SANTOS LUIS Y CELIA MARTIN, UN ANTÍDOTO FRENTE A LOS FALSOS MODELOS DE UNIÓN: MENSAJE DE LEÓN XIV EN EL 10º ANIVERSARIO DE LA CANONIZACIÓN DE LOS PADRES DE SANTA TERESA DEL NIÑO JESÚS (18/10/2025)
«Entre todas las vocaciones, el matrimonio es una de las más nobles y elevadas», subrayó el Papa León XIV en un mensaje enviado al Obispo de Séez, Diócesis donde se celebran este 18 y 19 de octubre los 10 años de la canonización de Celia y Luis Martin, los padres de Santa Teresa del Niño Jesús. «Un matrimonio ejemplar» y «profundamente feliz», afirma el Santo Padre, muestran «en estos tiempos turbios y desorientados» que «la familia, tal como el Creador la quiso», no está «pasada de moda» ni es «aburrida». Transcribimos a continuación el texto del mensaje, traducido del francés:
A S.E. Mons. Bruno Feillet
Obispo de Séez
Me alegra unirme a ustedes en el pensamiento y la oración, así como a todo el clero y a los fieles reunidos, para celebrar el 10º aniversario de la Canonización de Luis y Celia Martin, en los mismos lugares donde se santificaron en su vida matrimonial. Como la primera pareja como tal en ser canonizada, este evento es de particular importancia porque destaca el matrimonio como un camino hacia la santidad. Entre las vocaciones a las que el hombre y la mujer son llamados por Dios, el matrimonio es una de las más nobles y elevadas. «Luis y Celia comprendieron que podían santificarse no a pesar del matrimonio, sino a través del matrimonio, en y por el matrimonio, y que su matrimonio debía ser considerado como el punto de partida de un viaje juntos» (Card. Martins, Homilía de Beatificación). La Santa Pareja de Alençon es, por tanto, un modelo luminoso e inspirador para las almas generosas que se han embarcado en este camino, o que tienen el proyecto de hacerlo, con el sincero deseo de llevar una vida hermosa y buena bajo la mirada del Señor, tanto en la alegría como en la prueba.
Por tanto, expreso el deseo de que este aniversario sea una ocasión para dar a conocer mejor la vida y los méritos de estos incomparables esposos y padres, para que las familias, tan queridas por el corazón de Dios, pero también a veces tan frágiles y puestas a prueba, encuentren en ellos, en todas las circunstancias, el apoyo y las gracias necesarias para continuar el camino.
Luis y Celia no implementaron su voluntad de convertirse en santos y educar a sus hijos para la santidad retirándose del mundo. Asumieron su deber de estado en lo ordinario de la vida cotidiana; son parte de esa inmensa multitud de santos de la puerta de junto de la que el Papa Francisco habló a menudo. No es difícil para los peregrinos que van a Alençon – que conserva su conmovedora memoria – captar el contexto concreto y cotidiano en el que vivieron los padres Martin, comprometidos como estaban con la sociedad normanda de su tiempo a través de su parroquia, sus actividades profesionales, sus obras de caridad, sus círculos de amistad y, por supuesto, su vida familiar. Sin embargo, no debemos equivocarnos: esta vida aparentemente “ordinaria” estaba habitada por una presencia al menos “extraordinaria” de Dios, que era su centro absoluto. “Dios sirvió primero” es el lema sobre el que han construido toda su existencia.
Este es, pues, el modelo de pareja que la Santa Iglesia presenta a los jóvenes que desean – tal vez con dudas – embarcarse en una aventura tan hermosa: un modelo de fidelidad y atención a los demás, un modelo de fervor y perseverancia en la fe, de educación cristiana de los hijos, de generosidad en el ejercicio de la caridad y de la justicia social; también un modelo de confianza en la prueba... Pero, sobre todo, esta pareja ejemplar da testimonio de la felicidad inefable y la alegría profunda que Dios concede, aquí abajo y por la eternidad, a quienes se comprometen en este camino de fidelidad y fecundidad. En estos tiempos turbulentos y desorientados, en los que se presentan a los jóvenes tantos modelos contrarios de uniones, a menudo temporales, individualistas y egoístas, con frutos amargos y decepcionantes, la familia tal como la ha querido el Creador puede parecer anticuada y aburrida. Luis y Celia Martin dan testimonio de que no es así: eran felices – ¡profundamente felices! – dando vida, irradiando y transmitiendo la fe, viendo crecer y florecer a sus hijas bajo la mirada del Señor. ¡Qué alegría es reunirse el domingo después de la Misa, alrededor de la mesa donde Jesús es el primer invitado y comparte las alegrías, las tristezas, los proyectos y las esperanzas de cada uno! ¡Qué felicidad es la de estos momentos de oración común, de estos días de celebración, de estos acontecimientos familiares que marcan el tiempo! Pero también qué consuelo es estar juntos en la prueba, unidos a la Cruz de Cristo cuando se presenta; Y finalmente, ¡qué esperanza de encontrarnos algún día reunidos en la gloria del cielo!
Queridos matrimonios, los invito a perseverar con valentía en el camino, a veces difícil y laborioso, pero luminoso, que han emprendido. Sobre todo, pongan a Jesús en el centro de sus familias, sus actividades y sus elecciones. Ayuden a sus hijos a descubrir su amor y ternura sin límites, y esfuércense por hacerle amar como se merece: esta es la gran lección que Luis y Celia nos dan hoy, y que tanto necesitan la Iglesia y el mundo. ¿Cómo pudo Teresa haber amado tanto a Jesús y a María, y luego transmitirnos una doctrina tan hermosa, si no la había aprendido de sus santos padres desde una edad muy temprana?
Los encomiendo a todos, queridas familias, a la protección de Luis y Celia Martin y de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz. Implorando para ustedes la intercesión de la Virgen María, les imparto de corazón a usted, Excelencia, y a todos los presentes, mi Bendición Apostólica.
Desde el Vaticano, 1º de octubre 2025
Memoria de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz
LEÓN XIV
Comentarios