ERRADICAR LA POBREZA PARA ACABAR CON EL TRABAJO INFANTIL: PALABRAS DEL PAPA A LOS PARTICIPANTES EN LA CONFERENCIA PARA ERRADICAR EL TRABAJO INFANTIL (19/11/2021)

Al mediodía de este 19 de noviembre, en la Sala del Consistorio, el Papa Francisco se reunió con los participantes en la conferencia titulada “Erradicar el trabajo infantil, construir un futuro mejor”, organizada en la Ciudad del Vaticano por el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral. El Papa pidió a los Estados y a los empresarios un “trabajo digno” para los adultos de las familias, a fin de que “los niños no se vean obligados a trabajar”. Compartimos a continuación el texto de su mensaje, traducido del italiano:

Eminencia, ilustres señores y señoras, queridos hermanos y hermanas:

Tengo el placer de dirigir la bienvenida a todos ustedes que se han reunido de muchas partes del mundo, a pesar de las dificultades debidas a la pandemia, para participar en la Conferencia Internacional “Erradicar el trabajo infantil, construir un futuro mejor”, que se llevará a cabo esta tarde en el Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral.

La llaga de la explotación laboral de los niños, sobre la cual hoy se encuentran para reflexionar juntos, es de particular importancia para el presente y para el futuro de nuestra humanidad. La manera en que nos relacionamos con los niños, la medida en que respetamos su innata dignidad humana y sus derechos fundamentales, expresan qué tipo de adultos somos y queremos ser y qué tipo de sociedad queremos construir.

Deja aturdidos y molestos el hecho de que en las economías contemporáneas, cuyas actividades productivas se valen de las innovaciones tecnológicas, en tanto que se habla de la “cuarta revolución industrial”, persiste en todas partes del planeta el empleo de niños en actividades laborales. Esto pone en riesgo su salud, su bienestar psicofísico y los priva del derecho a la instrucción y a vivir la infancia con alegría y serenidad. La pandemia ha agravado además esta situación.

El trabajo infantil no debe confundirse con las pequeñas tareas domésticas que los niños, en su tiempo libre y con base en su edad, pueden desarrollar en el ámbito de la vida familiar, para ayudar a sus padres, hermanos, abuelos u otros miembros de la comunidad. Estas actividades son en general favorables para su desarrollo, porque consisten en poner a prueba sus propias capacidades y crecer en conciencia y responsabilidad. ¡El trabajo infantil es totalmente otra cosa! Es explotación de los niños en procesos productivos de la economía globalizada para obtener ganancias y beneficios para otros. Es negación del derecho de los niños a la salud, a la educación, a un crecimiento armonioso, que implique también la posibilidad de jugar y soñar. Esto es trágico. Un niño que no puede soñar, que no puede jugar, no puede crecer. Es robar el futuro a los niños y por tanto a la humanidad misma. Es dañar la dignidad humana.

La pobreza extrema, la falta de trabajo y la consecuente desesperación en las familias son los factores que exponen mayormente a los niños a la explotación laboral. Si queremos erradicar la plaga del trabajo infantil, debemos trabajar juntos para erradicar la pobreza, para corregir las distorsiones del sistema económico vigente, que concentra la riqueza en las manos de pocos. Debemos animar a los Estados y a los actores del mundo empresarial a crear oportunidades de trabajo digno con salarios justos, que permitan satisfacer las necesidades de las familias sin que los hijos sean obligados a trabajar. Debemos unir nuestros esfuerzos para favorecer en todos los países una educación de calidad, gratuita para todos, así como un sistema de salud que sea accesible a todos sin distinción. Todos los actores sociales están llamados a esta causa para enfrentar el trabajo infantil y las causas que lo originan. La participación en esta conferencia de representantes de organizaciones internacionales, de la sociedad civil, de la empresa y de la Iglesia es un signo de gran esperanza.

Exhorto al Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral, al que compete también la promoción del desarrollo de los niños, a continuar en este trabajo de estímulo, de facilitación y de coordinación de las iniciativas y los esfuerzos que ya se realizan a todos los niveles en la lucha contra el trabajo infantil.

Y a ustedes, conferencistas y participantes en este encuentro, expreso mi reconocimiento: gracias porque ponen en común sus competencias y su compromiso con esta causa que es una verdadera cuestión de civilidad. Los animó a seguir adelante en este camino, sin desanimarse por las inevitables dificultades, pero haciendo crecer cada vez más la red de personas y organizaciones involucradas. Tengamos siempre presentes las palabras de Jesús en el Evangelio: «Todo aquello que han hecho a uno sólo de estos hermanos míos más pequeños, a mí me lo han hecho» (Mt 25,40).

Los encomiendo a ustedes, a sus familias y a su trabajo a la maternal intercesión de María Santísima, y de corazón los bendigo. Gracias.

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