INFORMAR PROMOVIENDO LA DIGNIDAD DE LA PERSONA: PALABRAS DEL PAPA A DIRECTIVOS Y PERSONAL DE LA RAI (23/03/2024)

El Papa Francisco recibió en el Aula Pablo VI, la mañana de este 23 de marzo, a los empleados de la Radio y Televisión Italiana (RAI), les recordó su doble aniversario: setenta años de televisión y cien de radio. El trabajo de los medios de comunicación es una respuesta a las necesidades de los ciudadanos, dijo el Pontífice, “respetando y promoviendo la dignidad de cada persona. Una contribución a la verdad y al bien común que asume implicaciones específicas en la información, el entretenimiento, la cultura y la tecnología”. Compartimos a continuación las palabras del Papa, traducidas del italiano:

Queridos amigos, buenos días y bienvenidos:

Saludo al Administrador Delegado, al Director General, a los miembros del Consejo de Administración, a los directivos, periodistas, colaboradores, artistas, técnicos y a sus familias. Es hermoso que estén aquí como una gran comunidad. Me alegra encontrarlos y les deseo a todos ustedes un feliz aniversario.

Setenta años de televisión, cien de radio: un doble cumpleaños, que por un lado los invita a mirar hacia atrás, a su historia, tan intercalada con la italiana; y por el otro los desafía a mirar hacia delante, al futuro, al papel que desempeñarán en un tiempo totalmente por construir, donde cada vida está cada vez más conectada con las demás, a nivel global. Además, estamos en el Vaticano, y muchos de ustedes conocen bien estos lugares, porque la RAI desde su nacimiento ha seguido siempre de cerca los pasos de los Sucesores de Pedro.

Ésta, sin embargo, en todos estos años, no ha sido solamente testigo de los procesos de cambio de nuestra sociedad: en parte, los ha construido y como protagonista. Los medios, de hecho, influyen en nuestra identidad, para bien y para mal. Y aquí está el sentido del servicio público que realizan. Por ello quisiera reflexionar con ustedes precisamente sobre estas dos palabras – servicio y público –, porque ambas describen muy bien el fundamento de su misión: la comunicación como don para la comunidad.

La primera palabra, sobre la que me detendré mayormente, es servicio. Es una palabra que a menudo reducimos a su significado instrumental, terminando por confundir el servir con el servirse, la dedicación con el uso.

Su trabajo, en cambio, quiere ser sobre todo una respuesta a las necesidades de los ciudadanos, con espíritu de apertura universal, con una acción capaz de articularse en el territorio sin volverse localista, en el respeto y la promoción de la dignidad de cada persona. Una contribución a la verdad y al bien común que asume implicaciones precisas en la información, en el entretenimiento, en la cultura y la tecnología.

En el campo de la información, servir significa esencialmente buscar y promover la verdad, toda la verdad, por ejemplo, combatiendo la difusión de las fake news y la decisión dolosa de quien busca influenciar la opinión pública de manera ideológica, derribando y disgregando el tejido social. La verdad es una, es armónica, no se puede dividir con los intereses personales.

Significa evitar toda reducción engañosa, recordando que la verdad es “sinfónica” y que puede captársele mejor aprendiendo a escuchar la variedad de voces – como en un coro – más que gritando siempre y solamente la propia idea. He querido subrayar esto.

Significa, además, servir al derecho de los ciudadanos a una correcta información, transmitida sin prejuicios, no sacando conclusiones apresuradas sino tomando el tiempo necesario para comprender y reflexionar y combatiendo además la contaminación cognoscitiva, porque también la información debe ser “ecológica”.

Significa, finalmente, garantizar un pluralismo respetuoso de las distintas opiniones y fuentes para que, como ya afirmaba San Juan Pablo II, «la verdad […], aún cuando se haya llegado a ella – y esto sucede siempre de manera limitada y perfectible – nunca puede imponerse. La verdad se propone, nunca se impone. El respeto a la conciencia de los demás, en la cual se refleja la imagen misma de Dios (cf. Gen 1, 26-27), permite sólo proponer la verdad al otro, a quien le corresponde después responsablemente acogerla» (Mensaje para la XXXV Jornada Mundial de la paz, 1º enero 2002). Por eso los exhorto a cultivar el diálogo, tejiendo tramas de unidad. Y para cultivar el diálogo es necesario escuchar. Muchas veces vemos que la escucha sirve para prepararme para dar una respuesta, pero no es una verdadera escucha pensar en mi posición sin recibir la de los demás.

