INCLUYAN A LOS POBRES EN LAS EMPRESAS: PALABRAS DEL PAPA A EMPRESARIOS, DIRECTIVOS DE EMPRESAS Y BANQUEROS (15/06/2024)

El Papa Francisco recibió este 15 de junio, en la Sala de los Papas, a empresarios, directivos de empresas y banqueros de todo el mundo, unidos en una red que vive los principios de Laudato si'. Les recordó la importancia de sus funciones al señalar que “las grandes empresas condicionan el destino de los gobiernos, de las políticas, del desarrollo”. También hizo un llamado a cuidar el medio ambiente anticipando la “innovación” ante la lentitud de las leyes de los Estados y a cuidar a los jóvenes. Compartimos a continuación el texto pronunciado por el Papa, traducido del italiano:

Con placer les doy mi bienvenida a ustedes, administradores delegados y colaboradores de importantes empresas y bancos.

Las funciones que están llamados a desempeñar son cada vez más decisivas en la vida no solo económica sino también social y política. Las grandes empresas son sujetos que inciden en la dinámica de las relaciones internacionales. Se encuentran, entonces, tomando decisiones que tienen impacto sobre miles y miles de trabajadores e inversionistas, y cada vez más a escala global. El poder económico se entrelaza con el político. Las grandes empresas, de hecho, más allá de las decisiones sobre el consumo, el ahorro y la producción, condicionan también los destinos de los gobiernos, las políticas públicas nacionales e internacionales, la sustentabilidad del desarrollo. Esta realidad ustedes la viven, porque “están dentro”, es su mundo. Pero esto no es suficiente: es necesario tomar conciencia de ella y mirarla críticamente, con discernimiento, para poder ejercer plenamente la responsabilidad de los efectos, directos e indirectos, de sus decisiones. Porque hoy más que nunca la economía es más grande que la economía. Al respecto, quisiera centrarme brevemente en tres desafíos, es decir el cuidado del medio ambiente, el cuidado de los pobres y el cuidado de los jóvenes.

Ante todo, los invito a poner en el centro de su atención y de su responsabilidad al medio ambiente y a la tierra. Estamos en un tiempo de grave crisis ambiental, que depende de muchos sujetos y factores, incluidas también las decisiones económicas y empresariales de ayer y hoy. Ya no es suficiente con respetar las leyes de los Estados, que avanzan muy lentamente: es necesario innovar anticipando el futuro, con decisiones valientes y a largo plazo que puedan ser imitadas. La innovación del emprendedor hoy debe ser, en primer lugar, innovación en el cuidado de la casa común.

Segundo: no se olviden de los más pobres y los descartados. La “economía circular” se ha vuelto una palabra clave, que invita a reutilizar y reciclar los desechos. Sin embargo, mientras reciclamos las materias y los desechos de los materiales, aún no hemos aprendido – permítanme la expresión – a “reciclar” y no descartar a las personas, a los trabajadores, sobre todo a los más frágiles, para quienes prevalece a menudo la cultura del descarte. Sean desconfiados con respecto a una cierta “meritocracia” que se utiliza para legitimar la exclusión de los pobres, juzgándolos sin méritos, hasta considerar a la pobreza misma como una culpa. Y no se conformen con un poco de filantropía, es muy poco: el desafío es incluir a los pobres en los negocios, hacer que se conviertan en recursos para un beneficio común. Es posible. Sueño con un mundo en la que los descartados pueden convertirse en protagonistas del cambio – pero me parece que esto ya lo hizo un cierto Jesús, ¿no les parece?

Tercero: los jóvenes. Los jóvenes están a menudo entre los pobres de nuestro tiempo: pobres en recursos, en oportunidades y en futuro. Y esto, paradójicamente, tanto donde hay muchos, pero faltan los medios, como donde son cada vez menos – como por ejemplo en Italia, porque no hay nacimientos aquí – y existirían los medios. No se aprende ningún trabajo sin la “hospitalidad corporativa”, que significa acoger generosamente a los jóvenes aún cuando no tienen la experiencia y las capacidades requeridas, porque todo trabajo se aprende sólo trabajando. Los animo a ser generosos, a acoger a los jóvenes en sus empresas, dándoles un anticipo de futuro para no hacerle perder la esperanza a toda una generación.

Queridos amigos, tienen una grande y hermosa responsabilidad. Que el Señor los ayude a usarla y a tomar decisiones valientes, en beneficio del medio ambiente, de los pobres y los jóvenes. Será la inversión, también económica, más fructífera. Les agradezco por lo que ya están haciendo: ustedes son pioneros, no se desanimen, sigan siendo pioneros. Y por favor oren por mí. Y los bendigo a todos, los bendigo a ustedes, a sus empresas, sus esperanzas, su trabajo. Los bendigo a todos ustedes. Gracias.

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