AYUDAR A LA GENTE A SER BUENOS CIUDADANOS: PALABRAS DEL PAPA A LOS GRANADEROS DE CERDEÑA (11/06/2022)

Al mediodía de este 11 de junio, el Papa Francisco recibió en el Aula Pablo VI a una delegación compuesta por quinientos militares de la Brigada Granaderos de Cerdeña, que participan en la operación en Roma llamada “Calles Seguras”. Son quienes, tal como hizo presente el Santo Padre en su saludo, vigilan las zonas y objetivos sensibles de la Ciudad Eterna: lugares institucionales y diplomáticos, aeropuertos, estaciones de tren y metro, lugares de arte, de culto y de interés religioso. Los militares llevan a cabo su trabajo en cooperación también con las fuerzas de Policía para salvaguardar el orden público. Compartimos a continuación, el texto de su mensaje, traducido del italiano:

Queridos amigos:

Me alegra recibirlos y dirigir a cada uno mi bienvenida cordial. Saludo al Comandante, General Liberato Amodio, a quien agradezco por sus palabras; saludo a los oficiales y a todos ustedes, hombres y mujeres del ejército que trabajan en las calles de Roma para hacerla más segura, más protegida, más vivible.

En el ámbito de la operación “Calles seguras”, ustedes vigilan zonas y objetivos sensibles: sitios institucionales y diplomáticos, aeropuertos, estaciones ferroviarias y metropolitanas, sitios de arte, de culto e interés religioso. De esta forma, garantizan una presencia cotidiana en el territorio de la capital, que favorece en la población un sentido de tranquilidad. De mi parte, deseo expresarles un sincero reconocimiento por el servicio discreto e importante que rinden a la Santa Sede, en cooperación y de manera conjunta con las fuerzas de policía, para la salvaguardia del orden público.

Su trabajo en los alrededores de la Ciudad del Vaticano contribuye a asegurar un sereno desarrollo de los eventos que, en el curso del año, llaman a peregrinos y turistas de todas partes del mundo. Se trata de una actividad que requiere disponibilidad, paciencia, espíritu de sacrificio y sentido del deber. Me doy cuenta de que este tipo de trabajo a veces podría resultar un poco extenuante – pienso en el verano, pienso en el frío del invierno –, sin embargo, eso es muy útil para la colectividad, que se los reconoce y los aprecia.

Esto los compromete cada día a corresponder a la confianza y la estima que la gente pone en ustedes. Por tanto, los animo a ser, tanto en el ámbito laboral como en la vida personal y social, promotores de solidaridad, ayudando a la gente a ser buenos ciudadanos. El profesionalismo y el sentido de responsabilidad, del que ustedes dan testimonio en el territorio, expresan y refuerzan un sentido de pertenencia al cuerpo social, y también al sentido del Estado y del bien común. Que, en el cumplimiento de su misión, nos acompaña siempre la conciencia de que toda persona es amada por Dios, es criatura suya y como tal merece respeto. Que la gracia del señor alimente día tras día el espíritu con el que se dedican a su trabajo, motivándolos a vivirla con un extra de atención y dedicación.

En estos años, el empleo en el contexto urbano del personal del Ejército italiano se ha convertido en una realidad viva y confiable. Tal presencia está caracterizada por la proximidad a la gente – esto es muy importante; la gente comenta: “pregunté, me explicaron todo...” –, colaboración en la prevención y la lucha contra la criminalidad, apoyo en las actividades relacionadas con particulares situaciones de emergencia. Las distintas unidades que se han sucedido han dado un servicio relevante al país, contribuyendo a la realización de un ambiente más seguro. Su Brigada “Granaderos de Cerdeña” está por terminar su tarea y ceder el sitio a otro contingente militar. Renuevo a todos, mi gratitud; y me gusta pensar que su permanencia en Roma haya podido ser una experiencia positiva para el crecimiento humano y profesional, así como también un tiempo provechoso desde el punto de vista espiritual.

En cada salida y entrada al Vaticano, en ocasión de viajes apostólicos, visitas a alguna parroquia o comunidad, los veo y doy gracias a Dios por la dedicación y la presencia, garantía de seguridad. Los acompaño en su camino con mi afecto y mi cercanía. Los encomiendo a la maternal protección de la Virgen: a ella siempre pueden recurrir con confianza, especialmente en los momentos de cansancio y dificultad, seguros de que, como Madre tiernísima, sabrá presentar a su Hijo Jesús las necesidades y las expectativas de cada uno. Ella es madre, y como todas las madres sabe cómo cuidar, cómo cubrir, cómo ayudar, cómo estar cerca. De corazón los bendigo, junto con sus familias. Y les pido por favor orar por mí. Gracias.

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