JUNTOS HACIA LA PAZ A TRAVÉS DEL DIÁLOGO: PALABRAS DEL PAPA A DELEGACIÓN DE BUDISTAS DE MONGOLIA (28/05/2022)

La de este 28 de mayo, se trata de la primera visita oficial al Vaticano de una delegación de autoridades budistas de Mongolia, “un signo de esperanza” para una tierra que ya cuenta con una larga tradición de convivencia interreligiosa. Gratitud junto con el estímulo para “explorar formas de promover aún más el diálogo budista-cristiano”, fueron expresados inmediatamente por el Papa Francisco en su saludo a la delegación asiática. El marco es un doble aniversario, el 30º aniversario de la Prefectura Apostólica en el país, así como de las relaciones diplomáticas con la Santa Sede con vistas a una colaboración cada vez mayor para construir una “sociedad pacífica”. Compartimos a continuación las palabras pronunciadas por el Papa, traducidas del italiano:

Ilustres señores:

Con gran cordialidad y estima les doy la bienvenida a ustedes, líderes budistas de Mongolia y a S.E. Mons. Giorgio Marengo, Prefecto Apostólico de Ulaanbaatar, que los acompaña. Expreso mi gratitud por su primera visita al Vaticano como representantes oficiales del Budismo mongol. Esta visita se propone profundizar sus relaciones amigables con la Iglesia Católica, para promover la comprensión y la colaboración recíproca con el fin de construir una sociedad pacífica. La ocasión es particularmente significativa, porque este año se celebra el 30º aniversario de la Prefectura Apostólica en su bello país, así como también de las relaciones diplomáticas entre la Santa Sede y Mongolia.

La paz es hoy el ardiente anhelo de la humanidad. Por tanto, a través del diálogo a todos los niveles, insurgente promover una cultura de la paz y de la no violencia y trabajar por ello. Este diálogo debe invitar a todos a rechazar la violencia en todas sus formas, incluida la violencia contra el medio ambiente. Desafortunadamente hay quien continúa abusando de la religión usándola para justificar actos de violencia y de odio.

Jesús y Buda fueron constructores de paz y promotores de la no violencia. «También Jesús vivió en tiempos de violencia. Él enseñó que el verdadero campo de batalla, en que se enfrentan la violencia y la paz, es el corazón humano [...]. Él predicó incansablemente el amor incondicional De Dios que acoge y perdona y enseñó a sus discípulos a amar a los enemigos (cf. Mt 5,44) […], trazó el camino de la no violencia, que recorrió hasta el fin, hasta la cruz, mediante la cual realizó la paz y destruyó la enemistad (cf. Ef 2,14-16)». Por ello, «ser verdaderos discípulos de Jesús hoy significa adherirse también a su propuesta de no violencia» (Mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, 1 de enero 2017, 3).

El mensaje central del Buda era la no violencia y la paz. Enseñó que « la victoria deja detrás una estela de odio, porque el vencido sufre. Abandona todo pensamiento de victoria y vence y vive en la paz y la alegría» (Dhammapada, XV, 5 [201]). Subrayó además que la conquista de sí mismo es más grande que la de los demás: «mejor vencerte a ti mismo que vencer mil batallas contra miles de hombres» (ibid., VIII, 4 [103]).

En un mundo devastado por conflictos y guerras, como líderes religiosos, profundamente enraizados en nuestras respectivas doctrinas religiosas, tenemos el deber de suscitar en la humanidad la voluntad de renunciar a la violencia y construir una cultura de paz.

Si bien la presencia de comunidades más formales de fieles católicos en su país es bastante reciente y su número exiguo pero significativo, la Iglesia se esfuerza plenamente en promover una cultura del encuentro, siguiendo a su Maestro y Fundador el cual dijo: “Ámense como yo los he amado” (cf. Jn 15, 12). Reforcemos nuestra amistad por el bien de todos. Mongolia tiene una larga tradición de pacífica convivencia de distintas religiones. Mi deseo es que esta antigua historia de armonía en la diversidad pueda continuar hoy, a través de la efectiva aplicación de la libertad religiosa y la promoción de iniciativas conjuntas para el bien común. Su presencia hoy aquí es en sí misma un signo de esperanza. Con estos sentimientos, los invito a continuar su diálogo fraterno y las buenas relaciones con la Iglesia católica en su país, por la causa de la paz y la armonía.

Gracias una vez más por su agradable visita; y espero que su estancia en Roma sea rica de alegría y de interesantes experiencias. También estoy seguro que su encuentro con los miembros del Pontificio Consejo para el Diálogo Interreligioso les dará la oportunidad de explorar los caminos para promover todavía más el diálogo budista-cristiano en Mongolia y en la región.

Deseo a ustedes y a quienes representan, en los distintos monasterios budistas en Mongolia, abundancia de paz y prosperidad.

Comentarios