QUE LOS CATÓLICOS Y LOS MENONITAS TENGAN LA VALENTÍA DE AMAR: MENSAJE DE LEÓN XIV AL MOVIMIENTO ANABAPTISTA EN SU 500º ANIVERSARIO (29/05/2025)

Los Menonitas se reunieron en Zurich, Suiza, para conmemorar los 500 años desde la fundación del Movimiento Anabaptista, una denominación protestante cristiana que tuvo su origen en el siglo XVI. El Papa León XIV envió un mensaje a los participantes por la conmemoración este 29 de mayo, fechado el pasado día 23, recordando las primeras palabras de Jesús Resucitado: “¡La paz esté con ustedes!”. El Santo Padre hizo notar que el evento ocurre en el tiempo de Pascua y subrayó el deseo fundacional del Movimiento Anabaptista de novedad y renovación radicales. Publicamos a continuación, el texto de su mensaje, traducido del inglés:

A los participantes en la conmemoración de los
500 años del Movimiento Anabaptista
Zurich

Queridos amigos, mientras están reunidos para conmemorar los 500 años del movimiento anabaptista, los saludo cordialmente con las primeras palabras pronunciadas por Jesús resucitado: «¡La paz esté con ustedes!» (Jn 20, 19).

En la alegría de nuestra celebración de la Pascua, como podemos dejar de reflexionar en la aparición de Cristo la tarde de aquel «primer día de la semana» (ibid.), cuando Jesús no sólo entró a través de los muros y las puertas cerradas, sino que atravesó los corazones temerosos de sus discípulos. Además, al impartir su gran don de la paz, Cristo fue sensible a la experiencia de sus discípulos, sus amigos, y no escondió los signos de su Pasión aún visibles en su cuerpo glorioso.

Al acoger la paz del señor y aceptar su llamada, que implica estar abiertos a los dones del Espíritu Santo, todos los seguidores de Jesús pueden sumergirse en la radical novedad de la fe y la vida cristiana. En efecto, tal deseo de renovación caracteriza al propio movimiento anabaptista.

El lema elegido para su celebración, “La valentía de amar”, nos recuerda, sobre todo, la necesidad de que los católicos y los menonitas realicen todos los esfuerzos para vivir el mandamiento del amor, el llamado a la unidad cristiana y el mandamiento de servicio hacia el prójimo. De la misma forma, subraya la necesidad de honestidad y gentileza al reflexionar sobre nuestra historia común, que incluye heridas dolorosas y narraciones que influencian las relaciones y las percepciones católico-menonitas hasta nuestros días. Qué importante es, entonces, esa purificación de los recuerdos y esa relectura común de la historia que puedan permitirnos curar las heridas del pasado y construir un nuevo futuro a través de la “valentía de amar”. Más aún, sólo así el diálogo teológico y pastoral puede dar fruto, un fruto duradero (cf. Jn 15, 16).

¡Ciertamente no es una tarea fácil! Sin embargo, fue precisamente en particulares momentos de prueba que Cristo reveló la voluntad del Padre: fue cuando, desafiado por los fariseos, nos enseñó que los dos mandamientos más grandes son amar a Dios y al prójimo (cf. Mt 22,34-40); fue en la vigilia de su Pasión, cuando habló de la necesidad de la unidad: «que todos sean uno… para que el mundo crea» (Jn 17, 21). Mi deseo para cada uno de nosotros, entonces, es poder decir, citando a San Agustín: «toda mi esperanza está puesta en la inmensa grandeza de tu misericordia. Da lo que mandas y manda lo que quieras» (Confesiones, X, 29.40).

Finalmente, nunca en el contexto de nuestro mundo destrozado por la guerra, nuestro continuo camino de sanación y fortalecimiento de la fraternidad desempeña un papel fundamental, porque entre más unidos está en los cristianos, más eficaz será nuestro testimonio de Cristo, Príncipe de la Paz, en la construcción de una civilización de encuentro del amor.

Con estos sentimientos, les aseguro mi oración para que nuestras relaciones fraternas se fortalezcan y crezcan. Sobre cada uno de ustedes invoco la alegría y la serenidad que provienen del Señor resucitado.

Desde el Vaticano, 23 de mayo 2025

Papa León XIV

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