FRATERNIDAD ES ENSUCIARSE LAS MANOS EN LAS PERIFERIAS DEL MUNDO: PALABRAS DEL PAPA A REPRESENTANTES DEL GLOBAL SOLIDARITY FUND (25/05/2022)

Antes de celebrar la Audiencia General, el Santo Padre recibió la mañana de este 25 de mayo en la sala adyacente al Aula Pablo VI, a los representantes del Global Solidarity Fund a quienes les habló espontáneamente, tras entregarles el discurso que había preparado para esta ocasión. Al agradecer este encuentro, el Papa les dijo que le gusta que la gente esté en las fronteras, en las periferias, “sencillamente porque Jesús fue a las periferias” para hacer ver el Evangelio. Compartimos a continuación las palabras del Papa, pronunciadas de manera espontánea, así como el texto del discurso entregado por el Santo Padre, ambos, traducidos del italiano:

Está este discurso preparado: no es necesario que lo lea una vez más. Lo llevan ustedes en el bolsillo, después lo ven.

Agradezco por este encuentro, porque me gusta cuando la gente está precisamente en las fronteras, en las periferias. Sencillamente porque Jesús fue a las periferias: Él fue allí para hacer ver el Evangelio. Las periferias, ya sean del cuerpo, o del alma; porque hay gente que tiene una buena posición pero con el alma destruida, desgarrada: vayan también con ellos; mucha gente que necesita la cercanía.

Porque la cercanía es el estilo de Dios. Él mismo lo dice: “¿Qué pueblo tiene a la divinidad tan cerca como yo estoy de ti?”, en el Deuteronomio (cap. 4). Por eso, esas expresiones religiosas – ya sean de congregaciones religiosas, o de cristianos que se separan para conservar la fe – es una reedición del fariseísmo más antiguo. Porque ellos quieren tener el alma limpia, pero con esta actitud quizá tendrán el alma limpia, pero tienen el corazón sucio de egoísmo. En cambio, ir a las periferias, ir con la gente que no cuenta, los descartados por la sociedad – porque estamos viviendo la cultura del descarte, y se descarta a la gente – ir ahí es precisamente lo que Jesús hizo.

Luego, con los migrantes: tú mencionaste los cuatro pasos: acoger, acompañar, promover e integrar. Con los migrantes, hacer este camino de integración en la sociedad. No es una obra de beneficencia, con los migrantes, dejarlos ahí. No. Es tomarlos e integrarlos, con la educación, con la inserción laboral, con todas estas cosas. Me viene a la mente la tragedia de Zaventem – esto lo digo a menudo – el aeropuerto belga: esa tragedia fue llevada a cabo por jóvenes belgas, pero hijos de inmigrantes, no integrados, discriminados. Porque un inmigrante no integrado está a la mitad del camino, está a la mitad del camino, y es peligroso. Es peligroso para él, pobrecito, porque siempre será un mendigo. Es también peligroso para todos. Integrarse, no tener a los migrantes como una piedra en el zapato, que es molesta.

Pero para entender a los migrantes, debemos vernos a nosotros mismos: la mayoría de nosotros somos hijos o nietos de inmigrantes. ¡Muchos! Yo soy hijo de inmigrantes. Una vez, uno de Estados Unidos me decía: “Pero no, nosotros no somos inmigrantes, ya radicamos aquí!” – “No pierdan la memoria: ustedes son un pueblo de inmigrantes, de inmigrantes irlandeses y de inmigrantes italianos. Los irlandeses les trajeron el whiskey y los italianos les trajeron la mafia”. Siempre miren las raíces. Después, miren Europa: Europa fue hecha de inmigrantes; y hoy por una circunstancia seria, Europa necesita de los inmigrantes. Hay un invierno demográfico, donde no hay niños, donde el futuro es cada vez más estrecho: que venga esa buena gente, pero es necesario integrarla. Integrarla. Y por eso agradezco mucho lo que hacen con ellos. No es una limosna, no, es la hermandad.

Luego, su título: buscar también un nuevo tipo de economía. La economía debe convertirse, debe convertirse ahora. Debemos pasar de la economía liberal a la economía compartida de la gente, a la economía comunitaria. Y sobre eso se trabaja mucho con los jóvenes economistas, también las mujeres. Por ejemplo, de ustedes, en América, está Mazzucato que ha dado precisamente un paso adelante al pensar la economía, y otras mujeres muy buenas. No podemos vivir con un patrón de economía que viene de los liberales y del iluminismo. Mucho menos podemos vivir con un patrón de economía que viene del comunismo. Se requiere... Una economía cristiana, digámoslo así. Busquen las nuevas expresiones de la economía de este tiempo: Mencioné a Mazzucato que es hija de inmigrantes en Estados Unidos, pero hay otras. En Inglaterra está otra mujer, y también hay hombres que están pensando en una economía más enraizada en el pueblo.

Estas son las cosas que me viene a la mente decirles para salir de la formalidad de este discurso. Sigan adelante, ensúciense las manos. Arriésguense. Y miren a las muchas periferias: el sureste asiático, parte de África, parte de América Latina. Muchas periferias, muchas, que hieren el corazón. Y gracias por su trabajo. Y oren por mí, por favor. ¡Pero oren a favor, no en contra! Gracias.

Ahora les doy la bendición: Que Dios los bendiga a todos, el Padre, el Hijo y el Espíritu Santo.

Texto del discurso entregado a los participantes en el encuentro

Querido hermano Cardenal Tomasi, queridos amigos:

Me alegra encontrarles de nuevo y ver que su camino avanza.

Su nombre, Global Solidarity Fund, Está centrado en una palabra clave: solidaridad. Es uno de los valores eje de la doctrina social de la Iglesia. Pero para concretarse debe estar acompañado de la cercanía y la compasión hacia el otro, la persona marginada, hacia el rostro del pobre, del migrante.

La composición del grupo con el que hoy aquí representan al Global Solidarity Fund es significativa: pertenecen a ámbitos muy distintos, pero trabajan juntos para dar vida a una economía más inclusiva, para crear integración y trabajo para los migrantes y un espíritu de escucha y encuentro. ¡Un recorrido valiente!

Les agradezco por los dones que me han traído de parte de los migrantes que participan en sus programas en Colombia y Etiopía. Bendigo a cada uno de ellos y los bendigo a ustedes y a su trabajo. Sigan adelante en este esfuerzo de apoyo a los migrantes y las personas más frágiles, poniendo en común sus talentos. Y no se olviden de orar por mí.

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