LA GUERRA QUITA HUMANIDAD, LUCHEMOS POR LA PAZ: PALABRAS DEL PAPA EN EL ENCUENTRO CON “CHARIS” (04/11/2023)

El Papa Francisco se encontró este 4 de noviembre por la tarde, en el Aula Pablo VI, con miembros de “CHARIS”, la organización internacional de servicio a todas las expresiones de la Renovación Carismática Católica, instituido por la Santa Sede, cinco años después del inicio de sus actividades. El evento “Llamados, transformados y enviados”, que está en su tercero y último día, es una ocasión para revisar lo que ya se ha vivido con la mirada puesta en el futuro y, por tanto, en los nuevos objetivos, teniendo en cuenta la tarea que hay que llevar a cabo al servicio de toda la Iglesia. Compartimos a continuación, el texto completo del mensaje pronunciado por el Papa, traducido del italiano:

Queridos hermanos y hermanas, ¡buen día!

Estoy contento de encontrarme con ustedes, después de casi cinco años del inicio efectivo de vuestra actividad como «organismo de servicio internacional para todas las expresiones de la Renovación Carismática Católica» (Estatutos de CHARIS, art. 1 § 1).

Sé que están haciendo una revisión y por ello es oportuno plantearse algunas preguntas: ¿cómo va el trabajo de CHARIS?, ¿cómo se están desarrollando los servicios locales de comunión? ¿Qué mensajes nos mandan? ¿Cuál es el estado de salud de la Renovación Carismática Católica en el mundo? ¿Se está creciendo en la madurez eclesial? Esta última es, de hecho, la finalidad principal de su servicio que hay que tener siempre presente, sobre todo en la oración: crecer en la madurez eclesial.

Al escuchar y captar todo lo que se ha desarrollado en estos años, al nivel de la «corriente de gracia» —así debemos llamarla: corriente de gracia— que es la Renovación Carismática Católica, CHARIS está llamada a ser una voz que acompaña e indica a todas las comunidades un camino a recorrer en comunión. CHARIS es, por así decirlo, una “ventana” hacia el vasto y variado mundo de la Renovación Carismática Católica. Las personas que trabajan allí, tienen la extraordinaria oportunidad de “asomarse” por esta ventana y mirar más allá, de ir más allá de la experiencia local y conocer la riqueza de lo que el Espíritu Santo suscita en todas partes, en contextos culturales, sociales, eclesiales muy distintos. También gracias al discernimiento y al compartir de esta multiplicidad de experiencias y conocimientos, CHARIS puede llevar a cabo su servicio, ayudando a los grupos individuales a salir de una cierta estrechez de miras y dándoles un respiro carismático y eclesial más amplio. A propósito de esta estrechez de miras, una vez una santa monja me decía que algunos católicos son como los caballos, que llevan anteojeras y son incapaces de mirar a un lado o a otro. Esta estrechez de miras ustedes, gracias a Dios, la han vencido y luchan contra ella y eso me gusta.

Un objetivo que se proponen, y que yo mismo he animado, es el multiplicar los así llamados, “Seminarios de vida nueva” en todo lugar y para todos. Se trata de momentos de “primer anuncio”, muy kerigmáticos, que ofrecen a las personas la posibilidad de un encuentro con Jesús vivo, con su Palabra, con su Espíritu, con su Iglesia experimentada como un ambiente acogedor, como lugar de gracia, de reconciliación, de renacimiento. Por ello los he exhortado a proponer en el modo más amplio posible estos Seminarios. Hoy, por tanto, les pregunto: ¿se están ofreciendo los Seminarios de vida nueva en los distintos contextos eclesiales, aún en aquellos más pequeños, más remotos, incluso entre los pobres, en las periferias? Cada uno dé la respuesta en su corazón. Un obstáculo podría ser el pensar que estos sólo las grandes estructuras y los líderes más destacados pueden dar estos Seminarios, cuando en realidad también los pequeños grupos parroquiales y los responsables locales pueden organizarlos y proponerlos a las personas de su territorio.

