LA IA PUEDE ABRIR NUEVOS HORIZONTES DE IGUALDAD O FOMENTAR CONFLICTOS: MENSAJE DE LEÓN XIV A CONFERENCIA SOBRE INTELIGENCIA ARTIFICIAL (20/06/2025)

En su mensaje dado a conocer este 20 de junio, a los participantes en la Segunda Conferencia Anual sobre Inteligencia Artificial, Ética y Gobierno Corporativo, que concluye hoy en el Palacio Apostólico Vaticano, el Papa León XIV exhorta a preservar la apertura humana «a la verdad y la belleza», cualidades que nos permiten «captar y procesar la realidad». La verdadera «sabiduría», subraya, consiste en reconocer el «verdadero sentido de la vida», más que en la «disponibilidad de datos». Reproducimos a continuación el texto del mensaje, traducido del inglés:

Con ocasión de esta Segunda Conferencia Anual en Roma sobre la Inteligencia Artificial extiendo mis buenos deseos en la oración a quienes participan en ella. Su presencia da testimonio de la necesidad urgente de una seria reflexión y una continua discusión sobre la dimensión ética inherente a la IA, así como a su responsable gobernanza. Al respecto, me complace que el segundo día de esta Conferencia tendrá lugar en el Palacio Apostólico, una clara señal del deseo de la Iglesia por participar en estas discusiones que afectan directamente el presente y el futuro de nuestra familia humana.

Junto con este extraordinario potencial en beneficio de la familia humana, el rápido desarrollo de la IA también despierta profundas preguntas acerca del uso adecuado de tal tecnología para generar una sociedad global auténticamente más justa y humana. En este sentido, mientras que es, sin dudarlo, un producto excepcional del genio humano, la IA es “sobre todo una herramienta” (Papa Francisco, Discurso en la Sesión del G7 sobre Inteligencia Artificial, 14 de junio 2024). Por definición, las herramientas señalan hacia la inteligencia humana que las creó y toman mucho de su fuerza ética a partir de las intenciones de los individuos que las manejan. En algunos casos, la IA ha sido utilizada en maneras positivas e incluso nobles para promover una mayor igualdad, pero existe también la posibilidad de su mal uso para una ganancia egoísta a costa de otros, o aún peor, para fomentar el conflicto y la agresión.

Por su parte, la Iglesia desea contribuir a una discusión serena e informada sobre estas urgentes cuestiones subrayando sobre todo la necesidad de sopesar las ramificaciones de la IA a la luz del “desarrollo integral de la persona humana y la sociedad” (Nota Antiqua et Nova, 6). Esto implica tener en cuenta el bienestar de la persona humana no sólo materialmente, sino intelectual y espiritualmente; significa salvaguardar la inviolable dignidad de cada persona humana y respetar las riquezas culturales y espirituales y la diversidad de los pueblos del mundo. Finalmente, los beneficios o riesgos de la IA deben ser evaluados precisamente de acuerdo con este criterio ético superior.

Tristemente, como el difunto Papa Francisco señaló, nuestras sociedades actuales están experimentando una cierta “pérdida, o al menos un eclipse, del sentido de lo que es humano”, y esto a su vez, nos desafía a todos a reflexionar más profundamente en la verdadera naturaleza y carácter único de nuestra dignidad humana compartida (Discurso en la Sesión del G7 sobre Inteligencia Artificial, 14 de junio 2024). La IA, especialmente la IA generativa, ha abierto nuevos horizontes a muchos distintos niveles, incluyendo el mejoramiento de la investigación en el cuidado de la salud y el descubrimiento científico, pero también plantea preguntas inquietantes sobre sus posibles repercusiones en la apertura de la humanidad a la verdad y la belleza, en nuestra habilidad distintiva para captar y procesar la realidad. Reconocer y respetar lo que es característico únicamente de la persona humana, es esencial para la discusión sobre cualquier marco ético adecuado para la gobernanza de la IA.

Todos nosotros, estoy seguro, estamos preocupados por los niños y los jóvenes, en las posibles consecuencias del uso de la IA en su desarrollo intelectual y neurológico. Nuestros jóvenes deben ser ayudados, y no obstaculizados, en su viaje hacia la madurez y la verdadera responsabilidad. Son nuestra esperanza para el futuro, y el bienestar de la sociedad depende de que se les dé la habilidad para desarrollar sus dones y capacidades dados por Dios, y para responder a las demandas de los tiempos y las necesidades de los demás con un espíritu libre y generoso. Nunca ninguna generación ha tenido un acceso tan rápido a la cantidad de información que ahora está disponible a través de la IA. Pero nuevamente, el acceso a los datos – sin importar qué tan extenso sea – no debe ser confundido con la inteligencia, que necesariamente “involucra la apertura de la persona a las preguntas últimas sobre la vida y refleja una orientación hacia la Verdad y el Bien” (Antiqua et Nova, n. 29). Al final, la verdadera sabiduría tiene más que ver con reconocer el verdadero significado de la vida, que con la disponibilidad de datos.

Bajo esta luz, queridos amigos, expreso mi esperanza de que sus deliberaciones también considerarán a la IA en el contexto del necesario aprendizaje intergeneracional que permitirá a los jóvenes integrar la verdad en su vida moral y espiritual, por tanto, informando sus decisiones maduras y abriendo el camino hacia un mundo de una mayor solidaridad y unidad (cf. ibid., 28). La tarea que está ante ustedes no es fácil, pero es de vital importancia. Al agradecerles por sus esfuerzos ahora y en el futuro, cordialmente invoco sobre ustedes y sus familias las bendiciones divinas de sabiduría, alegría y paz.

Desde el Vaticano, 17 de junio 2025

LEO PP. XIV

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