ATENDER SIEMPRE A LOS POBRES CON UNA SONRISA Y UN CORAZÓN ALEGRE: PALABRAS DEL PAPA A BENEFACTORES VIETNAMITAS EN ESTADOS UNIDOS (19/12/2024)

Este 19 de diciembre, el Papa Francisco recibió, en la Sala del Consistorio, a un grupo de benefactores vietnamitas de las Obras Misioneras Pontificias que viven en Estados Unidos. El Santo Padre destacó la «fe robusta» de muchos católicos que han emigrado del país asiático a América: “Es una inspiración para apoyar a las comunidades cristianas, incluso cuando están lejos de su patria”, dijo el Pontífice en su mensaje, cuyo texto reproducimos, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas:

Me alegra recibirlos durante su peregrinación a Roma: se realiza a pocos días de la apertura de la Puerta Santa, que marca el inicio del Año Jubilar. Espero que este tiempo permita a todos los fieles vivir un encuentro auténtico y personal con el Señor Jesucristo, a quien debemos anunciar siempre, en todas partes y a todos como nuestra esperanza (cf. Spes non confundit, 1). Su compromiso de apoyar las obras misioneras y caritativas de la Iglesia universal es una expresión concreta de este anuncio y contribuirá a llevar la esperanza nacida del Evangelio a muchos de nuestros hermanos y hermanas, en varias partes del mundo.

Desde los tiempos apostólicos, los miembros del Cuerpo de Cristo se han apoyado mutuamente con sus recursos (cf. 2 Cor 8, 1-15). Su solidaridad con los pobres y con los que viven en los márgenes de la sociedad responde al mandato del Señor de cuidar de los últimos entre nosotros; y, como nos recuerda San Pablo, es importante que esta atención se dé con un corazón alegre (cf. 2 Cor 9, 7), con la sonrisa. Que el Señor les conceda ofrecer siempre su limosna con un espíritu alegre, y que sus sacrificios den fruto en la vida de sus hermanos y hermanas, que podrán experimentar así el amor tierno y compasivo de Cristo.

Un rasgo distintivo de muchos católicos que han emigrado de Vietnam a Estados Unidos es la fe robusta que han traído consigo. Estoy seguro de que ella inspira su deseo de ayudar a las comunidades cristianas de tierras lejanas a la suya.

Con estos sentimientos, les deseo una fructífera visita a Roma, que desde hace casi dos milenios, acoge a los fieles que vienen a las tumbas de los Apóstoles y a los demás lugares santos. Que este viaje pueda renovarlos en la fe y fortalecerlos en la caridad. De corazón los bendigo a ustedes y a sus familias, y les pido por favor que no se olviden de orar por mí. ¡Gracias!

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