QUE SE PROMUEVAN POLÍTICAS DE RECONCILIACIÓN: PALABRAS DE LEÓN XIV A PARTICIPANTES EN ENCUENTRO SOBRE MIGRANTES Y REFUGIADOS (02/10/2025)
Iniciamos, entonces, en el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo.
La paz esté con ustedes.
Buenos días a todos y bienvenidos.
Es un placer para mí darles la bienvenida al Vaticano en el ámbito de su conferencia, qué tiene como tema “Refugiados y migrantes en nuestra casa común”. Agradezco a los organizadores de estas jornadas de debate, reflexión y colaboración, como también a cada uno de ustedes por su presencia y las contribuciones que aportan a esta iniciativa.
El tiempo que pasan juntos da inicio a un proyecto trienal con el objetivo de crear “planes de acción” centrados en cuatro pilares fundamentales: enseñanza, investigación, servicio y apoyo. De tal forma, acogen la invitación dirigida por el Papa Francisco a las comunidades académicas para ayudar a responder a las necesidades de nuestros hermanos y hermanas desplazados, concentrándose en las áreas de su competencia (cf. Discurso a los participantes en el Encuentro sobre refugiados promovido por la Pontificia Universidad Gregoriana, 29 de septiembre 2022).
Estos pilares forman parte de la misma misión: reunir a las voces más autorizadas de una variedad de disciplinas con el fin de responder a los actuales desafíos urgentes impuestos por el número creciente de personas, estimado actualmente en más de 100 millones, que son afectadas por la migración y el desplazamiento. Pido para que sus esfuerzos al respecto produzcan ideas y enfoques nuevos, buscando siempre colocar la dignidad de cada persona humana en el centro de toda solución.
Mientras continúan con su encuentro, quisiera sugerir dos temas que podrían integrar en sus planes de acción: la reconciliación y la esperanza.
Uno de los obstáculos que a menudo surgen cuando se enfrentan dificultades de tales dimensiones es la actitud de indiferencia por parte tanto de las instituciones como de los individuos. Mi venerable predecesor habló de “globalización de la indiferencia”, ahí donde nos acostumbramos a los sufrimientos de los demás y ya no buscamos aliviarlos. Esto puede llevar a lo que anteriormente definí como “globalización de la impotencia”, cuando corremos el riesgo de volvernos inmóviles, silenciosos y quizás tristes, pensando que no se puede hacer nada cuando nos encontramos ante el sufrimiento de inocentes (cf. Video mensaje en ocasión de la presentación de la candidatura del proyecto “Gestos de la acogida” a la lista del patrimonio cultural inmaterial de la UNESCO, 12 de septiembre 2025).
Así como el Papa Francisco habló de la cultura del encuentro como antídoto ante la globalización de la indiferencia, también nosotros debemos y comprometernos para enfrentar la globalización de la impotencia promoviendo una cultura de reconciliación. En esta forma particular de encontrar a los demás, «debemos encontrarnos cuidando nuestras heridas, perdonándonos el mal que hemos hecho y también lo que no hemos hecho, pero de lo cual sufrimos los efectos» (ibid.). Esto exige paciencia, disponibilidad a la escucha, capacidad de identificarse con el dolor de los demás y el reconocimiento de que tenemos los mismos sueños y las mismas esperanzas.
Quisiera, por tanto, animarlos a proponer formas concretas para promover gestos y políticas de reconciliación, especialmente en tierras donde hay heridas profundas causadas por conflictos desde hace largo tiempo. Esta no es una tarea sencilla, pero sí queremos que los esfuerzos de trabajar por un cambio duradero tengan éxito, éstos deben incluir formas para tocar los corazones y las mentes.
Al formular sus planes de acción es importante también recordar que los migrantes y los refugiados pueden ser testigos privilegiados de esperanza a través de su resiliencia y su confianza en Dios (cf. Mensaje para la 111ª Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado). A menudo conservan su fuerza mientras buscan un futuro mejor, a pesar de los obstáculos que encuentran. Mientras nos preparamos para celebrar el Jubileo de los Migrantes y de las Misiones en este Año Santo jubilar, los animo a enfatizar estos ejemplos de esperanza en las comunidades de aquellos a quienes sirven. De esta forma pueden fungir como inspiración para los demás y ayudar a desarrollar formas para enfrentar los desafíos que ellos afrontan en su vida.
Con estos sentimientos, les deseo una conferencia fructífera y pido para que, iluminados por el Espíritu Santo, puedan continuar trabajando para encontrar soluciones comprensivas con el fin de promover una cultura del encuentro, la reconciliación y la solidaridad fraterna en beneficio de todos. Con gusto imparto mi bendición a cada uno de ustedes y a quienes forman parte de su misión. Gracias.
Oremos juntos como Jesús nos enseñó: Padre Nuestro…

Comentarios