LAS MAFIAS VENCEN SI EL MIEDO SE APODERA DE LA VIDA: PALABRAS DEL PAPA EN EL ENCUENTRO POR EL 30º ANIVERSARIO DE LA DIRECCIÓN DE INVESTIGACIÓN ANTIMAFIA (23/06/2022)

“Las primeras víctimas del crimen organizado son los últimos, modernos esclavos sobre las que las economías mafiosas se construyen”. Así habló el Papa Francisco al recibir, en la Sala Clementina, a los participantes en el encuentro promovido por la Pontificia Academia Mariana Internacional, en ocasión de los treinta años de la Dirección de Investigación Antimafia. Fuerte llamado a construir “casas” en el signo de la igualdad, de la justicia y la fraternidad, desde donde difundir una cultura de la legalidad. Compartimos a continuación el texto de su discurso, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, buenos días:

Me alegra encontrarlos hoy y compartir, junto a todos aquellos que forman parte de las instituciones que representan y a sus familias, el 30º aniversario de su obra al servicio de la gente. Agradezco por sus palabras al presidente de la Pontificia Academia Mariana Internationalis. La convivencia fraterna y la amistad social son posibles ahí donde existen “casas” que realizan el “pacto entre las generaciones” conservando sinodalmente las “sanas raíces” de quién ha creído y cree en la belleza de estar juntos que se desarrolla en el diálogo, en la gentileza y el apoyo a la justicia para todos. Gracias a estas “casas” es posible construir como una gran familia abierta al bien común, a la altura de la difusión de una cultura de la legalidad, del respeto y la seguridad de las personas y también del medio ambiente.

Todos ustedes están activamente comprometidos en la edificación de estas “casas”: ellas funcionan como anticuerpos mansos y fuertes ante los intereses particulares, de la corrupción, de la avidez, de la violencia, que son el ADN de las organizaciones mafiosas y criminales. Las mafias vencen cuando el miedo se apodera de la vida, razón por la cual se apoderan de la mente y del corazón, despojando desde el interior a las personas de su dignidad y su libertad. Ustedes que están aquí, trabajan para que el miedo no pueda vencer: son entonces un apoyo para el cambio, un destello de luz en medio de las tinieblas, un testimonio de libertad. Los animo a continuar en tal camino: sean fuertes y lleven esperanza, sobre todo entre los más débiles.

Cuando llegan a faltar la seguridad y la legalidad, los primeros en ser dañados son de hecho los más frágiles y todos aquellos que de distinta forma pueden decirse “últimos”. Todos ellos son los modernos esclavos sobre los cuales las economías mafiosas se construyen; son los descartados que necesitan para contaminar la vida social y el medio ambiente mismo. Los exhortó entonces a acercarse a todas estas personas, víctimas de la prepotencia, buscando prevenir y enfrentar al crimen. Es importante también oponer resistencia al colonialismo cultural mafioso, mediante la investigación, el estudio y las actividades formativas, dirigidas a testificar que el progreso civil, social y ambiental surgen no de la corrupción y el privilegio, sino más bien de la justicia, de la libertad, de la honestidad y la solidaridad. Además, el pensamiento mafioso entra como haciendo una colonización cultural, hasta el punto que convertirse en mafioso es parte de la cultura, es como el camino que debe hacerse. No. Eso no está bien. Ese es un camino de esclavitud. Su trabajo es muy grande para evitar esto: gracias.

Su trabajo, delicado y arriesgado, merece ser apreciado y apoyado. Por mi parte, los animo a continuar con entusiasmo, No obstante la presencia en el tejido social –e incluso eclesial –de alguna zona de sombra en la cual cuesta trabajo percibir la clara toma de distancia de viejos modos de actuar, errados e incluso inmorales. Es necesario que todos, a todo nivel asuman decididamente el camino de la justicia y la honestidad. Y ahí donde existen connivencia y opacidad, es necesario estudiar las causas, dejando el justo espacio a una saludable “vergüenza”, sin la cual el cambio no es posible y la colaboración recíproca para el bien común permanece como una quimera.

Queridos hermanos y hermanas, les agradezco entonces por lo que son y por lo que hacen. No se cansen de ponerse al lado de la gente con ternura y compasión; háganse cada vez más promotores de este amor por el pueblo, por su vida y su futuro, que representa la síntesis de sus propios ideales, sabiendo que este amor es capaz de generar relaciones nuevas y de dar vida a un orden más justo a través de “casas” y “familias” vivificadas por el fermento de la igualdad, de la justicia y la fraternidad.

Los encomiendo a la maternal protección de María, la Madre de Jesús, mujer de fe y esperanza. Que sea Ella quien los guíe en esta significativa misión, para que puedan dar testimonio con alegría del Evangelio de la vida. Acompaño a todos ustedes con mi oración y la bendición que de corazón invoco sobre ustedes y sus familias, y les pido orar por mí. Gracias.

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