
La pandemia de COVID-19 ha interrumpido la educación para más de un billón de niños en todo el mundo. A la luz de esta situación, tanto los planes de recuperación como los esfuerzos hacia la implementación de la Agenda 2030 necesitan poner particular atención en la educación como un factor clave del desarrollo sustentable para no dejar a nadie atrás.
En este sentido, el llamado constante del Papa Francisco por un pacto global educativo quiere ser un signo concreto de la disponibilidad de la Santa Sede para “subrayar nuestra dedicación por y con los jóvenes, renovar nuestra pasión por una educación más abierta e inclusiva, incluir la escucha paciente coma el diálogo constructivo y un mejor entendimiento mutuo”. [3] Sumado a lo anterior está el trabajo incansable de muchas escuelas católicas, universidades e instituciones educativas en todo el mundo, a través de las cuales la Santa Sede continuará jugando su papel de asegurar que todos tengan acceso a una educación de calidad consonante con la dignidad de la persona humana y nuestra vocación común a la fraternidad.
Para subrayar este compromiso coma en los próximos días nos complacerá presentar el instrumento de ratificación de la Convención Global sobre el Reconocimiento de Calificaciones de Educación Superior. Esto permitirá a la Santa Sede comprometerse efectivamente como un socio global, ofreciendo a los estados su contribución para mejorar la calidad de la educación superior.
2. Educación para una Ecología Integral
Debe entenderse que cualquier esfuerzo para promover la educación de calidad está condenado a fracasar si busca solamente proveer un paquete de conocimientos técnicos. En este sentido, la UNESCO ha continuado afirmando su compromiso hacia “un enfoque holístico de la educación y el aprendizaje que supere las dicotomías tradicionales entre los aspectos cognoscitivos, emocionales y éticos”. [4] Realmente es una tarea, entonces de trabajar hacia la formación humana de la mente, como el sitio del conocimiento, del corazón, como el sitio de los valores y de las opciones morales, y de las manos, como símbolo de la acción. [5]
Por su parte, el Papa Francisco insiste en la necesidad de “un nuevo enfoque ecológico que pueda transformar nuestra manera de vivir en el mundo, nuestros estilos de vida, nuestra relación con los recursos de la Tierra y, en general, nuestra manera de mirar a la humanidad y a la vida”. Porque sólo “una ecología humana integral, que involucre no solamente cuestiones medioambientales sino también a la humanidad en su conjunto, puede ser capaz de escuchar el grito de los pobres y de ser levadura para una nueva sociedad”. [6]
Para fortalecer las interconexiones entre la educación y el cuidado de nuestra casa común, el Santo Padre, en acuerdo con el Patriarcado Ecuménico de Constantinopla, inauguró el Departamento de Estudios en Ecología y Medio Ambiente en la Pontificia Universidad Lateranense. Más aún, gracias al acuerdo firmado por el Papa Francisco y la señora Azoulay, un asiento de la UNESCO acerca del Futuro de la Educación para la Sustentabilidad pronto será establecido dentro del nuevo departamento académico. [7]
3. Ética de la Inteligencia Artificial y Ciencia abierta
Afirmar una visión integral de la vida y del mundo significa admitir que “no puede haber ecología sin una antropología adecuada”. [8] Tal es el reto hoy que se coloca fuertemente ante la evolución de la capacidad técnica.
Si bien es innegable que “el desarrollo tecnológico nos ha permitido resolver problemas que no tenían solución hasta hace unos pocos años” [9], Entonces es igualmente cierto que puede producir “un hechizo peligroso: en lugar de entregar las herramientas para mejorar su cuidado de la vida humana, existe el riesgo de entregar la vida a la lógica de aparatos que decidan su valor”. [10]
Para la Santa Sede, “el principio de que no todo lo que es técnicamente posible o viable es por tanto éticamente aceptable, permanece siempre válido”. [11] Para poder hablar correctamente de una ética de la inteligencia artificial, será entonces necesario que el desarrollo de cada algoritmo siempre implique una visión ética, “algor-ética” [12], con el objetivo de entender, en el análisis final, “entender mejor qué significan inteligencia, conciencia, capacidad emocional, intención afectiva y autonomía de la acción moral en este contexto”. [13]
La Santa Sede está abogando por una inteligencia artificial que esté al servicio de toda persona y de la humanidad en su conjunto; que respete la dignidad de la persona humana, de manera que cada individuo pueda beneficiarse de los avances de la tecnología. Aún más, no debe tener como su único objetivo la mayor ganancia o la sustitución gradual de las personas en los sitios de trabajo.
