ESTAS TUMBAS GRITAN “¡PAZ!”: HOMILÍA DEL PAPA EN LA MISA POR LOS FIELES DIFUNTOS (02/11/2021)

El Papa Francisco celebró la mañana de este 2 de noviembre, la Misa por los difuntos en el cementerio militar francés de Roma donde depositó flores blancas y se detuvo a rezar ante las tumbas de los soldados muertos en la guerra: “Son tumbas que claman por la paz", dijo, "luchemos para que las economías no se fortifiquen por la industria de las armas”.


Después de la misa el Papa se detuvo a rezar ante las tumbas de los Papas en la Basílica Vaticana. Compartimos a continuación, el breve texto de su homilía, traducido del italiano:

Me viene a la mente un escrito, a la puerta de un pequeño cementerio, al norte: “Tú que pasas, piensa en tus pasos, y de tus pasos piensa en el último paso”.

Tú que pasas. La vida es un camino, todos estamos en camino. Todos nosotros, si queremos hacer algo en la vida, estamos en camino. Qué no es un paseo, tampoco un laberinto, no, es camino. En el camino, pasamos delante de tantos hechos históricos, ante tantas situaciones difíciles. Y también delante de los cementerios. El consejo de este cementerio es: “Tú que pasas, piensa en tus pasos, y de tus pasos piensa en el último paso”. Todos tendremos un último paso. Alguno podrá decirme: “Padre, no sea tan luctuoso, no sea trágico”. Pero es la verdad. Lo importante es que el último paso nos encuentre en camino, no andando de paseo; en el camino de la vida y no en un laberinto sin fin. Estar en camino para que el último paso nos encuentre caminando. Este es el primer pensamiento que quisiera decir y que me viene del corazón.

El segundo pensamiento son las tumbas. Esta gente –gente buena– murió en guerra, murió porque fue llamada a defender la patria, a defender valores, a defender ideales y, muchas oras veces, a defender situaciones políticas tristes y lamentables. Y son las víctimas, las víctimas de la guerra, que se come a los hijos de la patria. Y pienso en Anzio, en Redipuglia; pienso en el Piave en el 14 –muchos se quedaron ahí–; pienso en la playa de Normandía: ¡cuarenta mil, en ese desembarco! Pero no importa, caían…

Me detuve ante una tumba, ahí: “Inconnu. Mort pour la France. 1944” (Desconocido. Muerto por Francia. 1944). Ni siquiera el nombre. En el corazón de Dios está el nombre de todos nosotros, pero esta es la tragedia de la guerra. Estoy seguro que todos estos que fueron de buena voluntad, llamados por la patria para defenderla, están con el Señor. Pero nosotros, que estamos en camino, ¿luchamos lo suficiente para que no haya guerras? ¿Para que las economías de los países no se fortalezcan con la industria de las armas? Hoy la predicación debería ser mirar las tumbas: “Muerto por Francia”, algunas tienen el nombre, otras pocas no. Pero estas tumbas son un mensaje de paz: “Deténganse, hermanos y hermanas, ¡deténganse! Deténganse, fabricantes de armas, ¡deténganse!”.

Estos dos pensamientos les dejo. “Tú que pasas, piensa en tus pasos, y de tus pasos piensa en el último paso”: que sea en paz, en paz del corazón, en paz todo. El segundo pensamiento: estas tumbas que hablan, gritan, se gritan a sí mismas, gritan: “¡Paz!”.

Que el Señor nos ayude a sembrar y a conservar en nuestro corazón estos dos pensamientos.

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