HAGAN “CORRER” LA PALABRA, USEN LOS MEDIOS COMO PÚLPITO: PALABRAS DEL PAPA A LA FAMILIA PAULINA (25/11/2021)

Siguiendo el ejemplo del Beato Santiago Alberione, su fundador, sigan eligiendo “los medios de comunicación como púlpito para que, como él mismo dijo, podamos dar a conocer a Jesucristo a los hombres de nuestro tiempo con los medios de nuestro tiempo”. Con estas palabras se dirigió el Papa Francisco a 150 miembros de la Familia Paulina, recibidos en audiencia este 25 de noviembre en la Sala Clementina del Palacio Apostólico del Vaticano, con motivo del 50 aniversario de la muerte del P. Alberione, fallecido el 26 de noviembre de 1971. El Pontífice concluyó agradeciendo a la Familia Paulina su compromiso en el trabajo y la oración “para que el pueblo santo de Dios se alimente cada vez más de la Palabra de Dios”. Transcribimos a continuación el texto de su mensaje, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas:

Los recibo a todos juntos, en ocasión de la celebración de los 50 años de la muerte del Beato Giacomo Alberione, fundador de las distintas congregaciones religiosas, de los Institutos de Vida Secular Consagrada, y de las Asociaciones Laicales que forman la Familia Paulina. Agradezco al Superior General de la Sociedad San Pablo que se ha hecho intérprete de todos ustedes.

Este aniversario es para la Iglesia, y particularmente para ustedes, una ocasión propicia para hacer memoria de las grandes cosas realizadas por el Espíritu Santo en el Beato Alberione y a través de él, y para reafirmar la importancia de su carisma en el contexto actual, en la perspectiva de la nueva evangelización. En efecto, con gran amplitud de miras su fundador supo captar para el siglo XX la exigencia de que “la Palabra de Dios corra” (cf. 2 Ts 3, 1) y se difunda utilizando y valorando los instrumentos y los lenguajes más eficaces que ofrece por el progreso tecnológico.

La figura de este ejemplar testigo de la Palabra se nos presenta vívida en el “retrato” que de él hizo San Pablo VI: «Humilde, silencioso, incansable, siempre atento, siempre recogido en sus pensamientos, que corren de la oración a la obra, siempre buscando escrutar los “signos de los tiempos”, es decir las formas más geniales de llegar a las almas». Y así continuaba el Papa: «nuestro Don Alberione dio a la Iglesia nuevos instrumentos para expresarse, nuevos medios para dar vigor y amplitud a su apostolado, nueva capacidad y nueva conciencia de la validez y de la posibilidad de su misión en el mundo moderno y con medios modernos» (Discurso a la Familia Paulina, 28 de junio de 1969).

Estas expresiones, queridos hermanos y hermanas, les conciernen singularmente y como familia religiosa. Les interpelan en lo concreto de su existencia de consagrados, que de la oración recibe la capacidad de escrutar los “signos de los tiempos” para adecuar los proyectos apostólicos a las situaciones y necesidades de la gente de hoy.

Don Alberione repetía a menudo que su verdadero fundador es el Apóstol Pablo. Siempre se los mostraba como el inspirador y el padre, como el modelo a imitar en la total donación al Señor Jesucristo y a su Evangelio, dejándose conducir por su amor por el camino de la santificación. Y su intuición fuerte y clara fue que este camino es para ustedes el camino del apostolado, es válido decir al servicio de los hermanos sedientos, quizá inconscientemente, de la luz y alegría del Evangelio. Y es precisamente la pasión por el Evangelio. Pasión por el Evangelio, subrayo esto. Porque el Evangelio sin pasión no se puede vivir. El Evangelio sólo de palabras no funciona: el Evangelio te viene del corazón, la pasión... Es justamente la pasión por el Evangelio la que brilla en sus innumerables iniciativas apostólicas, animadas por la misma motivación y finalidad que encontramos en el apóstol cuando escribe: «Aún siendo libre de todos, me he hecho siervo de todos para ganar el mayor número... Me hice débil con los débiles, para ganar a los débiles; me hice todo con todos, para salvar a cada uno a cualquier costo. Todo lo hago por el Evangelio, para ser parte de él con ellos» (1 Cor 9, 19-23).

Y es siempre San Pablo quien sugiere a su fundador la modalidad a través de la cual el apostolado de su familia religiosa, a pesar de estar diversificado, puede considerarse como “único”, como lo es su espiritualidad (cf Ef 3, 10). Es En este sentido que todos ustedes son, en todo el sentido de la palabra, “Paulinos”, porque todos son espiritualmente hijos e hijas de San Pablo, con una sola tensión espiritual hacia Jesucristo, el Maestro, el Camino, la Verdad y la Vida. Cada congregación y cada Instituto Paulino concurre en dar su propia peculiar contribución al servicio de la evangelización. La Sociedad de San Pablo y las Hijas de San Pablo a través de la edición de libros, periódica, de multimedios y digital. Las Pías Discípulas del Divino Maestro a través del apostolado litúrgico, sacerdotal y eucarístico. Las Hermanas de Jesús Buen Pastor en la pastoral parroquial. Las hermanas del Instituto Reina de los Apóstoles con el apostolado vocacional –¡hoy se necesita esto! –. Y después está la contribución específica de los institutos de vida secular consagrada: El Instituto San Gabriel Arcángel; el Instituto María Santísima de la Anunciación; El Instituto Jesús Sacerdote y el Instituto Santa Familia. Los miembros de estos institutos, como también los cooperadores paulinos, sirven al Evangelio sobre todo en el diálogo con el mundo contemporáneo – que es un poco la guía de toda la espiritualidad paulina –, en el cual, como laicos y seculares, están plenamente insertos.

Es verdad que la evolución tecnológica ha conducido a toda la comunidad eclesial a asumir los instrumentos modernos de la comunicación como elementos de pastoral ordinaria; sin embargo, es necesaria todavía hoy – es más, diría cada vez más – su presencia, animada por el carisma propio y enriquecida por la experiencia del trabajo “de campo”. Esto es decisivo.

En el contexto del camino sinodal que hemos emprendido, les pido que no falte su contribución. Por ello les animo a trabajar juntos, en red, aportando cada uno lo propio, según el deseo del Beato Alberione.

A cincuenta años de su nacimiento al cielo, que las celebraciones por su fundador les ofrezcan la oportunidad de reconocer aún mejor el valor profético de su testimonio. Sobre su ejemplo y con su intercesión, también ustedes escojan los medios de comunicación como púlpito, para que, como él mismo decía, se pueda hacer conocer a Jesucristo a los hombres de nuestro tiempo con los medios de nuestro tiempo. Les agradezco por el compromiso con el que trabajan y, sobre todo, oran. No olviden la oración. Es el medio de comunicación más importante: comunicarse hacia allá [señala hacia arriba]. Si yo me comunico con todo el mundo y no con el Señor, la cosa no funciona. Trabajo y oración, para que el pueblo Santo de Dios se alimente cada vez más de la palabra de Dios. Buscando “en cada cosa y con todo el corazón, en la vida y en el apostolado, sólo y siempre, la gloria de Dios y la paz de los hombres” (cf. Don Alberione, Oración de alianza con Dios).

Que María, Reina de los Apóstoles, los acompañe por los caminos del mundo como apóstoles del Evangelio, siempre abiertos a aprender de la gente común, como también le gustaba decir a Don Alberione. También yo los acompaño con mi oración y mi bendición. Y por favor, les pido orar por mí. Gracias.

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