JUSTICIA Y VERDAD SON LOS PILARES DE LA PAZ: MENSAJE DEL DICASTERIO PARA EL DIÁLOGO INTERRELIGIOSO A LOS HINDÚES POR LA FIESTA DEL DEEPAVALI (07/11/2023)

La fiesta de Diwali es celebrada por todos los hindúes y es conocida como Deepavali, es decir “hilera de lámparas de aceite”. Simbólicamente fundada en una antigua mitología, representa la victoria de la verdad sobre la mentira, de la luz sobre las tinieblas, de la vida sobre la muerte, del bien sobre el mal. La celebración como tal dura tres días marcando el inicio de un nuevo año, la reconciliación familiar, especialmente entre hermanos y hermanas, y la adoración a Dios. Este año la fiesta se celebrará por muchos hindúes el próximo 12 de noviembre. Para esta ocasión, el Dicasterio para el Diálogo Interreligioso les envió este 7 de noviembre un Mensaje con el tema: «Cristianos e hindúes: construyamos la paz en la verdad, en la justicia, en el amor y en la libertad». Publicamos a continuación el texto del mensaje, traducido del italiano:

Cristianos e hindúes: construyamos la paz
en la verdad, en la justicia, en el amor y en la libertad

Queridos amigos hindúes:

El Dicasterio para el Diálogo Interreligioso les extiende sus festivos saludos y sus mejores deseos mientras celebran el Deepavali en todo el mundo el 12 de noviembre de este año. ¡Que Dios, Luz suprema, pueda iluminar sus corazones y sus mentes, bendecir sus casas y sus barrios y llenar sus vidas de paz y felicidad!

Este año se celebra el sexagésimo aniversario de la Pacem in Terris (Paz en la Tierra), la Carta Encíclica del Papa Juan XXIII. En 1963, cuando el mundo estaba profundamente alterado y al borde de una guerra nuclear, dicho documento lanzó un llamado tempestuoso, apasionado y muy necesario a los dirigentes y pueblos del mundo para que trabajarán juntos por la paz, exhortándolos al diálogo y a las negociaciones. El Papa Juan XXIII, ahora venerado como santo, afirmó proféticamente que “la paz no es más que una palabra vacía si no se apoya en… un orden fundado en la verdad, construido en la justicia, alimentado y animado por la caridad, y realizado bajo los auspicios de la libertad” (n. 167). Inspirados por la alta visión que la Pacem in Terris proponía para la construcción de la paz, quisiéramos, en esta ocasión, compartir con ustedes algunas reflexiones acerca de la construcción de la paz en la verdad, en la justicia, en el amor y en la libertad.

Las enseñanzas de la Pacem in Terris han dado origen, en los últimos sesenta años, a una mayor conciencia entre las personas de todo el mundo – aunque en distinta medida – de la necesidad de respetar la dignidad trascendental de las personas, sus derechos legítimos y su responsabilidad compartida de obrar para el bien común en un espíritu de solidaridad. También ha dado vida a movimientos que se esfuerzan con pasión en la protección y defensa de los derechos humanos y en la promoción de la paz a través del diálogo y la negociación. Sin embargo la plena realización de su profecía de paz sigue siendo un sueño lejano, que puede ser realizado solo a través de esfuerzos de colaboración por parte de hombres y mujeres de todas las tradiciones religiosas y de todos los sectores de la sociedad. Estos esfuerzos deben seguir avanzando en el futuro.

Las iniciativas dirigidas a promover la paz y el bien común universal no deben ceder al pesimismo, al desánimo y la renuncia. Estas actitudes pueden ser provocadas por casos de desprecio a la dignidad humana, a la negociación o a la limitación de los derechos y las libertades fundamentales de los ciudadanos, incluidos los derechos religiosos, por la intolerancia y el odio, por la injusticia y la discriminación, por la violencia y la agresión ante aquellos que son étnicamente, culturalmente, económicamente, lingüísticamente y religiosamente distintos, o contra los miembros más vulnerables de la sociedad. El pesimismo y el desánimo pueden estar presentes hoy, como lo estaban en 1963, sin embargo San Juan XXIII, como hombre de profunda esperanza, permaneció convencido de que la paz es posible, mientras esté basada en la verdad, en la justicia, en el amor y en la libertad. Estas son, como insistió San Juan Pablo II de feliz memoria, “condiciones esenciales para la paz” y “pilares fundamentales de la paz” (cf. Mensaje para la celebración de la Jornada Mundial de la Paz 2003 – Pacem in Terris: Un compromiso permanente, nn. 3-4). Como creyentes, debemos expresar nuestra aspiración por la paz a través de esfuerzos coherentes y concordantes, fundados en una fidelidad inquebrantable a estos pilares.

En nuestros esfuerzos por contribuir a la construcción de un mundo pacífico, utilizando todos los medios en nuestro poder, debemos reforzar estos pilares de la paz. Por este motivo, las familias, guiadas por el ejemplo de los padres y los ancianos, así como las instituciones educativas y los medios de comunicación, deberían desempeñar un papel preeminente en la aspiración del deseo de paz y en la enseñanza de los valores que construyen la paz en los hombres y mujeres de todas las edades.

El diálogo interreligioso posee un gran potencial para alimentar la confianza recíproca y la amistad social entre las comunidades interreligiosas, y se ha convertido, de hecho, en “una condición necesaria para contribuir a la paz en el mundo” (Papa Francisco, Discurso a la delegación de la Asociación de exalumnos de la Fraternidad Emouna, 23 de junio 2018). Por tanto, corresponde a las religiones y a los responsables religiosos esforzarse en animar a sus seguidores a ser personas cuya vida es moldeada por la verdad, la justicia, el amor y la libertad.

Que como creyentes irresponsables de nuestras respectivas religiones, con convicciones comunes y un sentido de responsabilidad compartida por el bienestar de la humanidad, podamos nosotros, cristianos e hindúes, esforzarnos sinceramente por convertirnos en artesanos de la paz. Que uniéndonos a los seguidores de otras tradiciones religiosas y a todas las personas de buena voluntad, podamos trabajar juntos para construir nuestro mundo sobre los cimientos duraderos de la verdad, la justicia, el amor y la libertad, de manera que todos puedan gozar de una paz auténtica y duradera.

¡Les deseamos a todos ustedes un feliz Deepavali!

Cardenal Miguel Ángel Ayuso Guixot, MCCJ
Prefecto

Mons. Indunil Janakaratne Kodithuwakku Kankanamalage
Secretario

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