LA DIGNIDAD HUMANA ES UNA PRIORIDAD: MENSAJE DE LEÓN XIV A CONGRESO SOBRE MEDICINA E INTELIGENCIA ARTIFICIAL (10/11/2025)
Extiendo mis buenos deseos en la oración a todos los que participan en el Congreso Internacional titulado “Inteligencia Artificial y Medicina: el desafío de la dignidad humana”. En particular, quisiera expresar mi gratitud y aprecio por el tema que han elegido considerar. La revolución digital está jugando un papel central en dar forma a lo que el Papa Francisco se refirió como un “cambio de época”. Estamos presenciando actualmente un tiempo de nuevos avances tecnológicos que es comparable a la Revolución Industrial en algunos aspectos, pero es más generalizada. Influencia fuertemente en la forma en que pensamos, alterando nuestra comprensión de las situaciones y en cómo nos percibimos a nosotros mismos y a los demás. Actualmente interactuamos con máquinas como si fueran interlocutores, convirtiéndonos así en casi una extensión de ellas. En este sentido, no solo corremos el riesgo de perder de vista los rostros de la gente de nuestro alrededor, sino el de olvidar cómo reconocer y apreciar todo lo que es realmente humano.
No hay duda de que el desarrollo tecnológico ha traído, y sigue trayendo, beneficios significativos a la humanidad, particularmente en los campos de la medicina y la salud. Para asegurar un progreso real, es imperativo que la dignidad humana y el bien común sigan siendo claras prioridades para todos, tanto individuos como entidades públicas. Es fácil reconocer el potencial destructor de la tecnología e incluso de la investigación médica cuando se ponen al servicio de ideologías inhumanas. En este sentido, los eventos históricos se muestran como una advertencia: los instrumentos a nuestra disposición hoy son aún más poderosos y pueden producir incluso un mayor efecto devastador en las vidas de los individuos y los pueblos. Sin embargo, si se aprovechan y se ponen al servicio de la persona humana, estos efectos también pueden ser transformadores y benéficos.
Desde esta perspectiva, consideró su dedicación por explorar el potencial de la Inteligencia Artificial (IA) en la medicina de gran importancia. La fragilidad de la condición humana a menudo se manifiesta en el campo de la medicina, pero nunca debemos olvidar la “dignidad ontológica que pertenece a la persona como tal simplemente porque él o ella existe y es deseado, creado y amado por Dios” (Declaración Dignitas Infinita, 7). Por esta misma razón, “los profesionales de la salud tienen la vocación y la responsabilidad de ser guardianes y servidores de la vida humana”, especialmente en sus etapas más vulnerables (Nota Antiqua et Nova, 71). Lo mismo puede decirse de quienes son responsables del uso de la IA en este campo. De hecho, entre mayor es la fragilidad de la vida humana, mayor es la nobleza requerida a quienes se les encomienda su cuidado.
El objetivo de proveer cuidados a los individuos enfatiza la irremplazable naturaleza de las relaciones humanas en este contexto. El profesionalismo médico, de hecho, requiere no sólo los conocimientos específicos necesarios, sino también la habilidad para comunicarse y estar cerca de los demás. Nunca puede reducirse solamente a resolver un problema. De forma similar, los instrumentos tecnológicos nunca deben restar valor a las relaciones personales entre pacientes y proveedores de cuidados de salud. De hecho, si la IA debe servir a la dignidad humana y a proveer efectivamente cuidados de salud, debemos asegurarnos de que mejora realmente tanto las relaciones interpersonales como los cuidados provistos.
Dados los grandes intereses económicos a menudo en juego en los campos de la medicina y la tecnología, y la subsecuente lucha por el control de los mismos, es esencial promover una amplia colaboración entre quienes trabajan en los cuidados de salud y las políticas que se extienden más allá de las fronteras nacionales. Por esta razón, me complace saber que conferencistas de distintos continentes y orígenes están presentes en su Conferencia.
Con estos sentimientos, estén seguros, queridos amigos, de mis oraciones para que esta Conferencia dé frutos abundantes para ustedes, sus colegas y las muchas personas que se beneficiarán de su compromiso competente y generoso. Les agradezco a todos e invoco sobre ustedes y sus familias la bendición de Dios Todopoderoso.
Desde el Vaticano, 7 de noviembre 2025
LEÓN PP. XIV

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