SER PERIODISTA NUNCA ES UN DELITO: PALABRAS DE LEÓN XIV A PARTICIPANTES EN LA CONFERENCIA DE LA ASOCIACIÓN INTERNACIONAL MINDS (09/10/2025)

El Papa León XIV recibió este 9 de octubre, en la Sala Clementina, a los participantes en la 39ª Conferencia de la Asociación Internacional MINDS y recordó que “la información es un bien público” que hay que proteger. Exhortó también a no olvidar a los reporteros en zonas de conflicto, “víctimas de la ideología de la guerra” y pidió la liberación de los encarcelados y perseguidos. Si hoy sabemos lo que pasó en Gaza y Ucrania – dijo el Santo Padre – se lo debemos a ellos. Reproducimos a continuación el texto de su intervención, traducido del italiano:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La paz esté con ustedes.

Queridos hermanos, queridas hermanas, bienvenidos, buenos días a todos.

Con gusto me dirijo a ustedes en estos días, en los que los eventos piden el discernimiento y la responsabilidad, y se manifiesta el papel crucial de los medios de comunicación en la formación de las conciencias y el pensamiento crítico.

Podríamos definir como una paradoja que en la era de la comunicación las agencias de información y comunicación atraviesan un periodo de crisis. Y que también quienes se benefician de la información estén en crisis ellos mismos, confundiendo a menudo lo falso con lo verdadero, lo que es auténtico con lo que en cambio es una fabricación. Y, sin embargo, nadie hoy debería poder decir “no sabía”. Por ello los animo en su servicio, tan importante; y animo los momentos de encuentro asociativo, que les permiten reflexionar juntos.

La información es un bien público que todos deberíamos proteger. Por eso, lo que es realmente constructivo es la alianza entre ciudadanos y periodistas en nombre del compromiso por la responsabilidad ética y civil. Una forma de ciudadanía activa es la de estimar y apoyar a los trabajadores y a las agencias que demuestran seriedad y verdadera libertad en su trabajo. Entonces se realiza un círculo virtuoso que hace bien al cuerpo social.

Cada día hay reporteros que se arriesgan personalmente para que la gente pueda saber cómo están las cosas. Y en un tiempo como el nuestro, de conflictos violentos y difundidos, los que caen en el campo son muchos: víctimas de la guerra y de la ideología de la guerra, que quisiera impedir a los periodistas ejercer su tarea. ¡No debemos olvidarlos! Si hoy sabemos que ha ocurrido en Gaza, en Ucrania, y en cualquier otra tierra ensangrentada por las bombas, lo debemos en buena parte a ellos. Pero estos testimonios extremos son la cumbre del tributo de cotidiano cansancio de muchísimos que trabajan para que la información no sea contaminada por otros fines, contrarios a la verdad y a la dignidad de la persona.

Como saben, en mi primer encuentro con los periodistas de todo el mundo, inmediatamente después del Cónclave, Quise alzar mi llamado por la liberación de sus colegas injustamente perseguidos y encarcelados por haber buscado hacer un relato. Reitero hoy esta petición. Ser periodista nunca puede ser considerado un crimen, sino un derecho que hay que proteger.

La libre información es un pilar que apoya la construcción de nuestras sociedades y, por ello, estamos llamados a defenderla y garantizarla.

Como subrayó el Papa Francisco, «necesitamos empresarios valientes, ingenieros informáticos valientes, para que no se corrompa la belleza de la comunicación» (Discurso a los participantes en el Jubileo de la Comunicación, 25 de enero 2025). De hecho, es necesario liberar la comunicación de la contaminación cognitiva que la corrompe, de la competencia desleal, de la degradación del llamado click bait. Las agencias de prensa están en primera línea, llamadas a actuar en el actual contexto de comunicación según principios – por desgracia no siempre compartidos – que conjuguen la sustentabilidad económica de la empresa con la protección del derecho a una información correcta y plural.

Los periodistas de las agencias de prensa a veces están llamados a ser los primeros en el campo, los primeros en dar la noticia. Y esto es válido aún más en la era de la comunicación permanentemente en vivo, de la digitalización cada vez más invasiva de los medios masivos de comunicación. Quien trabaja para una agencia, lo saben bien, está llamado a escribir con rapidez, bajo presión, incluso en situaciones muy complejas y dramáticas. Con mayor razón, su servicio es valioso y debe ser un antídoto a la proliferación de la información “basura”, por tanto, requiere capacidad, valentía y sentido ético.

No estamos destinados a vivir en un mundo donde la verdad ya no puede distinguirse de la ficción. Al respecto, debemos plantearnos importantes interrogantes.

Los algoritmos generan contenidos y datos en una dimensión y con una velocidad que nunca se había visto. ¿Pero quién los gobierna? La inteligencia artificial está cambiando la manera en la que nos informamos y comunicamos, pero ¿quién la guía y con qué fines? Debemos vigilar para que la tecnología no sustituya al hombre y para que la información y los algoritmos que hoy la gobiernan no estén en manos de pocos.

Queridos amigos, gracias por su trabajo. Mis mejores deseos por su reflexión sobre los desafíos que tienen ante ustedes.

El mundo necesita una información libre, rigurosa, objetiva. Vale la pena recordar, en esta ocasión, la advertencia de Hannah Arendt para quien «el sujeto ideal del régimen totalitario no es el nazista convencido o el comunista convencido, sino la persona para la que no existe ya diferencia entre realidad y ficción, entre lo verdadero y lo falso» (Los orígenes del totalitarismo).

Con su trabajo, el paciente y riguroso, ustedes pueden ser un baluarte para quién, a través del arte antiguo de la mentira, busca crear enfrentamientos para generar división; un baluarte de civilización respecto a las arenas movedizas de la aproximación y de la post-verdad

La economía de la comunicación no puede y no debe separar su destino del compartir la verdad. Transparencia de las fuentes y de la propiedad, accountability, calidad, objetividad son las claves para restituir a los ciudadanos su papel de protagonistas del sistema, convenciéndolos de pretender una información digna de este nombre.

Les pido: ¡nunca vendan su autoridad!

Que el Espíritu de Dios, que es verdad y fuerza, infunde mansedumbre y valentía, los sostenga. Y que los acompañe mi bendición. Gracias.

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