La ira, definida como destructora de las relaciones humanas, estuvo en el centro de la reflexión del Papa Francisco en la catequesis de este 31 de enero. Tiene una fuerza penetrante que perdura en el tiempo, dijo el Santo Padre, por lo que debe remediarse rápidamente ejercitando
“el arte del perdón, en la medida en que esto sea humanamente posible”, recordando por otra parte, que no se es humano ni cristiano si uno no se indigna ante una injusticia.
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