IMITAR LA FE CONCRETA Y CREATIVIDAD GENEROSA DE PAULINE JARICOT: PALABRAS DEL PAPA A LAS OBRAS MISIONERAS PONTIFICIAS (16/05/2022)

En un mensaje fechado el pasado 12 de mayo y dirigido a la Asamblea General de la Red de Obras Misionales Pontificias, que se realiza del 16 al 23 de mayo en Lyon (Francia), ciudad natal de su fundadora la Beata Pauline Jaricot, el Papa Francisco puntualizó que en la reforma de la Curia Romana el impulso evangelizador y misionero, que no es proselitismo, sino testimonio, está en primera línea. “Salir de uno mismo para anunciar con la vida el amor gratuito y salvífico de Dios por nosotros, llamados todos a ser hermanos”, es el testimonio que el Papa pide en su mensaje a los miembros de las Obras Misioneras Pontificias (OMP) que hoy inician su Asamblea General. Compartimos a continuación, el texto completo de su mensaje, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas:

En este año especial se han reunido en Lyon, ciudad donde tuvieron origen las Pontificias Obras Misioneras y donde se celebrará la beatificación de Pauline Jaricot, la fundadora de la Obra de la Propagación de la Fe. De ella se celebra el bicentenario, además del centenario de la elevación, junto con la Obra de la Santa Infancia y la Obra de San Pedro Apóstol, al rango de “Pontificia”. A éstas se agregó más tarde, siempre reconocida por Pío XII, la Pontificia Unión Misionera, que celebra los 150 años del nacimiento del fundador, el Beato Paolo Manna.

Estos aniversarios se insertan en la celebración de los 400 años de la Congregación De Propaganda Fide, a la cual las Obras Misioneras están estrechamente ligadas y con la cual colaboran en el apoyo a las Iglesias en los territorios confiados al Dicasterio. Éste fue instituido para apoyar y coordinar la difusión del Evangelio en tierras hasta entonces desconocidas. Pero el impulso evangelizador nunca disminuyó en la Iglesia y permanece siempre su dinamismo fundamental. Por ello he deseado que también en la renovada Curia Romana el Dicasterio de la Evangelización asuma un papel especial con la finalidad de favorecer la conversión misionera de la Iglesia (Praedicate Evangelium, 2-3), que no es proselitismo, sino testimonio: salida de sí mismo para anunciar con la vida el amor gratuito y salvífico de Dios por nosotros, llamados todos a ser hermanos y hermanas.

Se han dado entonces cita en Lyon porque ahí, hace 200 años, una joven de 23 años, Pauline Marie Jaricot, tuvo el valor de fundar una Obra para apoyar la actividad misionera de la Iglesia; algunos años más tarde dio inicio al “Rosario Viviente”, un organismo dedicado a la oración y a compartir ofrendas. De una familia acomodada, murió en la pobreza: con su beatificación la Iglesia da testimonio de que supo acumular tesoros en el cielo (cf. Mt 6, 19), tesoros que nacen de la valentía del don y revelan el secreto de la vida: sólo entregándola se posee, sólo perdiéndola se vuelve a encontrar (cf. Mc 8, 35).

Pauline Jaricot amaba decir que la Iglesia es en su naturaleza misionera (cf. Ad gentes, 2) Y que entonces cada bautizado tiene una misión; más aún, es una misión. Ayudar a vivir esta conciencia es el primer servicio de las Pontificias Obras Misioneras, un servicio que cumplen con el Papa y a nombre del Papa. Este vínculo de las POM con el ministerio petrino, establecido hace 100 años, se traduce en servicio concreto a los Obispos, a las Iglesias particulares, a todo el Pueblo de Dios. Al mismo tiempo es su tarea, según el Concilio (cf. Ad gentes, 38), ayudar a los Obispos a abrir a cada Iglesia particular a los horizontes de la Iglesia universal.

Los jubileos que celebran y la beatificación de Pauline Jaricot me ofrecen la ocasión de proponerles nuevamente tres aspectos que, gracias a la acción del Espíritu Santo, mucho han contribuido a la difusión del Evangelio en la historia de las POM.

Ante todo la conversión misionera: la bondad de la misión depende del camino de salida de sí mismo, del deseo de no centrar la vida en sí mismos, sino en Jesús, en Jesús que vino para servir y no para ser servido (cf. Mc 10, 45). En este sentido Pauline Jaricot veía su existencia como una respuesta a la misericordia compasiva y tierna de Dios: desde la juventud buscaba la identificación con su Señor, incluso mediante los sufrimientos que atravesaba, con el objetivo de encender la flama de su amor en cada hombre. Está aquí la fuente de la misión, en el ardor de una fe que no se contenta y que, a través de la conversión, se hace de día a día una imitación, para canalizar la misericordia de Dios en los caminos del mundo.

Pero eso es posible –segundo aspecto – sólo a través de la oración, que es la primera forma de misión (cf. Mensaje a las Pontificias Obras Misioneras, 20 de mayo 2020). No por casualidad Pauline unió la Obra de la Propagación de la Fe al Rosario Viviente, casi para reiterar que la misión comienza con la oración y no puede realizarse sin ella (cf. Hch 13, 1-3). Sí, porque es el Espíritu del Señor el que precede y permite cada obra buena nuestra: el primado es siempre de su gracia. De otro modo, la misión se convertiría en un correr en vano.

Finalmente, la concreción de la caridad: junto a la red de oración Pauline dio vida a una colecta de ofrendas de gran escala y de una forma creativa, acompañándola con la información sobre la vida y las actividades de los misioneros. Los óbolos de tanta gente sencilla fueron providenciales para la historia de las misiones

Queridos hermanos y hermanas que componen la Asamblea General de las POM, les deseo que caminen por el surco trazado por esta gran mujer misionera, dejándose inspirar por su fe concreta, por su valentía audaz, por su creatividad generosa. Por intercesión de la Virgen María, Estrella de la evangelización, invoco sobre cada uno de ustedes la bendición del Señor y les pido, por favor, orar por mí.

Roma, San Juan de Letrán, 12 de mayo 2022

FRANCISCO

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