NO A LAS REPATRIACIONES DONDE HAYA VIOLACIÓN DE LOS DERECHOS HUMANOS: MENSAJE DEL PAPA AL FORO MUNDIAL SOBRE REFUGIADOS (14/12/2023)

Una vez más, el Papa Francisco reiteró su llamado en favor de quienes se ven obligados a emigrar de su patria en su mensaje para el II Foro Mundial de Refugiados (Global Refugee Forum), que se celebra del 13 al 15 de diciembre en Ginebra. En el documento, el Santo Padre reafirma que al hablar de los retos de la migración, el primer supuesto es que “todos deben ser libres de elegir si emigran o no”, y “todos deben tener la oportunidad de vivir una vida digna en su propio país”. Transcribimos a continuación el texto de su mensaje, traducido del italiano:

[Distinguido Secretario General], honorable Alto Comisario, distinguidos coanfitriones y co-convocantes, queridos participantes:

Les extiendo mis cordiales saludos a todos ustedes, deseándoles todo tipo de éxito en este importante encuentro, que nos permite detenernos a reflexionar sobre el camino recorrido a 4 años del primer Global Refugee Forum.

Ante todo, el hecho de que hoy estemos aquí reunidos muestra nuestro claro compromiso por resolver el gran problema de los refugiados como responsabilidad común. Este es un signo de esperanza, que se agrega a las muchas señales positivas que encuentro cada día: países y comunidades anfitrionas que han mantenido sus propias fronteras y corazones abiertos a recibir a los refugiados; las manos extendidas de los que salvan vidas en el mar, muchos de los cuales ofrecen solidaridad en centros de acogida; (y) los ojos llenos de vida y esperanza de migrantes que desean cambiar su vida y contribuir a las sociedades hacia las que emigran; y cada uno de nosotros, que seguimos considerando a la cooperación como solución clave de los problemas globales.

Antes que discutir sobre los desafíos de los refugiados, nunca debemos olvidar que todos tendrían que ser libres de escoger si migrar o no. Todos deberían tener la oportunidad de vivir una vida digna en su propio país (cf. Papa Francisco, Mensaje para la 109ª Jornada Mundial del Migrante y el Refugiado, 24 de septiembre 2023).

Desafortunadamente, “la historia está dando signos de una vuelta hacia atrás” (Papa Francisco, Fratelli tutti, n. 11). Hoy, casi 114 millones de personas son desplazadas de manera forzada, muchas internamente, a causa de conflictos, violencia y persecución, también con base en las creencias religiosas, así como por los efectos del cambio climático. Tales factores se han vuelto cada vez más complejos, sin embargo nuestras respuestas no han enfrentado de manera adecuada estos desafíos emergentes y apremiantes. Como consecuencia, seguimos llorando las innumerables vidas perdidas en tierra firme y en el mar mientras buscaban protección o huían de un futuro sin esperanza.

Proteger y salvar vidas humanas debe seguir siendo nuestra máxima prioridad. Hoy estamos abrumados por una abundancia de noticias y estadísticas y a menudo olvidamos que detrás de esos números hay rostros humanos, cada uno con su propia historia y sufrimiento. Cada número representa a un hermano o hermana nuestros que necesita ayuda.

Por tanto, el principio de repatriación segura y voluntaria de quienes son obligados a huir debe ser fuertemente respetado. Nadie debe ser repatriado a un país donde podría tener que enfrentar graves violaciones a los derechos humanos o incluso la muerte. En cambio, “todos estamos llamados a crear comunidades listas y abiertas para recibir, promover, acompañar e integrar a quienes tocan a nuestras puertas” (Papa Francisco, Ángelus, 24 de septiembre 2023).

Con tal finalidad, debemos aceptar que ser un refugiado no debería ser la simple concesión de un estatus, sino más bien el reconocimiento de una plena dignidad humana entregada por Dios. Como miembros de la misma familia humana, cada individuo merece un lugar que pueda llamar casa. Esto significa disponer de alimento, acceso a los servicios de salud y a la educación y a un trabajo digno. Pero significa también tener un puesto donde se es comprendido e incluido, amado y cuidado, donde poder participar y contribuir. Los refugiados son personas con derechos y deberes, no simples objetos de asistencia. Quizás no pueden siempre elegir cuando migrar, sino cuando las circunstancias lo imponen, no debe negárseles un nuevo inicio, donde sus dotes y capacidades puedan convertirse en un recurso para las comunidades que los reciben. Sólo incluyendo a los refugiados como una parte de la solución, ellos pueden prosperar como seres humanos y sembrar sus semillas en el lugar en que viven.

Reconociendo los avances logrados y el trabajo que queda por hacer, nos encontramos en un momento crucial, el de elegir “o la cultura de la humanidad y la fraternidad, o la cultura de la indiferencia” (Papa Francisco, “Rencontres Méditerranéennes”, 22 de septiembre 2023). La decisión es crucial, porque “la historia nos interpela a una sacudida de conciencia para prevenir el naufragio de la civilización” (ibid.). Que este Global Forum pueda establecer un ejemplo de un multilateralismo que sea importante para nuestro tiempo.

Es entonces mi sincera esperanza que este Forum trabaje para reavivar tanto el “espíritu” como la “visión” de la Convención sobre los refugiados de 1951, captando al mismo tiempo la oportunidad de reafirmar los principios de fraternidad, solidaridad, y no rechazo a través de una mayor cooperación internacional y compartir los gastos, aligerando así la presión sobre los países que reciben a refugiados.

Teniendo presente en la mente y el corazón que todos somos responsables unos de otros, invoco la bendición de Dios sobre todos los participantes en el segundo Global Refugee Forum, sobre los estados y organizaciones presentes hoy, y sobre todos los refugiados y sus familias.

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