Es algo que hay que considerar además que los Seminarios de vida nueva son vividos a menudo por las personas como experiencias muy fuertes, que determinan un verdadero cambio de ruta en su vida. Cambio de ruta: ¡después de un seminario la gente cambia de ruta! Sin embargo, éstos son un inicio, un fuego que se enciende, muy intenso, pero que corre el riesgo de extinguirse si no se alimenta. Precisamente por eso, después de los Seminarios, son necesarios adecuados itinerarios formativos, que ayuden a tener viva la gracia recibida y sostengan un proceso gradual de crecimiento en la fe, en la vida de oración, en la conducta moral, en la participación en los Sacramentos, en la caridad y en la misión de la Iglesia.

Quisiera ahora recordarles dos aspectos presentes en los Estatutos de CHARIS.

El primero: la importancia de «promover el ejercicio de los carismas no sólo en la Renovación Carismática Católica, sino también en toda la Iglesia» (Art. 3 § b). El servicio que puede prestar CHARIS es precisamente el de promover los carismas y motivarlos para ponerse al servicio de toda la Iglesia. Promover: no controlar los carismas. Y para eso, para promover el carisma, debemos seguir a aquél que es el Maestro en promover el carisma: el Espíritu Santo. Pensemos en la mañana de Pentecostés, no se entendía nada, un gran desorden; pero es Él mismo quien crea la armonía en esa gran diversidad. Y éste es el Maestro que nos enseña cómo se promueven los carismas. En particular, deben valorarse siempre los carismas que sirven a la evangelización, a la actividad misionera, sobre todo hacia los que aún no conocen a Jesucristo.

El segundo es el de «animar la profundización espiritual y la santidad de las personas que viven la experiencia del Bautismo en el Espíritu Santo» (Art. 3 § c). No debe darse por descontado que, una vez que se ha recibido el Bautismo en el Espíritu, ya se es plenamente cristiano. El camino de santidad debe avanzar siempre, en la conversión personal y en la donación generosa de sí mismo, donación a Cristo y a los demás, y no sólo en vista del “bienestar espiritual”.

Queridos amigos, les agradezco por su servicio. No olviden que su tarea no es juzgar quién es un “auténtico carismático” y quién no lo es, no les toca ustedes. Esta es una tentación de la Iglesia, desde el principio: “Yo soy de Pablo” – “yo de Apolo” – “yo de Pedro” (cf. 1 Cor 1, 12).No, esto no funciona. Están llamados, por el contrario, a ofrecer apoyo y consejo a los Pastores para acompañar a todos los grupos y realidades multiformes que hacen referencia a la Renovación carismática. Y si alguien me pregunta: “Pero dígame un signo: ¿qué hace la verdadera vida de la renovación en una persona?”. Lo que me viene a la mente es que las personas que viven plenamente la renovación saben sonreír. Saben sonreír. Y esta sonrisa les ayudará a permanecer vigilantes en no caer en la tentación de los juegos de poder y de influencia, rechazando el deseo de ocupar los primeros puestos y de mandar. La verdadera tarea es servir. Es bueno dejar espacio a las nuevas generaciones de responsables y comprometerse constantemente en la formación de los jóvenes, de entre los cuales surgirán los futuros líderes.

En ocasión de nuestro primer encuentro, en junio de 2019 — ya han pasado algunos años —, hicimos un momento de silencio orando por la paz, recordando el encuentro en el Vaticano de los presidentes del Estado de Palestina y del Estado de Israel. Hermanos y hermanas, la guerra destruye también la memoria de los pasos dados hacia la paz. Miremos a esta orquesta que está haciendo un gran esfuerzo por la paz. Miremos este olivo, aquí, un signo de paz. La guerra destruye todo, todo. Quita la humanidad. El otro día, el 2 de noviembre, fui a celebrar la Misa al cementerio militar de la Commonwealth; al entrar, miraba en las tumbas las edades de los caídos: todos jóvenes, entre 20 y 30 años. Destruye la juventud, no sabe decir otra cosa que destruir. Por favor, luchemos por la paz. ¡No dejemos que nos roben esta memoria de la paz! Ahora los invito a orar en silencio por la paz.

Gracias. Que la Virgen los mantenga en la alegría del servicio. Gracias.

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