La Iglesia no espera que la ciencia simplemente siga principios éticos. Espera una contribución positiva, que podemos describir, como lo hizo San Pablo VI, como la “caridad del conocimiento”. [14] Existe una gran posibilidad para el diálogo con respecto a los principios que subyacen en la así llamada ciencia abierta. También para la Santa Sede, de hecho, es necesario que “la investigación científica ponga sus resultados al servicio de todos, buscando siempre nuevas formas de colaboración, compartiendo resultados y construyendo redes”. [15] “Esto prevendrá en el futuro añadir nuevas formas de desigualdad basadas en el conocimiento y aumentar la brecha entre ricos y pobres”. [16]
4. La herencia cultural de la fe
La ciencia y la tecnología nos han ayudado a profundizar en las fronteras de nuestro conocimiento de la naturaleza coma y en particular de la persona humana. Sin embargo, por sí mismas no son suficientes para proporcionar todas las respuestas. Hoy, nos damos cuenta cada vez más que es necesario buscar en los tesoros de la sabiduría preservada por las tradiciones religiosas, la sabiduría popular. la literatura y las artes, que tocan profundamente el misterio de la existencia humana, sin olvidar, de hecho redescubriendo, aquellos contenidos en la filosofía y la teología.
A este respecto, quisiera agradecer a la UNESCO por haber incluido en la lista de aniversarios asociados con el bienio 2022-2023 a algunos santos como a Santa Teresa de Lisieux y a San Nerses, el Gracioso. Que sus vidas, más allá de dejar una marca en la inestimable herencia que la cristiandad ha dejado para la formación sociocultural de la humanidad, sea una invitación a considerar la dimensión trascendente de la vida para cultivar juntos el sueño de un humanismo integrado.
Gracias por su amable atención.
[1] Papa Francisco, Carta Encíclica, Fratelli tutti, 3 Octubre 2020, n. 77.
[2] Papa Francisco, Video Mensaje para el “Pacto Global Educativo. Juntos para mirar hacia adelante”, 15 Octubre 2020.
[3] Papa Francisco, Mensaje para el lanzamiento del Pacto Global Educativo, 12 Septiembre 2019.
[4] UNESCO, Repensando la Educación: ¿Hacia un bien común global?, Paris, 2015, p. 39.
[5] cf. Grupo de trabajo interdicasterial de la Santa Sede sobre Ecología Integral, Viajando hacia el cuidado de la casa común. Cinco años después de Laudato Si’. LEV, 31 Mayo 2020, pp. 46 – 53.
[6] Papa Francisco, Video Mensaje para el lanzamiento de la plataforma de acción Laudato Si’, 25 Mayo 2021.
[7] Papa Francisco, Discurso en el Acto Académico de la institución del Ciclo de Estudios sobre “Cuidado de nuestra Casa Común y Salvaguarda de la Creación” y del asiento UNESCO sobre “Futuro de la Educación para la Sustentabilidad”, 7 Octubre 2021.
[8] Papa Francisco, Carta Encíclica Laudato si’, 24 Mayo 2015, n. 118.
[9] Papa Francisco, Discurso a los participantes de la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia para la Vida, 25 Febrero 2019.
[10] ibíd.
[11] Papa Francisco, Discurso a la Asamblea Plenaria del Pontifico Consejo para la, 18 Noviembre 2017.
[12] cf. Papa Francisco, Discurso a los participantes de la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia para la Vida, 28 Febrero 2020.
[13] Papa Francisco, Discurso a los participantes de la Asamblea Plenaria de la Pontificia Academia para la Vida, 25 Febrero 2019.
[14] cf. San Pablo VI, Discurso a la Sesión Plenaria y la Semana de Estudios sobre “Fuerzas Moleculares”, 23 Abril 1966.
[15] Papa Francisco, Video Mensaje al inicio de la Reunión Internacional “Ciencia para la Paz”, 2 Julio 2021.
[16] Papa Francisco, Discurso a la Asamblea Plenaria del Pontifico Consejo para la, 18 Noviembre 2017.
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