DIFUNDIR LA CULTURA DEL CUIDADO: PALABRAS DEL PAPA A LOS MIEMBROS DE “APOTECA NATURA” (14/11/2022)

Armonía y cuidado: estas son las dos palabras con las que el Papa Francisco resumió la intuición original de la red de farmacias “Apoteca Natura”, que cuida a las personas respetando la fisiología del organismo y el medio ambiente, al encontrarse con los miembros de este grupo, al mediodía de este 14 de noviembre en la Sala Clementina del Palacio Apostólico, a quienes animó a seguir aportando al crecimiento de una economía diferente, centrada en la persona y el bien común. Reproducimos a continuación el texto de su mensaje, traducido del italiano:

Queridos amigos, buenos días y bienvenidos:

Agradezco al Dr. Massimo Mercati por sus palabras y por las publicaciones que en su momento envió. Gracias.

Su experiencia de buscar en la naturaleza las respuestas a los problemas de salud me hizo pensar en la Amazonia. No en la brujería de la Amazonia, sino en la Amazonia. Sé que ustedes pueden entender muy bien esta asociación de ideas. Las poblaciones autóctonas – en la Amazonia como en otras partes del mundo – son depositarias de ricos patrimonios de terapias naturales; pero incluso éstos desafortunadamente corren el riesgo de perderse si se extinguen las culturas originarias. Y las culturas originarias tienen esta actitud, siempre, con la creación, con el medio ambiente, del buen vivir, que no es la dolce vita o pasársela bien, no, es la armonía del vivir de la persona, de la familia, del pueblo con la creación.

Veo en su trabajo un signo positivo de los tiempos: una forma creativa de hacer empresa y de generar trabajo a partir de una intuición integralmente ecológica, una intuición que responde a la exigencia prioritaria hoy de reencontrar una nueva armonía entre nosotros los seres humanos y la creación.

Y en la red de sus farmacias veo también otra feliz intuición: el intento por desarrollar la que ya es per se una característica de los farmacéuticos, es decir una relación personalizada con la gente del territorio, una cierta capacidad de escucha para poder aconsejar, orientar... Sin embargo, si bien no se trata de una invención suya, ustedes se proponen “invertir” en este aspecto, que es muy importante en la óptica de una asistencia de salud básica. Desafortunadamente, por varios motivos, la figura del médico familiar casi ha desaparecido y el riesgo es que, para privilegiar la “excelencia”, se olvide la buena calidad de los servicios de salud territoriales, o que éstos resulten tan burocratizados y sujetos a la informática, que las personas ancianas poco instruidas se encuentren de hecho excluidas o marginadas. Obviamente las farmacias no pueden suplir lo que compete al servicio de salud nacional, pero ciertamente pueden salir al encuentro de la necesidad real de la gente compensando ciertas carencias.

Volvamos a lo que me parece es la intuición original de su actividad. Se podría resumir en dos palabras: armonía y cuidado.

Armonía es un concepto que considero importante. Tiene también un alto valor teológico y espiritual; además se puede considerar un nombre de Dios, porque el Espíritu Santo es Él mismo Armonía. Por eso la creación, precisamente como tal, es decir “creada” por Dios que es armonía, refleja el designio del Creador y, aún estando íntimamente marcada por el mal que la ha contaminado, aspira siempre al bien y a la armonía. San Pablo escribiendo a los Romanos toca esta realidad diciendo que «la creación ha sido sometida a la transitoriedad» y ella misma «gime y sufre dolores de parto hasta hoy» (Rom 8, 20.22). En el multiforme fenómeno del cosmos y, en particular, de la vida en todas sus expresiones, podemos reconocer un designio, Pablo habla incluso de «ardiente expectativa de la creación» (Rom 8, 19), casi como si la esperanza de Dios – esperanza de salvación y comunión – se reflejara en su creación.

Hoy, en un mundo globalizado e interconectado, se hace cada vez más evidente el enfrentamiento entre dos culturas: la cultura del consumismo y del descarte – es una cultura: ambas van juntas, cultura del consumismo y del descarte –, que es una forma de nihilismo, y después la cultura del cuidado, por otra parte. Debemos escoger: ¡no existe otra posibilidad de ir adelante! Hoy no se nos permite permanecer neutrales. Se impone una opción, porque el grito de la tierra y el grito de los pobres piden responsabilidad. Responder. La cultura del consumismo y del descarte es muy generalizada y condiciona muchos de nuestros comportamientos cotidianos y así incluso la cultura del cuidado se expresa en muchas pequeñas y grandes decisiones, que cada uno está llamado a realizar, según el papel que desempeña. La Encíclica Laudato si’ ha querido ser, para toda la iglesia y para todos los hombres y mujeres de buena voluntad, un llamado a asumir con conciencia y decisión la actitud del cuidado. Y, por lo que les conozco, me parece que puedo decir que su trabajo responde a esta lógica y a este estilo de vida: entrar en la cultura del cuidado.

Cada uno, en su propio papel, puede contribuir a difundir la cultura del cuidado. Les agradezco por lo que hacen, a partir de su campo de trabajo, buscando dar un aporte concreto para hacer crecer una economía distinta, una economía centrada en la persona y en el bien común. Bendigo de corazón a todos ustedes y a sus familias. Y por favor, les pido orar por mí. Gracias.

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