CAMBIEN EL MUNDO Y NO SEAN ESCLAVOS DEL CELULAR: ÁNGELUS DEL 20/11/2022
Al final de esta celebración deseo expresar mi reconocimiento a la Diócesis, a la provincia y a la ciudad de Asti: ¡gracias por la acogida calurosa que me han ofrecido! Estoy muy agradecido con las autoridades civiles y religiosas también por los preparativos que han hecho posible esta deseada visita. A todos quisiera decirles que a la fame propri piasi’ encuntreve! [en dialecto piamontés: ha sido un placer encontrarme con ustedes]; y desearles: ch’a staga bin! [que estén bien]
Un pensamiento y un abrazo especial quisiera dirigir a los jóvenes —gracias por haber venido tan numerosos—. Desde el año pasado, precisamente en la Solemnidad de Cristo Rey se celebra en las Iglesias particulares la Jornada Mundial de la Juventud. El tema, el mismo que el de la próxima JMJ de Lisboa, a la que renuevo la invitación a participar, es «María se levantó y partió de prisa» (Lc 1, 39). La Virgen hizo esto cuando era joven, y nos dice que el secreto para mantenerse jóvenes está precisamente es esos dos verbos, levantarse y partir. Me gusta pensar en la Virgen que partió de prisa, realmente se fue de prisa, fue de prisa y muchas veces yo le pido, a la Virgen: “Date prisa en resolver este problema”. Levantarse y partir: no quedarse quietos pensando en uno mismo, desperdiciando la vida persiguiendo las comodidades o la última moda, sino apuntar a lo Alto, ponerse en camino, salir de los propios miedos para tender la mano a quien lo necesita. Y hoy hacen falta jóvenes realmente “transgresores”, no conformistas, que no sean esclavos de un celular, sino que cambien el mundo como María, llevando Jesús a los demás, cuidando a los demás, construyendo comunidades fraternas con los demás, realizando sueños de paz.
Nuestro tiempo está viviendo una hambruna de paz: estamos viviendo una hambruna de paz. Pensemos en tantos lugares del mundo flagelados por la guerra, en particular en la martirizada Ucrania. ¡Manos a la obra y sigamos orando por la paz! Oremos también por las familias de las víctimas del grave incendio ocurrido en los días pasados en un campo de refugiados en Gaza, en Palestina, donde murieron también varios niños. Que el Señor acoja en el cielo a los que perdieron la vida y consuele a esa población tan probada por años de conflicto. Y ahora invocamos a la Reina de la Paz, la Virgen, a la que está dedicada esta hermosa Catedral. A ella encomiendo a nuestras familias, a los enfermos y cada uno de ustedes, con las preocupaciones y las buenas intenciones que llevan en el corazón.
Comentarios