LA IGLESIA ES UN HOSPITAL DE CAMPAÑA EN UN MUNDO QUE MARGINA Y DESCARTA: PALABRAS DEL PAPA A LA PEREGRINACIÓN DE UNITALSI (14/12/2023)

El Papa Francisco se reunió en el Aula Pablo VI este 14 de diciembre con los miembros de UNITALSI (Unión Nacional Italiana de Transporte de Enfermos a Lourdes y Santuarios Internacionales), a 120 años de su fundación. El Santo Padre los animó a seguir cuidando a los más débiles a través de las peregrinaciones, que “son viajes para la vida, viajes de sanación y que promueven la dignidad de toda existencia humana, especialmente marcada por la enfermedad, la fragilidad y el sufrimiento”. Compartimos a continuación las palabras del Papa, traducidas del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, buenos días y bienvenidos todos:

Estoy contento de encontrarme con la Unión Nacional Italiana de Transporte de Enfermos a Lourdes y Santuarios Internacionales (UNITALSI), nacida hace 120 años. Su presencia numerosa y variada – enfermos, personas con discapacidad, voluntarios, camilleros, familias, trabajadores de la salud, jóvenes, sacerdotes – da testimonio de la belleza de una Iglesia que sabe acompañar, una Iglesia que sabe cuidar a los más débiles, una iglesia que sabe anunciar el Evangelio en la caridad en acción. ¡Gracias, muchas gracias por lo que hacen! No se cansen de ir contracorriente en un mundo que, en nombre del bienestar y la eficiencia a cualquier costo, margina y descarta. Les animo en su valioso servicio y lo hago refiriéndome a los símbolos que han colocado en el logo de su aniversario: el bastón y las sandalias, signo del peregrino, y la Virgen. Una invitación a custodiar el espíritu del peregrinaje, animado por el Evangelio, y a mantener la mirada en María.

El peregrinaje está en el centro de su obra, desde cuando el joven Giovanni Battista Tomassi, afectado por la artritis deformante irreversible, fundó la UNITALSI después de haber experimentado el consuelo de la oración durante un viaje a Lourdes. En la ciudad mariana se había imaginado quitarse la vida y en cambio, precisamente ahí, encontró de nuevo el sentido profundo de su ser, ahí encontró la fuerza de la fe. También hoy las peregrinaciones que organizan son un bálsamo para las heridas de muchas personas con discapacidad, enfermas, ancianas o necesitadas de ayuda, que acompañan a Lourdes y a los demás principales santuarios italianos y extranjeros. Son viajes para la vida, viajes de curación –en distintas dimensiones –, que promueven la dignidad de toda existencia humana, sobre todo marcada por la enfermedad, por la fragilidad y el sufrimiento. En los peregrinos – como lo somos todos nosotros en este mundo – se refleja el rostro de Cristo, que tomó sobre sí nuestras enfermedades para impregnarlas con la fuerza de la Resurrección.

La experiencia de la peregrinación tiene en sí misma los valores de la acogida, de la hospitalidad, de la solidaridad, y en sus iniciativas coloca en el mismo camino a personas sanas y enfermas, a ancianos y jóvenes, a consagrados y laicos; así se convierte en signo vivo de una Iglesia que camina en conjunto, que apoya a quien siente que ya no puede y que no quiere dejar atrás a nadie. Es imagen de la Iglesia “hospital de campaña” que, como el buen Samaritano, se acerca con compasión y venda las heridas derramando sobre ellas aceite y vino (cf. Lc 10, 34). Y todo en silencio, todo con discreción, porque ante el sufrimiento las palabras deben dejar espacio a la cercanía y a los gestos de ternura. Les pido: ¡que éste sea siempre su estilo!

Su Asociación, difundida y arraigada de manera capilar en el territorio italiano, asegura un punto de referencia para las familias y comunidades, desarrollando una función de refugio para la vida en las fragilidad. Al mismo tiempo, realiza una obra de evangelización y apostolado. Lo hace sin glosa, como diría San Francisco, o más bien con hechos, con el ejemplo, con un anuncio que tiene el sabor de lo concreto. Y este es un lenguaje que puede hablarle a todos, como vemos en el Evangelio, cuando la gente buscaba a Jesús porque en Él sentía la fuerza de Dios que sana, de Dios que perdona, de Dios que consuela, de Dios que da esperanza. Que la palabra de Dios sea siempre su alimento y también su “bastón”, que los sostiene en el camino, para no vacilar incluso cuando el camino se hace arduo y las fuerzas parecen disminuir.

Y después, queridos amigos, confíen en María. Su abrazo es a menudo la meta de sus peregrinaciones. Sigan buscándola, contemplándola, invocándola, poniendo a sus pies las fatigas, las angustias, los dolores que cada uno lleva consigo. En este aniversario han deseado que la efigie de la Virgen de Lourdes visitara Italia, con una peregrinación a través de sus secciones locales, involucrando a miles de personas, en las iglesias, en los hospitales, en las casas de descanso y acogida, en las cárceles. Y hoy llegó también aquí. ¡Les agradezco mucho!

En estos días que nos conducen a la Navidad, la figura de María nos parece aún más familiar, más cercana: mirémosla y dejémonos mirar por ella, para aprender a decir “sí”, a acoger los proyectos de Dios sin miedo y a cuidar de los más pequeños e indefensos. Que ella, la Madre peregrina en la fe y la esperanza, acompañe los pasos de su Asociación. Los bendigo a todos ustedes y bendigo su servicio. Y por favor no se olviden de orar por mí. Gracias.

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