Su servicio público sin embargo no se refiere solo a la información. El pluralismo se refiere también a los lenguajes de la comunicación. Pienso en el cine, en la ficción, en las series de televisión, en los programas culturales y de entretenimiento, en las crónicas deportivas, en los programas para niños. A propósito, en nuestra época rica en técnica, pero a veces pobre en humanidad, es importante promover la búsqueda de la belleza, iniciar dinámicas de solidaridad, custodiar la libertad, trabajar para que toda expresión artística ayude a todos y cada uno a elevarse, a reflexionar, a emocionarse, a sonreír y también a llorar de emoción, para encontrar en la vida un sentido, una perspectiva de bien, un significado que no sea el de rendirse a lo peor.

En cuanto a la técnica y la tecnología, además, son muchas las preguntas que nos interpelan. En particular hoy «es necesario actuar de manera preventiva, proponiendo modelos de regulación ética para combatir las implicaciones dañinas y discriminatorias, socialmente injustas, de los sistemas de inteligencia artificial y para enfrentar su utilización en la reducción del pluralismo, en la popularización de la opinión pública o en la construcción de un pensamiento único» (Mensaje para la LVIII Jornada Mundial de las Comunicaciones Sociales, 24 de enero 2024).

Entonces, todo esto estaba referido al servicio. Llegamos ahora a la segunda palabra: público. Ésta subraya ante todo que su trabajo está conectado con el bien común de todos y no solamente de algunos. Esto implica en primer lugar el compromiso por considerar y dar voz especialmente a los últimos, a los más pobres, a los que no tienen voz, a quienes son descartados.

Implica además la vocación hacer instrumento de crecimiento en el conocimiento, a hacer reflexionar y no a alienar, a abrir nuevas miradas sobre la realidad y no alimentar burbujas de indiferencia autosuficiente, a educar a los jóvenes para soñar en grande, con la mente y los ojos abiertos. Esta palabra puede asustarnos: soñar. ¡Nunca pierdan la capacidad de soñar, pero soñar en grande!

Todo el sistema de los medios, en este sentido, a nivel global, necesita ser provocado y estimulado a salir de sí mismo y a ponerse en discusión, para mirar más allá. Y es, esta, una responsabilidad a la que no pueden sustraerse, si quieren mantener alto el nivel de la comunicación. No hay que buscar las calificaciones en detrimento de los contenidos: se trata más bien de construir, a través de su oferta, una demanda difundida por la calidad. Por lo demás, la comunicación, precisamente como diálogo para el bien de todos, puede desempeñar en nuestro tiempo un papel fundamental incluso en volver a tejer valores socialmente vitales como la ciudadanía y la participación.

Queridos hermanos y hermanas, la RAI entra todos los días en muchas casas italianas, prácticamente en todas, y es hermoso pensar en su presencia no como en una “cátedra de todólogos”, sino en un grupo de amigos que tocan a la puerta para dar una sorpresa – no olviden esto: la verdadera comunicación es siempre una sorpresa, te sorprende: tú esperas algo y te sorprende –, para ofrecer compañía, para compartir alegrías y dolores, para promover en la familia y la sociedad unidad y reconciliación, escucha y diálogo, para informar y también para ponerse a la escucha, con respeto y humildad. Los animo a caminar por este camino, ¡es hermoso!

Invoco sobre ustedes la bendición de Dios, encomendando a cada uno a la materna intercesión de María Santísima. Y por favor, no se olviden de orar por mí. Gracias.

Después de la bendición:

Hace un tiempo los Papas utilizaban la silla gestatoria, hoy las cosas han avanzado y uso esta (refiriéndose a la silla de ruedas), que es muy práctica.

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