APRENDAMOS CADA VEZ MÁS A ESCUCHAR, PARA ENTRAR EN DIÁLOGO: HOMILÍA DE LEÓN XIV EN LA MISA EN LAS GRUTAS VATICANAS (11/05/2025)

Este 11 de mayo por la mañana, el Santo Padre León XIV se dirigió a las Grutas Vaticanas para celebrar la Santa Misa en el altar cercano a la tumba de Pedro. Concelebró con Su Santidad el Prior General de la Orden de San Agustín, el P. Alejandro Moral Anton. Al final de la Misa, el Papa se detuvo en oración frente a las tumbas de sus Predecesores y ante el “nicho de los Palios”. Reproducimos a continuación el texto de su homilía, traducido del inglés y el español:

Iniciaré con una palabra en inglés y quizá otra en italiano.

El Evangelio que acabamos de escuchar en este Domingo del Buen Pastor: mis ovejas escuchan mi voz, yo las conozco y ellas me siguen.

Pienso acerca del Buen Pastor, especialmente en este domingo, que es tan significativo en el tiempo de Pascua. Al celebrar el inicio de esta nueva misión del Ministerio al que la Iglesia me ha llamado, no hay mejor ejemplo que Jesucristo mismo, a quien entregamos nuestras vidas y de quien dependemos. Jesucristo, a quien seguimos, Él es el Buen Pastor y Él es quien nos da la vida: el camino, la verdad y la vida. Así que nosotros celebramos con alegría este día y apreciamos profundamente su presencia aquí.

Hoy es el Día de la Madre. Creo que solo hay una madre presente: ¡Feliz Día de la Madre! Una de las más maravillosas expresiones del amor de Dios es el amor que es derramado por las madres, especialmente así a sus hijos y nietos.

Este domingo es especial por varias distintas razones: una de las primeras que quisiera mencionar son las vocaciones. Durante el reciente trabajo de los Cardenales, antes y después de la elección del nuevo Papa, hablamos mucho acerca de las vocaciones en la Iglesia y lo importante que es que todos nosotros busquemos juntos. Primero y ante todo dando un buen ejemplo en nuestras vidas, con alegría, viviendo la alegría del Evangelio, no desanimando a los demás, sino más bien buscando caminos para animar a los jóvenes a escuchar la voz del Señor y seguirla y a servir en la iglesia. “Yo soy el Buen Pastor”, nos dice.

Ahora agrego solamente una palabra también en italiano, porque esta misión que y llevamos a cabo ya no es a una sola Diócesis sino a toda la Iglesia: es importante este espíritu universal. Y lo encontramos también en la primera Lectura que escuchamos (Hch 13, 14.43-52). Pablo y Bernabé van a Antioquía, van primero con los judíos, pero ellos no quieren escuchar la voz del Señor, y comienzan entonces a anunciar el Evangelio a todo el mundo, a los paganos. Van, como sabemos, a esta gran misión. San Pablo viene a Roma, donde finalmente también él la lleva a cabo. Otro ejemplo del testimonio de un buen pastor. Pero hay también en ese ejemplo una invitación muy especial para todos nosotros. Lo decía también de una manera muy personal, es decir, anunciar el Evangelio a todo el mundo.

¡Ánimo! ¡Sin miedo! Muchas veces Jesús dice en el Evangelio: “No tengan miedo”. Es necesario ser valientes en el testimonio que damos, con la palabra y sobre todo con la vida: dando la vida, sirviendo, algunas veces con grandes sacrificios para vivir precisamente esta misión.

Vi una pequeña reflexión que me hace pensar mucho, porque también aparece en el Evangelio. En ese sentido, alguien preguntó: “Cuando piensas en tu vida, ¿cómo explicas a dónde has llegado?”. La respuesta que dan en esta reflexión, en un cierto sentido es también la mía, con el verbo “escuchar”. ¡Qué importante es escuchar! Jesús dice: “Mis ovejas escuchan mi voz”. Y pienso que es importante que todos nosotros aprendamos cada vez más a escuchar, para entrar en diálogo. Ante todo, con el Señor: siempre escuchar la Palabra de Dios. Después también escuchar a los demás, saber construir puentes, saber escuchar para no juzgar, no cerrar las puertas pensando que tenemos toda la verdad y nadie más puede decirnos nada. Es muy importante escuchar la voz del Señor, escucharnos, en este diálogo, y ver hacia dónde el Señor nos está llamando.

Caminemos juntos en la Iglesia, pidamos al Señor que nos dé esta gracia de poder escuchar su Palabra para servir a todo su pueblo.

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