MANTENGAN LA ESPERANZA EN UN MUNDO MEJOR: PALABRAS DE LEÓN XIV A LA FRATERNIDAD MONSEÑOR COURTNEY (22/10/2025)
En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
La paz esté con ustedes.
Buenos días a todos.
Saludo cordialmente a S.E. Mons. Dieudonné Datonou, Nuncio Apostólico en Burundi, y le doy la bienvenida a todos ustedes miembros de la Fraternidad Monseñor Courtney, en peregrinación a Roma.
«Spes non confundit – en latín – La esperanza no defrauda» (Rom 5, 5). Es así como el Papa Francisco nos presentó el Jubileo. Y bien, nuestra Esperanza es Jesucristo. Él, y sólo Él, Es la Esperanza de la Iglesia y del mundo entero. Todos somos conscientes de que hoy el mundo necesita esta esperanza; por eso caminamos como peregrinos para encontrarlo y volver a ponerlo al centro de nuestra vida y de la mitad del mundo.
Por ello me alegro de recibirlos en su camino de fe: volverán a sus compromisos cotidianos fortalecidos en la esperanza, mejor preparados para trabajar por el desarrollo integral de todos los hombres a la luz del Evangelio.
Deseo agradecer a cada uno de ustedes por la disponibilidad y el compromiso en favor de las personas vulnerables. De esa forma honran la memoria de Mons. Courtney, que gastó su vida por ellos y que entregó su propia vida por la paz en su querida nación. En su memoria, son una familia cercana al Papa en Burundi, que quiere estar en misión junto a los pobres y a los pequeños, en nombre de Cristo. Su contribución a la construcción de un monumento en Minago – lugar de su asesinato – así como el involucrarse el proyecto de construcción de un centro de salud, sus obras cotidianas de caridad hacia los más necesitados y muchas otras iniciativas, son un mensaje fuerte para la Iglesia en su país.
Queridos miembros de la Fraternidad Mons. Courtney, les agradezco por su visita y les aseguro mi más sincero impulso para la continuación de sus actividades. Conservan la esperanza en un mundo mejor; conserven la certeza de que, unidos a Cristo, sus esfuerzos darán fruto y serán recompensados. Los encomiendo a ustedes, así como a su querido país, Burundi, a la protección de Nuestra Señora del Rosario, y les imparto de corazón la Bendición Apostólica, que extiendo a sus familias y a los benefactores que trabajan por la promoción integral del pueblo de Burundi.
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