RECURRAN A DIOS ANTE LAS TRIBULACIONES: PALABRAS DE LEÓN XIV A LA PEREGRINACIÓN DE LETONIA (24/11/2025)

La esperanza no significa tener todas las respuestas, sino que más bien nos invita a confiar en Dios y a seguir más de cerca a Cristo. Así lo aseguró el Papa León XIV, en su encuentro de este 24 de noviembre en la Sala Clementina, con una peregrinación procedente de Letonia, coincidiendo con el centenario de la primera peregrinación oficial letona a Roma. El Santo Padre les recordó que una peregrinación brinda tiempo y espacio para un encuentro más profundo con Dios y al regresar a la patria las semillas deben arraigar en el discipulado diario y dar fruto. Compartimos a continuación el texto de su alocución, traducido del italiano:

En el nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo. Amén.
La paz esté con ustedes.

Señora Primer Ministro, Excelencias, queridos amigos, bienvenidos. Bienvenidos al Vaticano.

Me alegra saludar a todos ustedes en ocasión de su peregrinación en este Año jubilar, especialmente porque se realiza en el centésimo aniversario de la primera peregrinación oficial letona a Roma.

Es hermoso ver que mantienen viva esta tradición de la peregrinación y que siguen las huellas de sus antepasados en la fe. Deseo expresar mi gratitud por su presencia aquí, esta mañana, porque Roma siempre ha sido casa para todos los cristianos, ya que es aquí donde los grandes apóstoles Pedro y Pablo dieron testimonio supremo del Evangelio convirtiéndose en mártires por la fe. Todos han demostrado que la esperanza no defrauda a pesar de la incertidumbre de sus situaciones y de los desafíos que enfrentaron (cf. Spes non confundit, n. 1).

Como saben, el Papa Francisco visitó Letonia en 2018, en el centenario de la independencia de su nación, y habló de las dificultades vividas en el pasado por su país. Mientras el actual conflicto en su región puede evocar recuerdos de aquellos tiempos turbulentos, es importante para todos nosotros dirigirnos a Dios y ser fortalecidos por la gracia de Dios cuando nos encontramos ante semejantes tribulaciones.

La esperanza, que es el tema central del Jubileo de este año, no significa tener todas las respuestas, sino más bien nos invita a poner nuevamente nuestra confianza en Dios y a seguir a Cristo más de cerca. En su discurso en el Palacio Presidencial, el Papa Francisco habló del papel fundamental desarrollado por la fe cristiana en la historia de su país e incluso citó a Zenta Maurina, que describió que sus raíces «están en el cielo». Por esta razón, estoy agradecido de que los vínculos entre Letonia y la Santa Sede se han vuelto más estrechos en los últimos años. De hecho, estoy particularmente contento de que su Primer Ministro, a quien saludo de corazón, esté presente hoy aquí.

Mientras que la esperanza nos anima, debemos al mismo tiempo unirla a la virtud de la fe para mantener la mirada en el presente y ver las muchas formas en las cuales Dios nos está bendiciendo aquí y ahora. Al respecto, una peregrinación realiza un papel importante en nuestra vida de fe, porque nos ofrece el tiempo y el espacio para encontrar a Dios más en profundidad. Nos aleja de la rutina y del ruido de la vida cotidiana y nos ofrece el espacio y el silencio para escuchar más claramente la voz de Dios. Por tanto, los animo a usar esta oportunidad de oración y abrirse a la gracia de Dios, de manera que pueda fortalecer su fe y concederles la paz que el mundo no puede dar (cf. Jn 14, 27).

Finalmente, cuando todos vuelvan a su amada patria, por favor recuerden que una peregrinación no termina, sino que sus semillas deben echar raíces en su discipulado cotidiano y dar fruto en su vida (cf. Jn 15, 16). De tal manera, la Iglesia en Letonia ciertamente seguirá siendo una fuente de alegría y esperanza para todos los letones.

Por tanto, mis queridos amigos, con estas pocas palabras y encomendándonos a la intercesión de María, Madre de la Iglesia, imparto con gusto a cada uno de ustedes y a todos sus seres queridos, especialmente a los enfermos, a los ancianos, a los niños, mi cordial bendición, poniendo sus vidas en las manos de Dios. Mil gracias.