EL TRABAJO ES DIGNIDAD Y ESPERANZA, LA PRECARIEDAD DESHUMANIZA: MENSAJE DEL PAPA A PARTICIPANTES EN EVENTO SOBRE EL TRABAJO (13/12/2023)

En el mensaje del Papa Francisco dado a conocer este 13 de diciembre y que dirige a los participantes en “LaborDì”, la jornada de formación e información promovida en Roma por las ACLIL, el drama de la falta de trabajo y los riesgos de la inseguridad deshumanizante en el trabajo, estuvieron en el centro de la reflexión. La invitación a un compromiso común para proyectar el futuro más allá de contraposiciones, el Papa la expresó diciendo que es necesario “captar la riqueza de los jóvenes y de sus sueños”. Publicamos a continuación, el texto de su mensaje, traducido del italiano:

Queridos amigos:

Estoy contento de poder compartir algunas palabras con ustedes sobre el tema del trabajo. He tratado de imaginar cómo ustedes, jóvenes de nuestra ciudad, se colocan ante el mundo del trabajo, qué esperanzas y miedos cultivan. Me ha venido a la mente una imagen, la de un gran sitio de construcción: ¡hay tantos en este momento en Roma! Es una imagen que revela dos aspectos contrastantes: por una parte, una construcción, cuando no están los que la trabajan, ofrece a quien mira un sentimiento de vacío; por la otra, cuando está activo, muestra la carrera febril de muchas personas involucradas. Entonces, veo así el trabajo hoy: como una hermosa construcción abierta para construir el futuro, dentro de la cual, sin embargo, se respira, por un lado, un sentimiento de vacío y por otro una sobrecarga de estrés provocada por carreras febriles.

Un sentimiento de vacío: la palabra “trabajo” hoy, desafortunadamente, evoca a menudo la falta de éste, y esto representa una grave herida a la dignidad de muchas personas. Pero la dignidad es herida también cuando el trabajo no es suficientemente estable y compromete proyectos y opciones de vida, como la creación de una familia y el deseo de tener hijos. Este “vacío de trabajo” es como un terreno que se desmorona bajo los pies, obligando a caminar en un equilibrio precario: ¿no sucede a veces así, entre períodos de práctica, etapas, trabajos ocasionales y temporales? Y todavía más: ¿cómo es posible entrar dignamente en la construcción del trabajo, si aún antes, en los años de estudio y especialización, se está obligado a luchar para tener derecho a un techo bajo el cual dormir? Ante este sentimiento de vacío muchos, desorientados y desmotivados, renuncian y van más allá, pero ello, además de provocar amargura, constituye una derrota, porque los recursos no faltan y deben emplearse para realizar sueños concretos, como el de un trabajo estable y duradero, el de formar una familia, el de tener tiempo para dedicar gratuitamente a los demás en el voluntariado. Es necesario sobre todo luchar contra la percepción de vacío que se instala en el corazón de muchos jóvenes, los cuales, mientras el tiempo pasa, ven crecer la impresión de no llegar a ninguna parte y heredan de nosotros los adultos un mensaje nocivo: que en la vida no hay nada estable. Contratos limitados, trabajos tan breves que impiden proyectar la vida, réditos y cuidados bajos parecen los muros de un laberinto del cual no se logra encontrar la salida. Queridos jóvenes, es necesario como el pan alguien que los tome de la mano y les ayude a vencer esta precariedad y este sentimiento de vacío, sacándolos de las arenas movedizas de la inseguridad: por eso quisiera decirles que para mí es muy importante su iniciativa.

Ésta puede ayudarlos a reflexionar también sobre el extremo opuesto al sentimiento de vacío: esa carrera febril presente hoy en el sitio de construcción del trabajo, donde el tiempo parece nunca ser suficiente y los imperativos de productividad se hacen cada vez más exigentes y abrumadores. Si antes les hablaba de “trabajo que falta”, aquí se trata de “trabajo que aplasta”: presión constante, ritmos forzados, estrés que provoca ansiedad, espacio de relaciones cada vez más sacrificado en nombre de la ganancia a cualquier costo. Es el trabajo “mercantilizado”, que crece en nuestro contexto, dominado por un mercado que para ser competitivo se hace cada vez más acelerado y complejo. Con algunas perspectivas oscuras que acechan: la de la ilegalidad, vía de escape de la responsabilidad hacia el trabajo “en negro”, que después termina por volver la conciencia del mismo color; la de un trabajo deshumanizado, donde las modernas tecnologías, como la inteligencia artificial y la robótica, amenazan con sustituir la presencia del hombre; aquella, finalmente, cada vez más escandalosa y preocupante, de la falta de seguridad en el trabajo, efecto de la carrera febril por producir más a cualquier costo. ¡Cuántas víctimas hay aún en los lugares de trabajo!

Queridos amigos, aún cuando el sitio de construcción del trabajo presenta hoy estas situaciones, quisiera invitarlos a no perder la esperanza, porque el trabajo conserva siempre en sí mismo una vocación única e insustituible, la de la esperanza. La esperanza, de hecho, no es optimismo que depende de las circunstancias, sino confianza que se genera a través de la construcción comprometida y participativa del bien común. El trabajo, entonces, es protagonista de esperanza, es el camino maestro para sentirse activos en el bien como servidores de la comunidad, porque ocuparse de los demás es la mejor manera para no preocuparse por cosas inútiles. ¡Que el trabajo vuelva a ser un sitio de construcción de esperanza, un sitio de construcción de sueños! Ustedes están juntos para consolidar un proyecto, cuyo nombre me gusta mucho: “la construcción Engendramos trabajo”. Engendrar es el verbo de la vida y es hermoso que el trabajo sea, antes que productivo, generador: esto, de hecho, no es un accesorio, sino un componente esencial de la existencia, ya que confiere dignidad y esperanza.

Su evento se propone esta visión generadora, motivándoles y haciéndolos reflexionar, y también promoviendo acompañamientos concretos, para ayudarlos a comprender el marco ocupacional del territorio y captar las oportunidades, para hacerlos adquirir capacidades e instrumentos de manera que entren con mayores competencias al ámbito laboral. Aprecio, en particular, un aspecto: la voluntad de crear un tejido estable o, como dicen ustedes, de establecer conexiones duraderas: de hecho “LaborDì” involucra a la Iglesia, al mundo de la educación, a las instituciones, al tercer sector, a los sindicatos, a las asociaciones, a los empresarios y a los negocios, que necesitan captar la riqueza de los jóvenes y de sus sueños. Qué importante es pensar y proyectar juntos el trabajo, sin contraposiciones ideológicas y aislamientos estériles: o la lógica de los fans, sino la de la colaboración es la que dará fruto. Lo hará si se mira a las personas concretas, no a los intereses particulares. Este enfoque común hoy es el único capaz de enfrentar plenamente los grandes problemas italianos, como la crisis de natalidad, la cuestión medioambiental y, precisamente, el trabajo.

¡Felicidades, entonces, por esta jornada! Que abra sitios de construcción de esperanza, que les permita a ustedes y a muchos otros jóvenes abrazar la belleza de un trabajo digno. Estoy con ustedes y les bendigo de corazón.

Roma, San Juan de Letrán, 1º de diciembre 2023

FRANCISCO

Comentarios