ACCIONES COMPARTIDAS PARA CURAR A UNA HUMANIDAD Y A UNA TIERRA HERIDAS: DECLARACIÓN FINAL DEL VII COLOQUIO BUDISTA-CRISTIANO (16/11/2023)

En un momento en que tanto la familia humana como la Tierra viven las consecuencias, tanto positivas como negativas, de los desafíos globales y del rápido cambio actual, no se debe “ceder a la desesperación”, ya que “en medio de las nubes oscuras, aquellos que están profundamente arraigados en sus respectivas tradiciones religiosas y dispuestos a trabajar junto a todos pueden dar un rayo de esperanza a una humanidad desesperada”. Tras la conclusión del VII Coloquio budista-cristiano, en Tailandia, realizado del 13 al 16 de noviembre pasados, los representantes de los dos credos enlistan en una Declaración común los pasos necesarios para una acción común, desde el diálogo hasta la cooperación. Transcribimos a continuación el texto del documento, traducido del inglés:

Séptimo Coloquio Budista–Cristiano
Declaración final

El Dicasterio para el Diálogo Interreligioso, junto con la Universidad Mahachulalongkornrajavidyalaya, la Universidad Budista Mahamakut, la Orden Budista China de Sangha en Tailandia, Wat Phra Chetuphon, la Fundación Sirivadhanabhakdi, y la Conferencia de Obispos Católicos de Tailandia, organizaron el Séptimo Coloquio Budista–Cristiano, que tuvo lugar en Bangkok del 13 al 16 de noviembre de 2023.

El tema del coloquio fue Karuṇā y Agape en diálogo para sanar a una humanidad herida y a la Tierra. Alrededor de 150 budistas y cristianos de Camboya, Hong Kong, India, Japón, Malasia, Mongolia, Myanmar, Sri Lanka, Corea del Sur, Tailandia, Taiwán, el Reino Unido y la Santa Sede tomaron parte en el Coloquio junto con un representante de la Federación de Conferencias de Obispos Asiáticos.

Autoridades locales y representantes de otras religiones presentes en Tailandia, particularmente hindúes, musulmanes y sikh, ofrecieron sus mejores deseos en la sesión inaugural.

Acordamos que la humanidad de hoy está viviendo en un mundo que cambia rápidamente, con consecuencias positivas y negativas para la familia humana y para la Tierra. Más aún, nos encontramos en un momento crucial en que la gente en todo el mundo está enfrentando una multitud de retos globales ante los cuales nadie es completamente inmune.

Sin embargo, en estos tiempos problemáticos, nos rehusamos a ceder en la desesperación, pues creemos fuertemente que en medio de las nubes oscuras, aquellos que están profundamente arraigados en sus respectivas tradiciones religiosas y desean trabajar juntos con todos pueden traer un rayo de esperanza a la humanidad desesperada. Como Budistas y Cristianos, vemos al Buda y a Jesús como Grandes Sanadores. El Buda señaló a la ambición y Jesús al pecado como la causa del sufrimiento. A muchos niveles, Jesús y el Buda propusieron el amor y la compasión como una medicina para extraer la oscuridad del corazón humano y del mundo. Alimentados por sus enseñanzas espirituales respectivas, los Budistas y los Cristianos, por miles de años, han adoptado formas compasivas de vivir para enfrentar el sufrimiento de la vida.

Creemos que hoy más, que nunca necesitamos trabajar juntos y con un gran sentido de responsabilidad coincidimos en lo siguiente:

Reconocer: A pesar de que nuestras respecto las enseñanzas religiosas nos invitan a construir una cultura de compasión, a menudo volteamos la mirada a los sufrimientos de hoy. Deploramos las palabras y acciones que han contribuido voluntaria o involuntariamente a sembrar muerte y destrucción, odio y venganza. Necesitamos reconocer que pertenecemos a una familia humana y debemos a todos igual dignidad y respeto.

Dialogar: Estamos convencidos de que no habrá paz sin diálogo. El diálogo puede prevenir la violencia, sanar tanto a la víctima herida como al perpetrador e inspirar a las personas a encontrar formas no violentas de resolver los conflictos. Puede movilizar a distintos grupos religiosos a buscar la justicia y la verdad, a proteger el planeta y a protestar contra su destrucción.

Cultivar: individualmente así como socialmente, necesitamos cultivar la empatía por el sufrimiento de otros y por el medio ambiente. Por tanto, necesitamos la compasión en decisiones políticas y económicas para prevenir la exclusión y la inequidad y para fomentar la inclusión, la justicia y el respeto.

Cooperar: Nadie se salva solo; solo podemos salvarnos juntos ya que estamos interconectados y somos interdependientes. Por tanto, necesitamos cooperar con todos: sociedad civil, seguidores de otras religiones, personal de los medios, gobiernos, instancias internacionales, comunidades académicas y científicas, y todas las demás partes interesadas para fomentar un mundo inclusivo.

Innovar: Poseemos obras religiosas clásicas y siglos de experiencia y sabiduría. Necesitamos hacerlos relevantes a nuestra humanidad herida y salvar al planeta golpeado. Por ello debemos abogar por esfuerzos académicos entre instituciones académicas y de investigación que tengan la meta de ayudar a los movimientos religiosos a cambiar cómo perciben, piensan y conciben a los demás así como al planeta.

Educar: Familias, comunidades, instituciones educativas, líderes religiosos y medios de comunicación tienen un papel principal que jugar en educar a todos, especialmente a los niños, para relaciones de cuidado y para compartir mutuamente y con el medio ambiente. Además, para inspirar y despertar a nuestra sociedad, necesitamos contar las historias de individuos que han hecho sacrificios para ayudar a otros y al planeta.

Orar: Creemos que la oración y la meditación pueden hacer que cambien las cosas a través de la purificación de nuestros corazones y mentes; engendrando amor-bondad, misericordia y perdón donde hay odio y venganza creando un espíritu de respeto y cuidado por los demás y por la Tierra. Necesitamos despertar nuevamente la energía espiritual de nuestros respectivos seguidores.

Los participantes expresan su gratitud a los organizadores por la atmósfera espiritual en la Universidad Mahachulalongkornrajavidyalaya y por la hospitalidad tailandesa que los ayudó a comprometerse mutuamente con amistad y respeto. También afirman su ardiente deseo por trabajar juntos para implementar los frutos de este Coloquio en sus respectivas regiones.

Se decidió que el Octavo Coloquio Budista–Cristiano se realizará en Phnom Penh, Camboya, en 2025.

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