EL PAPA ESPERA UN RENACIMIENTO MISIONERO EN FRANCIA: MENSAJE DE LEÓN XIV POR EL CENTENARIO DE LA CANONIZACIÓN DE TRES SANTOS FRANCESES (31/05/2025)

Tres santos ante los desafíos de la Iglesia en Francia. En un mensaje enviado a la Conferencia Episcopal de Francia, con fecha del pasado 28 de mayo, el Papa León XIV ha querido subrayar especialmente el aniversario de la canonización de tres santos franceses. “La magnitud de los desafíos que enfrenta la Iglesia de Francia, un siglo después, y la relevancia de estos tres modelos de santidad para enfrentarlos, me impulsan a invitarles a dar un enfoque particular a este aniversario”, inicia el texto, que transcribimos a continuación, traducido del francés:

Me alegra poder dirigirme por primera vez a ustedes, pastores de la Iglesia en Francia y, a través de ustedes, a todos sus fieles mientras, en este mes de mayo de 2025, se conmemora el 100º aniversario de la canonización de tres santos que, con la gracia de Dios, su país entregó a la Iglesia universal: San Juan Eudes (1601-1680), San Juan María Vianney (1786-1859) y Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz (1873-1897). Elevándonos a la gloria de los altares, mi predecesor Pío XI deseaba presentarlos al pueblo de Dios como maestros a los que hay que escuchar, es como modelos que hay que imitar y como poderosos intercesores a los que hay que orar e invocar. La amplitud de los desafíos que, un siglo después, se presentan a la Iglesia en Francia, y la pertinencia cada vez más actual de sus tres figuras de santidad para enfrentarlos, me impulsan a invitarles a darle un relieve particular a este aniversario.

En este breve mensaje, me detendré solo sobre un rasgo espiritual que Juan Eudes, Juan María Vianney y Teresa tienen en común y ofrecen de manera muy elocuente y atrayente a los hombres y mujeres de hoy: amaron sin reservas a Jesús de manera sencilla, fuerte y auténtica; experimentaron su bondad y su ternura en una particular cercanía cotidiana, y dieron testimonio de Él en un admirable impulso misionero.

El llorado Papa Francisco nos dejó, un poco como un testamento, una bella encíclica sobre el Sagrado Corazón en la que afirma: “de la herida del costado de Cristo sigue surgiendo ese río porque nunca se agota, que no pasa, que se ofrece siempre de nuevo a quien quiere amar. Solo su amor hará posible una nueva humanidad” (Dilexit nos, n. 219). No podría existir programa de evangelización y de misión más hermoso y más sencillo para su país: hacer descubrir a cada quien el amor de ternura y predilección que Jesús Siente por él, hasta el punto de transformar su vida.

Y, en tal sentido, nuestros tres santos son realmente maestros, de quienes los invito a hacer conocer y apreciar incesantemente su vida y doctrina al Pueblo de Dios. ¿No fue acaso San Juan Eudes el primero en haber celebrado el culto litúrgico de los corazones de Jesús y de María?; San Juan María Vianney, ¿no fue acaso un párroco apasionadamente dedicado a su ministerio que afirmaba: “el sacerdocio es el amor del Corazón de Jesús”?; y finalmente, Santa Teresa de Jesús y de la Santa Faz, ¿no es acaso la gran Doctora en scientia amoris que nuestro mundo necesita, ella que “respiraba” el nombre de Jesús en cada instante de su vida, con espontaneidad y frescura, y que enseñó a los más pequeños un camino “muy fácil” para tener acceso a Él?

Conmemorar los cien años de la canonización de estos tres santos es, ante todo, una invitación a dar gracias al Señor por las maravillas que realizó en esta tierra de Francia durante los largos siglos de evangelización y vida cristiana. Los santos no aparecen espontáneamente, sino que, a través de la gracia, surgen al interior de comunidades cristianas vivas que han sabido transmitirles la fe, encender en sus corazones el amor de Jesús y el deseo de seguirlo. Esta herencia cristiana les pertenece todavía, impregna todavía profundamente su cultura y permanece viva en muchos corazones.

Es por ello por lo que formulo el deseo de que estas celebraciones no se limiten a evocar con nostalgia un pasado que podría parecer desvanecido, sino que despierten la esperanza y susciten un nuevo impulso misionero. Dios pudo, con la ayuda de los santos que les entregó y a quien ustedes celebran, renovar las maravillas que realizó en el pasado. Santa Teresa, ¿no es acaso la Patrona de las misiones en las tierras mismas que la vieron nacer? San Juan María Vianney y San Juan Eudes, ¿no sabrán acaso hablar a la conciencia de tantos jóvenes de la bondad, de la grandeza y la fecundidad del sacerdocio, suscitando en ellos el deseo entusiasta y dándoles la valentía de responder generosamente al llamado, precisamente mientras la falta de vocaciones se hace sentir dolorosamente en sus diócesis y los sacerdotes cada vez más puestos duramente a prueba? Aprovecho la ocasión para agradecer desde lo profundo del corazón a todos los sacerdotes de Francia por su compromiso valiente y perseverante y deseo expresarles mi paternal afecto.

Queridos hermanos Obispos, invocó la intercesión de San Juan Eudes, de San Juan María Vianney y de Santa Teresa del Niño Jesús y de la Santa Faz, por su país y por el Pueblo de Dios que peregrina allí con valentía, bajo los vientos contrarios y a veces hostiles de la indiferencia, del materialismo y el individualismo. Que vuelvan a dar valentía a este Pueblo, en la certeza de que Cristo realmente ha resucitado, Él, el Salvador del mundo.

Implorando sobre Francia la protección materna de su poderosa Patrona, Nuestra Señora de la Asunción, le concedo a cada uno de ustedes y a todas las personas encomendadas a su cuidado pastoral, la Bendición Apostólica.

Desde el Vaticano, 28 de mayo 2025

LEÓN XIV

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