EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO, UN SIGNO PROVIDENCIAL PARA LA PAZ Y FRATERNIDAD: MENSAJE DEL PAPA AL COMITÉ JUDÍO INTERNACIONAL PARA LAS CONSULTAS INTERRELIGIOSAS (30/06/2022)

“Reforzando el diálogo podemos resistir el extremismo, que por desgracia es una patología que también puede manifestarse en las religiones. Pidamos al Señor que nos guíe cada vez más por este camino de diálogo y fraternidad”, escribió el Papa Francisco en sus saludos – en un mensaje entregado al Cardenal Kurt Koch, Presidente del Dicasterio para la Promoción de la Unidad de los Cristianos – a los miembros de la Delegación del Comité Judío Internacional de Consultas Interreligiosas, a quienes no pudo recibir en audiencia la mañana de este 30 de junio, al empeorar el dolor en la rodilla, tal como lo informó la Oficina de Prensa de la Santa Sede. Transcribimos a continuación el mensaje del Papa, traducido del italiano:

Queridos amigos:

Les doy mi bienvenida a ustedes, líderes del Comité Judío Internacional para las Consultas Interreligiosas. Su organización fue creada en 1970 con el objetivo de promover y acompañar el diálogo interreligioso en todo el mundo. Reúne a muchas grandes organizaciones judías, con sede especialmente en los Estados Unidos de América. Desde los inicios está en contacto con la comisión de la Santa Sede para las relaciones religiosas con el judaísmo, y en conjunto con ella organiza regularmente conferencias conjuntas sobre temas de actualidad. En ocasión de su última reunión aquí en Roma, en mayo de 2019, recuerdo haber saludado a su grupo en la audiencia general en la Plaza de San Pedro.

En nuestros tiempos turbulentos, es de gran importancia que judíos y cristianos se encuentren, y cada vez más trabajen juntos, para buscar enfrentar ciertas tendencias negativas de nuestras sociedades occidentales: la idolatría del yo y del dinero; el individualismo exasperado; la cultura de la indiferencia y del descarte. Estamos llamados a dar testimonio juntos del Dios de la misericordia y de la justicia, que ama y cuida a las personas; y podemos hacerlo abrevando del patrimonio espiritual que en parte compartimos y que tenemos la responsabilidad de custodiar y profundizar.

Nuestras tradiciones religiosas nos piden afrontar las discordias, las divergencias y los conflictos no de manera agresiva, sino sin prejuicios y con intenciones pacíficas, con el fin de encontrar puntos de convergencia aceptables por todos. En todo caso, el odio y la violencia son incompatibles con nuestra fe en el «Dios misericordioso y piadoso, lento a la ira y rico de amor y fidelidad» (Ex 34, 6). Judíos y cristianos, estamos llamados a comportarnos de manera tal que nos asemejemos lo más posible a nuestro Creador y Padre. Esto – lo sabemos – se vuelve más difícil cuando somos hechos objeto de abusos y persecuciones, como ha ocurrido a menudo en la historia y lamentablemente sucede también hoy. Con tal propósito, aprovecho esta ocasión para reiterar el compromiso de la Iglesia católica en enfrentar toda forma de antisemitismo, sobre todo a través de la acción preventiva, o sea en el plano educativo, tanto en las familias, como en las comunidades parroquiales y en las escuelas o en las asociaciones laicales.

Volviendo al diálogo interreligioso, éste es un signo de nuestros tiempos, un signo diría providencial, en el sentido de que es Dios mismo, en su sabio designio, quien inspira a líderes religiosos y a muchas personas comunes el deseo de encontrarse y conocerse en el respeto de las diferencias religiosas. Éste es un camino maestro para hacer crecer en el mundo la fraternidad y la paz. Reforzando el diálogo podemos resistir al extremismo, que desafortunadamente es una patología que puede manifestarse también en las religiones. Pidamos al Señor que nos guíe cada vez más en este camino de diálogo y fraternidad.

Queridos amigos, les agradezco por su visita. Que la bendición de Dios los acompañe y haga fructífero su trabajo al servicio del conocimiento recíproco y la colaboración. Y, por favor, en sus oraciones, acuérdense también de mí. Gracias.

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