SEAN ARTESANOS DE LA SALUD, CUSTODIOS DE LA VIDA: PALABRAS DEL PAPA A LA SOCIEDAD ITALIANA DE CIRUGÍA (16/10/2024)

El Papa Francisco se encontró en la pequeña sala del Aula Pablo VI, este 16 de noviembre, con los participantes en el 126º Congreso Nacional de la Sociedad Italiana de Cirugía, titulado “El futuro del cirujano – el cirujano del futuro”, que tuvo lugar en Roma. “Mirar con amor, sentir compasión, acercarnos y cuidar”, siempre, porque “aunque una persona no pueda sanar, siempre podrá curarse” para convertirse en “artesanos de la salud” y “guardianes de la vida de los que sufren” fue la misión que el Santo Padre confió a los cirujanos en el discurso cuyo texto transcribimos a continuación, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, buenos días:

Me alegra encontrarlos en ocasión del 126º Congreso Nacional de la Sociedad Italiana de Cirugía, con el título “el futuro del cirujano – el cirujano del futuro”, que se desarrolló aquí en Roma. Saludo cordialmente al Presidente de la Sociedad, a los miembros del Consejo y a todos ustedes.

Quien habla de futuro, habla de esperanza, de proyecto, de compromiso. ¡Desarrollaron un hermoso tema! Y en este sentido su obra es valiosa para el hombre, que es una criatura hermosa y frágil, una criatura deseosa de vida y de futuro y al mismo tiempo muy vulnerable. Por eso es importante que su estilo sea siempre humano y profesional, de aquel que cuida a los que sufren, para que ante todo se lo tome en serio, conjugando en cada intervención suya competencia y deontología, según la cultura de la salud, que esté al servicio de la persona en su integridad. Piensen en el futuro del cirujano a partir de una cultura de las dedicación al hermano, sobre todo si es pobre y marginado. Siempre es el hombre el que vive y muere, el que padece y sana, no sólo sus órganos o tejidos.

De otra forma existe el riesgo, también para los médicos, de perder su vocación, colocándose fuera de esa alianza terapéutica, que coloca al centro a quien está enfermo o herido. La medicina moderna, de hecho, a veces tiende a concentrarse mucho en la dimensión física del hombre, en lugar de considerarlo en su totalidad y unicidad. Así, sin embargo, el cuerpo se convierte en un objeto desnudo de investigación científica y manipulación técnica, en detrimento del paciente, que queda en segundo plano. En cambio, la ciencia es para el hombre, no el hombre para la ciencia. Una ciencia humana.

Hoy, en un tiempo en el que la cirugía se vale de muchas nuevas tecnologías, entre los cuales está la inteligencia artificial, es bueno nunca olvidar que nada puede prescindir de la “mano” del cirujano. Cirugía significa “obra realizada con la mano”, “operación de la mano”. Y es justamente así: para curar, Los cirujanos deben herir, abrir, cortar. Entonces, cuando tienen entre las manos el cuerpo del hombre, creado a imagen de Dios, actúen como “artesanos de la salud”, operando a los demás con el mismo cuidado con el que quisieran ser tratados ustedes. Reflexionen sobre los gestos que, como profesionistas, ponen en práctica, juntos, en equipo con sus colaboradores, y no tengan miedo de promover, especialmente entre los jóvenes, una formación humana, científica, tecnológica y psicológica: saldrán de aquí las mejores características de los futuros cirujanos.

Su trabajo y su misión serán siempre muy importantes: los invito, por ello, a ser custodios de la vida de los que sufren – custodios de la vida de los que sufren. Incluso cuando una persona no puede curarse, sin embargo, siempre puede ser cuidada, para que nunca nadie sea considerado o se sienta un descartado.

Y a este respecto, estimados cirujanos, quisiera concluir entregándoles un icono que puede inspirar el futuro de su profesión: el icono de Jesús médico de almas y cuerpos – es decir de todo el hombre – narrado en la parábola del buen Samaritano (cf. Lc 10, 30-37). En ella, aquel que se preocupa mira y se detiene sin prisa: tiene compasión de aquel al que encuentra, se le acerca y venda sus heridas. Mira, tiene compasión, se acerca y venda sus heridas. Son estas las actitudes que les pido: mirar con amor, sentir compasión, hacerse cercano y cuidar. Es así que todo buen médico se convierte en el prójimo del paciente.

Gracias por todo lo que hacen, incluso con mucho sacrificio. Los animo a dedicarse con pasión a la humanidad que sufre, de la cual todos formamos parte.

Que María, salud de los enfermos, acompañe su servicio, confortándolos en las fatigas del trabajo y la investigación. Bendigo a cada uno de ustedes, a sus familias y a todos los trabajadores de la salud que colaboran con su Sociedad. Y, por favor, no se olviden de orar por mí: pero oren a favor... ¡Gracias!

[Bendición]