CONSTRUIR UN MUNDO LIBRE DE ARROGANCIA CRIMINAL: CARTA DEL PAPA RECORDANDO EL ASESINATO DEL P. PEPPE DIANA (19/03/2024)

Treinta años después del asesinato del sacerdote italiano Giuseppe Diana por la camorra (Organización criminal mafiosa italiana), el Papa Francisco envió este 19 de marzo un mensaje al Obispo de Aversa Spinillo para recordar al que llama “discípulo valiente” que se sumergió en el “desierto existencial de un pueblo”. Recordando su ejemplo, el Pontífice lanzó un mensaje a los jóvenes: “Construyan un futuro diferente, con trabajo honesto y no con las manos manchadas de sangre”, en la carta cuyo texto reproducimos a continuación, traducido del italiano:

Al querido hermano
Mons. Angelo Spinillo
Obispo de Aversa

El recuerdo del trágico evento consumado hace treinta años, cuando el Padre Giuseppe Diana, párroco de San Nicolás de Bari en Casal di Principe, la mañana del 19 de marzo de 1994, fue bárbaramente asesinado, suscita en el ánimo de cuantos lo conocieron y amado conmoción además de gratitud hacia Dios Padre por haber dado a la Iglesia a este “siervo bueno y fiel” (Mt 25, 14), que trabajó proféticamente descendiendo al desierto existencial de un pueblo para él tan querido, al que sirvió y defendió hasta el sacrificio de su propia existencia.

Deseo, entonces, dirigir un pensamiento paternal a toda la comunidad diocesana y especialmente a los fieles de la parroquia de Casal di Principe que, al hacer memoria del Padre Peppe, como afectuosamente era llamado, quiere vivir su propia esperanza de caminar juntos encarnando la profecía cristiana, que nos invita a construir un mundo libre del yugo del mal y de todo tipo de prepotencia malvada. Mi reconocimiento se dirige también a aquellos que siguen la obra pastoral que el Padre Diana inició como asistente espiritual de asociaciones y grupos de fieles, en particular de los jóvenes y de realidades ligadas con los Scouts.

Y apoyo a todos ustedes que, orientados por el anuncio profético “por amor a mi pueblo…” (Is 62, 1), perseveran en el camino trazado por el Padre Diana y, con compromiso cotidiano, cultivan pacientemente la semilla de la justicia y el sueño de desarrollo humano y social para su tierra.

Todavía hoy se repite el triste acontecimiento narrado por la Sagrada Escritura del primer fratricidio de Caín contra su hermano Abel (cf. Gen 4, 8). Esta historia trágica conserva su actualidad cuando un ser humano levanta la mano para golpear a otro, como ocurre en las muchas formas de odio y opresión que hieren al hombre y a veces bañan de sangre las calles de nuestros barrios y nuestras ciudades. Por tanto, la conmemoración del sacrificio del Padre Giuseppe nos impulsa a reavivar en nosotros esa evangélica inquietud que animó su sacerdocio y lo llevó sin ninguna duda a contemplar el rostro del Padre en cada hermano, dando testimonio del proyecto de Dios a quien se siente herido, para que cada uno pudiera vivir en la justicia, en la paz y la libertad.

Frente a esa violencia y prepotencia inhumana que niega la justicia y elimina la dignidad de las personas, los cristianos son aquellos que anuncian el Evangelio y viven la vocación de ser con Cristo signo de una humanidad nueva, fecundada por la fraternidad y la comunión. Tal conciencia, ya en 1982, impulsó a los Obispos de la Campania a “levantar fuerte la voz de la denuncia y proponer nuevamente con fuerza el proyecto del hombre nuevo, creado según Dios en la justicia y la verdad (cf. Ef 4, 24)… y subrayar la contraposición estridente que existe entre los falsos mensajes de la Camorra y el mensaje de Jesucristo” (Conferencia Episcopal de Campania, Por amor a mi pueblo no callaré, 1982). Al mismo tiempo sentimos fuertemente la actualidad de las palabras que el Padre Peppe Diana, con los párrocos de la zona pastoral de Casal di Principe, pronunció en la Navidad de 1991: “Como bautizados en Cristo, como pastores... Dios nos llama a ser profetas. El profeta actúa como centinela: ve la injusticia, la denuncia y recuerda el proyecto original de Dios (cf. Ez 3, 16-18)” (Forania de Casal di Principe, Por amor a mi pueblo, 1991).

En tan significativo aniversario del asesinato de este valiente discípulo del Maestro, invito a fortalecer la fe y la esperanza en la verdad de Dios, a acoger su palabra y a custodiar el propósito de construir una sociedad, finalmente purificada de las sombras del pecado, capaz de atreverse a un futuro de concordia y fraternidad.

Antes de concluir, movido por sentimientos de confianza, los exhortó a ustedes jóvenes, rostro bello y limpio de esta tierra: no se dejen robar la esperanza, cultiven ideales altos y construyan un futuro distinto con manos no manchadas de sangre sino de trabajo honesto, sin ceder a compromisos fáciles pero ilusorios, recogiendo la herencia espiritual del Padre Peppe para convertirse, a su vez, en artesanos de paz.

Mientras encomiendo a todos a la materna protección de la Santísima Virgen María y a la intercesión de San José, hombre justo y padre en la ternura, de corazón los bendigo, pidiendo por favor que no se olviden de orar por mí.

Fraternalmente

Roma, desde San Juan de Letrán, 19 de marzo 2024
Solemnidad de San José, esposo de la Santísima Virgen María
Patrono de la Iglesia Universal

Francisco

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