CONTRIBUCIÓN DEL PAPA A ESTUDIANTES DE BAJOS RECURSOS EN EL INSTITUTO TONIOLO: CARTA DEL CARD. PAROLIN AL PRESIDENTE DEL INSTITUTO “GIUSEPPE TONIOLO” (29/04/2022)

En el día que es elevada a los honores de los altares Armida Barelli, cofundadora de la Universidad Católica, que tanto esfuerzo realizó por el Ateneo y sobre todo por los jóvenes, el Card. Pietro Parolin anunció el regalo del Pontífice al Instituto de Estudios Superiores con sede en Milán, como signo de cercanía y ánimo para quienes están construyendo su propio futuro. El Secretario de Estado lo escribió en una carta enviada este 29 de abril, al Arzobispo de Milán, Mario Delpini, Presidente del Instituto “Giuseppe Toniolo”, con ocasión de la 98ª Jornada de la Universidad Católica. Transcribimos a continuación, el texto de la carta, traducido del italiano:

Desde el Vaticano, 29 de abril de 2022

Excelencia Reverentísima:

Con viva gratitud hacia los fundadores y con cada vez mayor conciencia de su historia y de su misión, la Universidad Católica del Sagrado Corazón celebra los cien años de su fundación. Han sido muchos y significativos los eventos en que, en estos meses, han marcado el centenario del Ateneo de los católicos italianos. En particular, deben recordarse las intervenciones de Su Santidad el Papa Francisco, que no ha dejado de confirmar y reforzar la tradición de cercanía y de apoyo de la Sede Apostólica al Ateneo, expresada con convicción desde su inicio.

Con el video mensaje del 19 de diciembre de 2021, en ocasión de la inauguración del año académico, el Santo Padre animó a la Universidad a continuar su misión cultivando el fuego y el ardor de los inicios, transmitido con tenacidad de generación en generación; a cultivar la esperanza ayudando sobre todo a las nuevas generaciones a enfrentar de manera consciente y competente los desafíos de una época en rápida transformación; a custodiar el espíritu de servicio para seguir colocándose como incisivo fermento cultural y válido ambiente educativo al servicio de la sociedad y de la Iglesia.

No menos evocadoras y sugestivas fueron las palabras pronunciadas en la homilía durante la Celebración Eucarística por los 60 años de la Facultad de Medicina y Cirugía realizada en la sede romana del Ateneo el 5 de noviembre de 2021. En aquella circunstancia, El Santo Padre resumió su enseñanza con las palabras recuerdo, pasión y consuelo. Él, de hecho, exhortó a la comunidad académica a hacer memoria agradecida del camino realizado y de los dones recibidos, para asumir “el estilo de Dios” que se manifiesta en la cercanía, en la compasión y la ternura, sobre todo hacia los más frágiles. Pensando de manera particular en las personas más necesitadas de cuidados y de apoyo, en los momentos difíciles que estamos viviendo debido a múltiples acontecimientos a los que está sometida la humanidad, invitaba a ser capaces de consuelo, es decir a actuar con la fuerza que viene de Dios, sostenidos por su gracia.

Signo de elocuente de la atención del Santo Padre por la Universidad católica son también dos prefacios: uno abre el volumen III de la Historia del Ateneo coordinado por el Asistente Eclesiástico General, S.E. Mons. Claudio Giuliodori, que recoge todas las enseñanzas del Magisterio dirigidas al Ateneo en el curso de su primer siglo de vida; el otro está dedicado al volumen escrito por Ernesto Preziosi, “La gitana del buen Dios”, sobre la vida y la obra de Armida Barelli, que será proclamada beata en Milán el próximo 30 de abril vigilia de la 98ª Jornada por la Universidad Católica del Sagrado Corazón. De esta feliz coincidencia deriva también el tema propuesto: “Con corazón de mujer al servicio de la cultura y de la sociedad”.

Tal elección es ciertamente un acto de necesario homenaje a aquella que contribuyó – con su intensa espiritualidad franciscana y la fe inquebrantable en el Sagrado Corazón, con su formidable capacidad de animar y organizar el apoyo a la naciente institución académica, con su marcada sensibilidad educativa y eclesial – a realizar “el milagro” de la Universidad católica, como le gustaba definirlo a Pío XI, refiriéndose en particular a la impresionante movilización que Barelli, en su túnica de cajera, lograba realizar entorno a la jornada anual dedicada al Ateneo.

Pero hay mucho más, sobre todo si pensamos en el testimonio que ella supo dar, tanto de santidad personal como de compromiso eclesial y social, en aquella época entre las dos guerras mundiales que constituyó uno de los pasajes cruciales de la historia reciente. Hoy, en medio de grandes tensiones y nuevos conflictos, queremos recordarla también como trabajadora de la paz que siempre supo poner signos de reconciliación y de esperanza.

Como escribe el Papa en el prefacio al volumen dedicado a ella, Armida Barelli «supo conjugar confianza en Dios y concreta eficiencia organizadora, fidelidad no propensa sino “en pie” a la Iglesia y a sus pastores, fruto de la conciencia de la contribución de las mujeres laicas en la Iglesia y dela determinada convicción acerca de la función decisiva del asociacionismo organizado, estructurado en el plano nacional y articulado a nivel local». Muchos aspectos de la vida y de la obra de Barelli se han adelantado a su tiempo e intuyeron proféticamente las directrices sobre las que la Iglesia estaba llamada a moverse.

En esta ocasión debemos hacer evidente sobre todo su genial y preocupado compromiso educativo hacia los jóvenes, traducido en la Fundación y en la guía durante 30 años de la Juventud Femenil de Acción Católica y en la estrecha colaboración con el Padre Agostino Gemelli con el fin de garantizar a los católicos italianos, y no solamente, un espacio de libertad formativa donde fuera posible conjugar las más elevadas competencias científicas con los valores Morales y la responsabilidad por la construcción del bien común.

Recordando el gran compromiso prodigado por Barelli para sostener al Ateneo, El Santo Padre ha decidido hacer una contribución a este benemérito Instituto de Estudios Superiores, destinado en particular a los estudiantes de excelencia pero con menores posibilidades. Mientras renueva su cercanía y su paterno acompañamiento, el Papa Francisco pide ser recordado en la oración. A Su Excelencia, al Rector Magnífico, al Asistente Eclesiástico General, a los miembros del Instituto Toniolo, a los ilustres profesores, al personal técnico-administrativo y a todos los estudiantes imparte de corazón una especial bendición.

Aprovechó la circunstancia para confirmarme con sentimientos de distinguido respeto.

de su Excelencia Reverentísima
muy devoto en el Señor
Pietro Card. Parolin
Secretario de Estado

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