LA MAFIA SIEMPRE EMPOBRECE, SICILIA PIDE ESPERANZA: PALABRAS DEL PAPA A LA COMUNIDAD DEL ESTUDIO TEOLÓGICO SAN PABLO DE CATANIA (06/12/2024)
Eminencia, Excelencias, queridas hermanas y queridos hermanos, buenos días y bienvenidos:
Saludo al Moderador del Estudio Teológico, al Director del Estudio, a los profesores y oficiales, a los y las estudiantes.
El Estudio Teológico San Pablo puede ser considerado como una primicia del Vaticano II: nació en 1969, cuando las Diócesis de Sicilia oriental decidieron instituir un único lugar de formación teológica, que se ha revelado en el tiempo como fructífero para los presbíteros, los religiosos, los laicos. Los animo a seguir adelante en este camino: sigan caminando juntos, ofreciendo una formación de gran alcance, que incida en la vida eclesial y social. Junto con la Facultad Teológica de Palermo, a la que está unido, su Estudio constituye un modelo que estimula también a otras Iglesias a caminar juntas en este ámbito. En efecto, cuando hablamos de comunión debemos incluir también la relación entre las estructuras formativas, que se convierten en laboratorios de comunión y de misión, animados por la reflexión teológica. La reciente Asamblea del Sínodo de los Obispos subrayó la dimensión sinodal del ministerio de los teólogos y de las instituciones teológicas (cf. Documento final, 67).
La misión de un Estudio Teológico no puede ignorar el territorio en el que se encuentra. Así ustedes, ya en el camino académico, experimentan el carácter eclesial, que los coloca a uno junto al otro, en la diversidad de vocaciones y dones y en la búsqueda de nuevos caminos de evangelización. También este es un signo de los tiempos que hay que captar con sabiduría; es un estilo de corresponsabilidad en el que hoy se “entrenan” y que debería continuar en la vida de sus Iglesias, valorando los carismas de cada uno. A través de los años ha aumentado entre ustedes el número de las estudiantes, que hoy en sus comunidades eclesiales se insertan con tareas de responsabilidad pastoral, de enseñanza de la religión y de carácter académico: también este es un signo de los tiempos, en un territorio en donde la mujer ha sido a menudo minusvalorada en su papel social. Pero no olvidemos que Sicilia es la patria de las santas mártires Ágata y Lucía, que han sido “semillas” de fe robusta, capaz de renovarse y engendrar siempre a nuevos testigos, como por ejemplo, en nuestro tiempo, los beatos Giuseppe Puglisi y Rosario Livatino.
Su tierra tiene bellezas naturales y artísticas maravillosas, por desgracia amenazadas por la especulación mafiosa y la corrupción, que frenan el desarrollo y empobrecen los recursos, condenando sobre todo a las áreas internas a la emigración de jóvenes. La mafia siempre empobrece, siempre. Sicilia necesita hombres y mujeres que sepan mirar al futuro con esperanza y que formen a las nuevas generaciones para ser libres y transparentes en el cuidado del bien común, para erradicar pobrezas antiguas y nuevas. Los miro a ustedes, jóvenes, y les digo: en Cristo «nos volvemos capaces de relacionarnos de manera sana y feliz y de construir en este mundo el Reino de amor y justicia. Nuestro corazón unido al de Cristo es capaz de este milagro social» (Carta enc. Dilexit nos, 28). Y trabajen para que los jóvenes que salen a estudiar fuera regresen. Que Sicilia no pierda a la sangre joven, que se fue a estudiar. Sepan dar testimonio de que la cultura y la formación de un Estudio Teológico están al servicio de la gente, de los pobres, de los últimos. A su tierra, que ha sido siempre una encrucijada de pueblos, se acercan muchos migrantes y muchos se quedan integrándose: los exhortó a ser acogedores, a ser creativos en la fraternidad. Y este esfuerzo será más fecundo si saben dialogar con las culturas y religiones de los otros pueblos del Mediterráneo, que miran con esperanza hacia el futuro. Por favor, no apaguemos la esperanza de los pobres, de esos pobres que son los migrantes. Ustedes sean acogedores con los migrantes. Integren a los migrantes. Para ustedes también está el desafío de los migrantes musulmanes: como integrarlos y ayudarlos a entrar en las diócesis.
Su Estudio Teológico ha instaurado una fecunda relación con la Universidad de Catania, la institución cultural más antigua de Sicilia, y muchos docentes están comprometidos en cursos de Literatura Cristiana, de Derecho, de Bioética. Esta colaboración ciertamente los beneficia, porque abre sus estudios y su futuro a un diálogo que siempre debe ser cultivado, para comprender mejor el mundo en el que viven y para en culturar la fe. Por otro lado, ofrece una aportación fecunda a la cultura de su gente, marcada por lo trágico de algunas experiencias de vida. Pienso en los grandes de la literatura siciliana, en particular en Verga, que puebla sus novelas de “vencidos”, resignados al dolor y la pobreza. Y me viene a la mente también una película que los refleja bien: “Kaos”. La vi tres veces, porque tenía que hablar de ella. Pero los refleja bien, su cultura. Que, en el diálogo con esta cultura, que se expresa en tantas maneras de vivir y pensar sepan llevar esperanza y compromiso, sepan “abundar en la esperanza”. Nunca abunden en las quejas, y la resignación, las quejas son cosa de gente que no tiene valentía. No, siguen adelante con la esperanza y sean misioneros de la esperanza. ¡Adelante! ¡Ánimo!
Hermanos y hermanas, hoy se celebra la memoria litúrgica de San Nicolás, un Santo que une a Oriente y Occidente, un pastor de la Iglesia que nos recuerda el Concilio de Nicea, en el que participó y donde prodigó su compromiso por defender la fe en la divinidad de Cristo. Recojan también ustedes el llamado que hice en vista del aniversario del Concilio de Nicea, para que represente «una invitación a todas las Iglesias y comunidades eclesiales a avanzar en el camino hacia la unidad visible» (Bula Spes non confundit, 17). No nos cansemos de buscar formas adecuadas para corresponder plenamente a la oración de Jesús «para que todos sean uno» (Jn 17, 21).
Que la Santa Virgen Odigitria, Patrona de Sicilia, acompañe siempre su camino. Los bendigo de corazón. Y por favor, oren por mí. Gracias.
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