TRABAJO SINÉRGICO PARA PRESERVAR LAS FUENTES AUDIOVISUALES DEL CATOLICISMO: PALABRAS DEL PAPA A LA FUNDACIÓN MEMORIAS AUDIOVISUALES DEL CATOLICISMO (12/01/2024)
Me da gusto dirigirme nuevamente a ustedes, después del mensaje en ocasión de la institución de la Fundación Memorias Audiovisuales del Catolicismo (MAC), para expresar mi profundo aprecio por el trabajo que se ha desarrollado en estos meses de actividad para el cuidado y la valoración de la memoria del patrimonio audiovisual.
El inicio de iniciativas de largo alcance como el proyecto dedicado al censo y descripción de las fuentes audiovisuales relativas a los jubileos del Siglo XX y los proyectos tendientes a redescubrir y difundir el patrimonio audiovisual de instituciones y sujetos relevantes para la historia de la Iglesia, como los del Hospital Pediátrico Bambino Gesù y de la Fundación Don Carlo Gnocchi, dan testimonio de la bondad de sus objetivos y de la eficacia de su método.
Como recientemente ya tuve forma de recordar, la falta de una institución central dedicada específicamente a conservar y a transmitir a las futuras generaciones la memoria audiovisual de los Pontificados y de la Iglesia, ha generado una situación sin un punto de referencia capaz de orientar con respecto a las adquisiciones más idóneas de la doctrina archivística y de hacer converger las intervenciones culturales hacia un horizonte común.
La Fundación Memorias Audiovisuales del Catolicismo es la respuesta nacida siguiendo mis indicaciones y traza hoy un camino que merece ser aún más desarrollado: el involucramiento de importantes Universidades, centros de investigación y socios tecnológicos en los proyectos, así como el desarrollo concreto de una coordinación con los institutos dedicados a la conservación del patrimonio audiovisual de la Iglesia, delinean un modelo a seguir, ulteriormente valorado y convalidado con autoridad por la colaboración que la Fundación ha estructurado con la Biblioteca Apostólica Vaticana y el Archivo Apostólico Vaticano.
El trabajo de la Fundación MAC recuerda además la necesidad de un desarrollo cultural con respecto al enfoque general de los archivos eclesiásticos a las fuentes audiovisuales que las coloca en posibilidad de impulsar también la misma maduración historiográfica de ciertos aspectos centrales de la vida de la Iglesia de los siglos XIX y XX en adelante. Es sabido, de hecho, que, debido a sus propias especificidades, la documentación audiovisual tiene costos de administración que a muchas instituciones archivísticas les cuesta trabajo enfrentar, ya sea en términos del tiempo como de recursos económicos y humanos, por lo cual la elaboración de una dirección de trabajo unitario y la perspectiva de soluciones compartidas con respecto a problemas comunes parece hoy el único camino posible. La urgencia por invertir y programar acciones específicas en este campo es por tanto imperativa, para que los costos económicos sean ciertamente menores de los que se pagarían desde el punto de vista histórico, cultural y religioso con la pérdida irremediable de tanto patrimonio audiovisual católico.
Por estos motivos, siento que debo animar con fuerza la continuación de las iniciativas emprendidas y, si me lo permiten, pedirles que comiencen a ordenar, según los criterios científicos actualizados a la más reciente doctrina archivística, el patrimonio de la Filmoteca Vaticana que, aunque modesto en su extensión cuantitativa, en este marco asume hoy un valor particular en virtud del interés que implican desde el punto de vista histórico-cultural las modalidades de adquisición de la documentación audiovisual que ahí se conserva según las líneas dictadas por mis Predecesores. En este sentido acojo con particular favor, el proyecto de relación por parte de la Fundación MAC de los filmes sobre los Jubileos depositados en la Filmoteca Vaticana, que implicará a importantes instituciones, centros de investigación y patrocinadores institucionales. En vista del Año Santo 2025, esta me parece una manera virtuosa para señalar a todos un camino posible y necesario para valorar nuestro rico pero frágil patrimonio audiovisual eclesiástico.
Les deseo un trabajo cada vez más fructífero y les agradezco por lo que llevan a cabo. Hagan avanzar con generosidad y pasión este valioso servicio cultural. Los bendigo de corazón.
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